Los verdugos de Franco en la Guerra Civil. Firmas y palabras que mataban

En la mayoría de los trabajos relacionados con la represión franquista se ha incidido en las víctimas, estos artículos ponen nombres y caras a los responsables directos de las atrocidades que cometieron


Dentro de los verdugos los hay que no apretaron el gatillo, pero desde sus despachos, sus tribunales, sus leyes, o por el poder que tenían sobre grupos militares o paramilitares, fueron tan verdugos como los que llevaban a cabo las ejecuciones, o daban las órdenes directas para que estas se llevaran a cabo.

ACEDO COLUNGA, Felipe. Abogado y militar. Coronel auditor del Ejército del Aire. Fue gobernador civil de Barcelona en la época del pistolerismo –principios del siglo XX-. Participó en la Sanjurjada, por lo que fue encarcelado. Tras ser amnistiado por Lerroux, pasó a formar parte como fiscal en los consejos de guerra que se llevaron a cabo tras la revolución de Asturias en 1934.

Felipe Acedo Colunga

Actuaba como fiscal sin el más mínimo atisbo de piedad; sus reiteradas manifestaciones así lo demuestran. En una memoria de la fiscalía escribió: Hay que desinfectar el suelo patrio previamente al solar patrio. Y he aquí la obra –pesadumbre y gloria- encomendada por azares del destino a la justicia militar (…) Hoy al terminarse en julio del 36 el proceso de nuestra decadencia justiciera con esta inmensa hoguera donde se está eliminado tanta escoria, aparecen problemas de magnitud extraordinaria que exceden y superan todo límite[1].

Acedo defendía que los fiscales no tenían porque ajustarse a la letra de la ley; es decir “saltarse a la torera” hasta sus propias leyes; según Acedo esto facilitaba el trabajo de la fiscalía: Olvidados de leyes y códigos la “nueva justicia” requiere de “espiritualidad juvenil”, entusiasmos no marchitados, optimismos eternos[2].

A comienzos de 1938, Acedo Colunga, elaboró el informe Memoria del Ejército de Ocupación; en este informe Acedo mantenía que los tribunales debían actuar sin misericordia; que no debía permitirse la igualdad entre fiscales y abogados defensores; asimismo defendía que las presuntas intenciones fueran tomadas de la misma manera que si hubieran consumado el hecho. Es decir condenar por un “si acaso”.

Acedo, por sistema solía solicitar la pena de muerte. En el proceso contra Julián Besteiro, y a pesar de reconocer que era un hombre honesto e inocente de cualquier delito de sangre, solicitó se le aplicara la pena de muerte.

No es de extrañar que tras lo que hemos visto del personaje, Acedo fuera un defensor del Tribunal de la Inquisición: el recuerdo del calumniado Tribunal de la Inquisición, que nos legó perspectivas penales dotadas de una intensa y españolísima originalidad, en los que acaso se encumbren doctrinas susceptibles de ser recogidas y puestas en práctica[3].

Acedo Colunga causante directo de muchas muertes, llevaba su paranoia a límites extremos. Obligó al dibujante Joaquín Muntañola ha que dejara de dibujar las viñetas que aparecían diariamente en El Correo Catalán, de un personaje que se llamaba Don Felipe; este personaje era bajito y calvo, y Acedo obligó a Muntañola a eliminarlo porque tenía el mismo nombre que él.

AGUILERA MUNRO, Gonzalo de (conde de Alba de Yetes. Capitán del Ejército y terrateniente salmantino. Fue oficial de prensa del general Mola y de Franco. Las ideas que destilaba Aguilera sólo pueden salir de una mentalidad sicópata. Juzguen ustedes la personalidad de este individuo por sus comentarios, y por sus hechos. El inglés Peter Kemp – que luchó en el bando franquista- dijo de Aguilera: Sus no menores conocimientos de vituperación durante la guerra civil le ganaron el apodo de “Capitán Veneno”

Gonzalo de Aguilera Munro

Cuando supo del levantamiento, ordenó a los braceros que tenía en su finca que se pusieran en fila, seleccionó a seis de ellos y los mató delante de sus compañeros, para que tomaran nota[4]. Esta “hazaña” se la contó él mismo a los periodistas Peter Kemp y Jean d`Hospital.

En una ocasión dijo a un periodista norteamericano: Todos nuestros males vienen de las alcantarillas. Las masas de este país no son como sus americanos, ni como los ingleses. Son esclavos […] Pero nosotros, las personas decentes, cometimos el error de darles alcantarillas, y las hicimos llegar a los barrios obreros […] El resultado es que el rebaño de esclavos crece sin cesar […] Cuando acabe la guerra destruiremos las alcantarillas […] Las cloacas son un lujo que debe reservarse a quiénes lo merecen, los dirigentes de España, no los esclavos.

Otra “perla” de Aguilera Munro: El gran error que han cometido los franquistas al empezar la Guerra Civil Española ha sido no fusilar de entrada a todos los limpiabotas. Un individuo que se arrodilla en el café o en plena calle a limpiarle los zapatos está predestinado a ser comunista. Entonces ¿por qué no matarlo de una vez y librarse de esa amenaza?

Al periodista norteamericano John T. Whitaker – al que en una ocasión amenazó de muerte- le confesó: Tenemos que matar, matar, ¿sabe usted? Son como animales, ¿sabe?, y no cabe apenas que se libren del virus del bolchevismo […] Nuestro programa consiste en exterminar un tercio de la población masculina de España. Con eso se limpiaría el país y nos desharíamos del proletariado. Además también es conveniente desde punto de vista económico. No volverá a haber desempleo en España, ¿se da cuenta?

Sobre la mujer tampoco tenía muy buen concepto, al mismo Whitaker le dijo: Por ejemplo, nos quieren timar con esa estupidez de la igualdad de las mujeres. Yo crio caballos y animales normalmente, ¿entiende? Lo sé todo sobre las mujeres. Se acabó la tontería de someter a un caballero a una acción judicial. Si una mujer le es infiel que le pegue un tiro, como a un perro. Cualquier interferencia de un tribunal entre un hombre y una mujer es repugnante[5]

Sus declaraciones al periodista norteamericano Knickerbocker provocaron que se discutiera en el Congreso de Estados Unidos, que papel debería tomarse respecto a la guerra civil española.

El 28 de agosto de 1964 asesinó a tiros a sus hijos Gonzalo y Agustín, su esposa logró escaparse de milagro. Falleció en el Hospital Psiquiátrico de Salamanca.

BILBAO EGUÍA, Esteban de. Abogado, ultracatólico y ultraconservador. Durante la dictadura de Primo de Rivera fue presidente de la Diputación de Vizcaya y miembro de la Asamblea Nacional Consultiva, como esta participación implicaba el reconocimiento de Alfonso XIII fue expulsado del Partido Carlista.

Esteban de Bilbao

Implicado en la Sanjurjada. Al estallar el golpe estaba detenido, siendo canjeado por el alcalde de Bilbao Ernesto Escoreca. En agosto de 1939 es nombrado ministro de Justicia. Decenas de miles de penas de cárcel y muerte llevaron su firma. Su actuación al frente del ministerio de Justicia hizo que Franco le otorgara el título de conde de Bilbao y Eguía.

Imputado por el juez Baltasar Garzón en la causa que abrió contra los crímenes de lesa humanidad perpetrados durante el franquismo.

DOMÍNGUEZ ARÉVALO, Tomás (conde de Rodezno). La trayectoria política de Domínguez Arévalo fue larga. Diputado y senador durante el reinado de Alfonso XIII. Fundó la Asociación de Terratenientes de Navarra, cuya única finalidad era negar todas las reivindicaciones de los trabajadores del campo. Entre 1932 y 1934 fue el Secretario General de la Junta suprema de la Comunión Tradicionalista, siendo sustituido por Fal Conde. Implicado en la Sanjurjada.

Tomás Domínguez Arévalo

Durante la conspiración que desembocaría en el 18 de julio, el conde de Rodezno fue el que negoció con Mussolini la ayuda a los sublevados. También fue el que negoció con el general Mola la incorporación de los carlistas al alzamiento.

Ministro de Justicia en el primer gobierno de Franco en 1938. Durante el cargo derogó todas las leyes promulgadas durante la II República, sentando las bases jurídicas del franquismo.

Imputado por el juez Garzón en la causa que abrió contra los crímenes del franquismo.

FAL CONDE, Manuel. Fue el Jefe de la Comunión Tradicionalista desde 1935 a 1955. Participó en la Sanjurjada lo que le costó estar encarcelado durante tres meses. Durante la conspiración fue el que acabó llegando a un acuerdo con el general Mola para la incorporación del Requeté.

Aunque no participara directamente en la represión, como máxima autoridad del carlismo es el responsable de la salvaje actuación de los requetés, especialmente en Navarra, Euskadi y Andalucía. Fal Conde era de los que defendía la mayor dureza en la represión.

Nacido en Higueras de la Sierra (Huelva) gustaba de ir por los pueblos andaluces arengando a las tropas carlistas, como hizo cuando los sublevados tomaron su población de nacimiento.

Fal Conde arengando a las tropas carlistas

Su pueblo, como otros de la provincia, por ejemplo Aracena fue tomado por las tropas carlistas que mandaba el comandante Luis Redondo. En todos los pueblos tomados por las tropas de Luis Redondo se llevó a cabo una feroz represión.

Fal Conde y Redondo en Aracena

A Fal Conde le parecía que la represión que se estaba llevando a cabo en el norte de España no era lo suficientemente dura. Por este motivo protestó ante el general Cabanellas por la “debilidad” con que se estaba llevando a cabo la represión en Guipúzcoa[6]. Las protestas que elevó por la poca represión en contra del clero vasco, en las que solicitaba que se les aplicará el bando de guerra a todos los sacerdotes nacionalistas llegaron, incluso, al cardenal Gomá.

Fal Conde fue imputado por Garzón en la causa que abrió contra los crímenes perpetrados durante el franquismo.

FERMOSO BLANCO, Francisco. General del Ejército. Nombrado gobernador civil de Burgos, sustituyendo al general Dávila, y continuando con la feroz represión en la ciudad castellana.

Francisco Fermoso Blanco

El 6 de octubre de 1936, Franco le nombró Gobernador General de la Junta Técnica del Estado, lo que suponía el mando de todas las fuerzas de orden público; se mantuvo en el cargo hasta el 4 de noviembre de 1936.

Vocal del Tribunal de Justicia Militar, que tenía como objetivo juzgar y condenar a todos los militares que no se habían sumado a la sublevación. Fermoso fue el que firmó el famoso bando que creaba el Día del Plato Único, que se llevaría a cabo los días 1 y 15 de cada mes.

Encausado por el juez Garzón en el sumario que abrió contra los crímenes de lesa humanidad perpetrados durante el franquismo.

FERNÁNDEZ MARTÍN, Manuel. Curioso personaje el que nos ocupa. En 1933 se matriculó para estudiar la carrera de Derecho en la Universidad de Sevilla, no llegando a llevar a cabo ningún examen. Dos años después se matricula en la Universidad de Madrid para, supuestamente, hacer la carrera de Medicina. En Madrid hizo lo mismo que en Sevilla, no presentarse a ningún examen.

En 1937 logra huir a la zona controlada por los franquistas haciéndose pasar por oficial médico, hasta que fue denunciado y tuvo que dejar la impostura. Poco después ingresa en el Cuerpo Jurídico Militar, haciéndose, en esta ocasión haciéndose pasar por abogado, actuando como fiscal. Justificaba que no pudiera mostrar ningún documento que avalara su título de abogado aludiendo a que estos estaban en zona «roja». Fernández actuó como fiscal en el juicio contra Julián Grimau.

Como fiscal siempre solicitaba la pena de muerte; una de sus bromas macabras era decir: La viuda de acusado que pase[7]. Fernández tenía fama por el maltrato e insultos que dedicaba a los acusados. Jiménez de Parga, que se enfrentó a Fernández en varios juicios decía de él: que era un verdadero hijo de perra[8]. También fue jefe del campo de concentración de presos políticos de Badajoz.

En 1961, el abogado Antonio Cares comienza a sospechar de Fernández; sospechas que fueron corroboradas tras las investigaciones que llevó a cabo. Cares le denunció, siendo juzgado en 1964 por el Consejo Supremo de Justicia Militar, y condenado a año y medio de prisión por usurpación de funciones y uso indebido del uniforme militar.

A pesar de que, según el propio Código de Justicia Militar, todos los casos en los que hubiera actuado Fernández debían anularse, a día de hoy esto no se ha llevado a cabo.

MARTÍNEZ ANIDO, Severiano. Personaje siniestro donde los haya. Martínez Anido fue el que, como gobernador militar de Barcelona entre febrero de 1919 y octubre de 1920, y posteriormente como gobernador civil entre noviembre de 1920 y octubre de 1922, protegió a los Sindicatos Libre, que no eran otra cosa que grupos de pistoleros dedicados a asesinar a obreros y sindicalistas. Se podría decir que Martínez Anido fue el creador de la ley de fugas, que tantas muertes provocó. Fue destituido por Sánchez Guerra el 23 de octubre de 1922 contrario a los métodos que utilizaba en la represión del sindicalismo de izquierdas.

Sobre su actuación en Barcelona manifestó: Lo que hice fue que se levantara el espíritu ciudadano…recomendando a los obreros libres que por cada uno que cayera deberían matar a diez sindicalistas.

Severiano Martínez Anido

Cuando Unamuno fue desterrado a Canarias en 1924 dijo: Yo cortaría varias cabezas de intelectuales, para que no molesten más. Si yo pudiera realizar mi programa, Unamuno no llegaría vivo a Fuerteventura ¡A mí me tienen sin cuidado los intelectuales!

Primo de Rivera le nombró ministro de la Gobernación en diciembre de 1925, y en enero de 1930 vicepresidente del consejo de ministros, con lo que era el máximo responsable del orden público en todo el país. Al proclamarse la República se exilió. Temía ser juzgado por sus actuaciones durante la dictadura de Primo de Rivera, y anteriormente. De hecho fue juzgado y condenado por los tribunales republicanos a 24 años de cárcel.

Una vez que estalló la sublevación regresó a España, nombrándole Franco ministro de Orden Público en enero de 1938. No fue casualidad su nombramiento, como señala el historiador británico Hugh Thomas: fue calculado con el fin de sembrar el pánico entre los republicanos.

Cuando era ministro de Orden Público con Franco, envió un grupo de policías a Alemania para que aprendieran los métodos de las SS. A mediados de enero de 1938 se incorporó a su ministerio un equipo de nazis dirigido por Heinz Jost, coronel de las SS y jefe del SD[9]. En abril de ese mismo año firmó un acuerdo con Himmler para intercambio de izquierdistas[10] y repatriación de judíos. El acuerdo se firmó el 31 de julio de 1938. Afortunadamente para muchos españoles, falleció el 24 de diciembre de 1938.

Inculpado por el juez Garzón en el proceso que abrió contra los crímenes cometidos durante el franquismo.

PÉREZ GONZÁLEZ, Blas. Abogado y decano de la Facultad de Derecho de Barcelona de 1927 a 1936. Tras la revolución de octubre, se encargó, como jurista militar, de de instruir en Barcelona las acusaciones contra los participantes en la revuelta, destacando por su extremada dureza a la hora de solicitar las condenas.

Blas Pérez González

Detenido tras el golpe por su actuación en 1934 y por haber colaborado en la conspiración, fue finalmente puesto en libertad gracias a la mediación de Felipe Sánchez Román[11].

Tras pasar a la zona franquista, el dictador le nombró Fiscal y Presidente del Tribunal Supremo el 10 de octubre de 1938. Pérez González fue uno de los creadores de las leyes represivas franquistas[12], que no dudó en poner en práctica mientras fue ministro de la Gobernación entre el 3 de septiembre de 1942 y el 25 de febrero de 1957.

Franco le alabó ante su primo Francisco Franco Salgado-Araujo: El ministro de la gobernación, don Blas Pérez González, me parece estupendo, es de lo más leal y vale mucho; es un abogado de primera fila… Tengo un gran afecto por este ministro.

Imputado por el juez Garzón en la causa abierta contra los crímenes de lesa humanidad perpetrados por el franquismo.

SERRANO SÚÑER, Ramón. Abogado y mano derecha de Franco durante muchos años. Era conocido como «el cuñadísimo» al estar casado con Ramona “Zita” Polo, hermana de la mujer de Franco, Carmen Polo. Se puede decir que él fue quién pergeñó el Nuevo Estado tras el final de la guerra. En 1933 había sido diputado por la CEDA.

Encarcelado por las autoridades republicanas en la Modelo de Madrid al poco de estallar la sublevación. Logró escapar cuando era trasladado a un centro hospitalario, huyendo a la zona controlada por los sublevados.

Serrano Suñer con uniforme de falangista

Fue ministro del Interior en el primer gobierno de Franco; asimismo dirigía los servicios de prensa y propaganda franquistas. En octubre de 1940 se hizo cargo del ministerio de asuntos Exteriores. Fue cesado tras los incidentes de Begoña el 16 de agosto de 1942.

El 26 de abril de 1938 creó la Delegación del Estado para la Recuperación de Documentos (DERD), dedicada a obtener archivos y clasificar toda la documentación posible sobre los partidos políticos, sindicatos y personas desafectas para facilitar su búsqueda y detención. Al final de la guerra reorganizó las fuerzas de seguridad, creando la Policía Armada.

Serrano Suñer era un ferviente admirador de nazis y fascistas. Admiración que aumentó al estallar la II Guerra Mundial. Serrano Suñer, junto con otros, como el general Yagüe era un claro partidario de que España participara en la contienda mundial al lado de las fuerzas del Eje. Él promovió la creación de la División Azul.

Franco con Mussolini y Serrano Súñer
Serrano Suñer con Hitler

En octubre de 1940 durante la visita de Himmler a España, llegó al acuerdo de que la Gestapo estableciera una oficina en la embajada alemana en nuestro país; asimismo aceptó que la Sischerheitsdienst (SD)[13], tuviera despacho en los consulados alemanes en España; así los espías nazis tendrían inmunidad diplomática, al igual que los españoles en Alemania y en la Francia ocupada.

Serrano Suñer con Himmler

Imputado por el juez Garzón en la causa abierta contra los crímenes del franquismo.

VALDÉS CAVANILLES, Luis. Otro africanista más de los que urdió el golpe de Estado. General de brigada, fue de los que se acogió a la ley Azaña pasando a la reserva.

Luis Valdés Cavanilles

En agosto de 1936 es nombrado gobernador militar de Salamanca. En diciembre de 1936 es nombrado gobernador general de la Junta Técnica de Estado, sustituyendo a Francisco Fermoso. Con Valdés como gobernador general aumentó la represión.

Una de sus principales tareas consistió en localizar a personas del Frente Popular, que siguieran ostentando algún cargo; la inmensa mayoría de los que localizaba fueron asesinados. Tras la disolución de la Junta  dejó de ocupar cargos de relevancia.

Imputado por el juez Garzón en el proceso que inició contra los crímenes de lesa humanidad perpetrados durante el franquismo.


Bibliografía reseñada en el capítulo

ANGOSTO, Pedro L. (2017): Diccionario del franquismo. Protagonistas y cómplices, Granada.

ESPINOSA MAESTRE, Francisco (2006): La justicia de Queipo, Barcelona.

ESPINOSA MAESTRE, Francisco (2011): Masacre. La represión franquista en Villafranca de los Barros, Sevilla.

PRESTON, Paul (2011): El holocausto español, Barcelona.


[1] Ver Espinosa, 2006: 251-275.

[2] Tomado de Espinosa, 2006: 251.

[3] Tomado de Espinosa, 2006: 275.

[4] Ver Preston, 2011: 29.

[5] Tomado de Angosto: 16-17.

[6] Ver Preston, 2011: 568.

[7] Tomado de Espinosa, 2011: 139.

[8] Tomado de Espinosa, 2011: 139.

[9] Condenado a muerte en el juicio de Nüremberg.

[10] Los brigadistas internacionales alemanes eran primero interrogados en España por la SS, y posteriormente enviados a Alemania.

[11] Fue ministro sin cartera en el gobierno que presidió, durante unas horas, Diego Martínez Barrio.

[12] Sus informes fueron la base de la Ley de Responsabilidades Políticas de 1939, la Ley para la Represión de la masonería y el comunismo de 1940, y la ley para la Seguridad del Estado, de 1941.

[13] Era el servicio de inteligencia de las SS, creado por Reinhard Heydrich.

José Luis Garrot Garrot
José Luis Garrot Garrothttps://asambleadigital.es
Historiador y arabista. Profesor de la UCM

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