En este artículo voy a hablar de otra gran mujer de la antigüedad, una mujer contemporánea a Cleopatra, de la que hablé el mes pasado, y que tienen en común a Marco Antonio. Estoy hablando de Octavia la Menor, hermana de Octavio Augusto y que sirvió como peón en la carrera política de este, y, por qué no decirlo, también fue considerada, y alabada en su momento, por ser modelo de mujer virtuosa romana.
Empecemos por el principio, Octavia la Menor es la hermana mayor del primer emperador romano, Octavio Augusto, hija de Gayo Octavio y Acia, sobrina-nieta de César; estuvo casada con Gayo Marcelo, enemigo de César, aunque fue perdonado tras la Farsalia, y más tarde con Marco Antonio, con quien se casó estando aún embarazada de su primer marido.
Octavia fue usada como peón para mantener alianzas, especialmente entre los triunviros, y normalmente en estas la participación de la mujer era pasiva. Es decir, ellas no tenían derecho a opinar ni a quejarse, solo acataban. Suetonio nos cuenta cómo César para mantener el parentesco con Pompeyo y tener a este a su favor, le ofrece como esposa a Octavia, nieta de su hermana, pero este declinó el ofrecimiento. Los hijos de Octavia también sirvieron para establecer alianzas de esta clase.
Augusto, entonces Octavio, posteriormente, va a casar a su hermana con Marco Antonio, de nuevo para crear alianzas y unidad entre los triunviros a los que pertenecían tanto él como Marco Antonio y junto con Lépido.
Marco Antonio nunca ocultó su relación con Cleopatra a Octavia, hasta que en el 32 a.C. Marco Antonio se va a divorciar de ella, lo que probablemente no sentara muy bien a Octavio, y ella decide, en contra de la opinión de su hermano, educar a sus hijos comunes y al hijo que tuvo Marco Antonio con Fulvia, su anterior esposa, en su casa de Roma.
En total, Octavia tuvo cinco hijos: tres con Gayo Marcelo, que son Marco Marcelo, Marcela la Mayor y Marcela la Menor; y dos con Marco Antonio, Antonia la Mayor y Antonia la Menor, esta última va a ser mujer y madre de grandes personalidades romanas.
Por lo que vemos, Octavia va a ser una mujer que se va a ver rodeada de importantes personalidades políticas de Roma, con lo que eso conlleva, al ser hermana, sobrina, nieta, hija, madre y abuela de…
Mujer virtuosa
Pero la cosa no se queda ahí, el papel de mujer virtuosa romana no lo ostentaba cualquiera, y es que Octavia sabía cuál era su sitio, por su puesto en aquella época, lo que difiere mucho de la nuestra, y mostraba una generosidad que muy pocos, incluso en la Roma de hace 2000 años, mostraban.
Me refiero a que no sólo se hizo cargo de sus cinco hijos, sino que también, como mencioné antes, se encarga de educar al hijo que Marco Antonio tuvo con Fulvia (él debía estar muy ocupado en Egipto para preocuparse por sus hijos), Julo Antonio.
Y sí, aún hay más, por si no fuera suficiente cuidar a seis niños –uno de ellos no era suyo– acoge en su casa y cría también a Cleopatra Selene II, Alejandro Helios y Ptolomeo Filadelfo, los hijos que Marco Antonio tuvo con Cleopatra.
A Octavia se la define, ya en su época, como mujer virtuosa, bondadosa, de gran belleza, leal y generosa; mantuvo su papel de esposa fiel, mujer modelo romana, se llegó a ocupar de nueve niños, de los cuales cuatro no eran sus hijos, y fue admirada por todo ello por sus contemporáneos. En cuanto al tema de los hijos, que puede ser lo que más llame la atención, quizá no se vea la necesidad ni la lógica detrás de las acciones de Octavia, pero lo cierto es que ella creía que esos niños, fueran de quien fuesen, merecían una oportunidad, ellos no eran culpables de nada, solo víctimas de las circunstancias.
Todo esto tuvo recompensa, su hermano mandó construir el Porticus Octaviae en su honor.
Si bien es cierto que los valores éticos del siglo I a.C. difieren mucho de los que tenemos en la actualidad, debemos reconocer, bajo ese filtro, que Octavia cumplía con todas las características de la buena mujer romana, pues hasta hay autores de la Antigüedad, como Suetonio o Tácito, que reconocían sus virtudes y la alababan.
Incluso su visión sobre los niños –esos hijos que tuvo ella– y los que tuvo Marco Antonio por otro lado, también es loable en nuestra época, la visión de que los hijos no son responsables de las decisiones de sus padres y que merecen oportunidades, como Octavia hizo desinteresadamente, incluso oponiéndose a la opinión de su hermano, futuro emperador Octavio Augusto, y que le permitió a ella mantenerse firme a sus valores.
Ejemplo de resiliencia
Octavia es un ejemplo de resiliencia, capaz de adaptarse a lo que le tocaba “por ser mujer”, de mantenerse firme y con dignidad a pesar de todo; pues, si bien es cierto que a Marco Antonio por ser hombre se le toleraba más su comportamiento, se alabó siempre a Octavia por su forma de ser, mientras que se criticó –aunque no fuera en gran medida– los desplantes que este le hacía a ella.
Al final, reflejándose en la actualidad, Octavia –igual que muchas otras mujeres– representa un modelo a seguir cuando se es víctima de una sociedad que te somete a un canon. Ella fue hija, hermana, esposa y madre, fue leal, mantuvo la estabilidad de su familia, permaneció firme ante las expectativas que depositaron en ella, sin llegar a dejar de lado sus creencias.
Muchas veces se ha comparado a Octavia con Cleopatra por ser contemporáneas, tanto físicamente como su carácter, pero si hablamos solo de la primera, vemos como la mujer era el peón en el tablero de ajedrez de la política romana que dirigían los hombres.
Un peón, como había muchos otros, que sin embargo podía hacer posibles muchas alianzas o enemistades, y en este caso Octavia se mantuvo leal y firme, procurando una alianza positiva en una época turbulenta donde la forma de hacer política se empezaba a tambalear ante el desgaste y el descontento social para con el Senado, el auge de la corrupción y la llegada de un nuevo régimen. En ese mundo, incluso dentro de la mujer virtuosa romana y de lo que ella se esperaba, Octavia la Menor destacó por su virtud, temple y resiliencia.
