España podría considerarse hoy en día el país vírico por excelencia; tenemos el coronavirus, el virus de los políticos ineptos, y para completar el cuadro el virus de una monarquía anacrónica, antidemocrática, inútil, y corrupta en algunos de sus miembros. Es decir tenemos a los Borbones.
Debemos recordar que el virus borbónico nos lo legó Franco al nombrar a Juan Carlos de Borbón como su sucesor. Partimos, pues, de una imposición de un genocida, colocándonos a un rey que había jurado lealtad a los principios fundamentales del Movimiento.
Un Juan Carlos del que algún día se sabrá qué papel jugó realmente en el intento de golpe de estado del 23-F –la versión oficial yo no me la creo, por muy estupendos que se pongan los políticos de entonces, que suelen ser los mismos que mantienen que tuvimos una transición modélica-. Un Juan Carlos, que siguiendo el ejemplo familiar, sobre todo de su abuelo Alfonso XIII, se metía en miles de negocios con el fin de obtener pingües beneficios aprovechando su papel de jefe del Estado español. Eso sí los beneficios no sólo no los cedía a las arcas del Estado, o lo que es lo mismo, a todos los españoles, sino que iban a parar, parte a su bolsillo, convenientemente exportado a paraísos fiscales, y parte a pagar a «amigas» los servicios prestados.
Al que tenemos ahora también hay que echarle de comer aparte. Hace unos pocos días, en un comunicado le quitó a su querido papá el sueldo que cobraba a costa del erario público, y cómo no, salieron todos los voceras, incluyendo algunos que van de progres, alabando la honradez del actual rey. O yo soy imbécil –que creo que no- o lo que cuestionaría es el hecho de que Felipe se hubiera enterado de esto ahora, y por la prensa. ¿De verdad se creen que somos tan gilipollas (perdónenme la grosera expresión mis amables lectores)? Debe ser cosa de los Borbones el no enterarse de nada; la infanta Cristina no sabía nada de los manejos de su marido; Felipe no sabía nada de los manejos de su padre. Pues bien señores o estamos ante la familia más despistada del mundo, que no entera de nada, o estamos ante una familia donde la corrupción campa a sus anchas.
Tras el comunicado dejando sin la paga del mes al emérito Juan Carlos, su hijo del alma nos regaló a todos los españoles con un discurso ante la crisis del coronavirus. Hay que tener poca vergüenza para dar el discurso insulso, plano, sin decir nada, y además copiado. La escritora Jimina Sabadú en su última novela Las palmeras ya había escrito algunos párrafos que repitió textualmente Felipe VI en su discurso del otro día. Al parecer la escritora lo había tomado de un discurso que dio el monarca en octubre de 2017. Tan poco le importa al Borbón lo que les está pasando a miles de españoles que no se molesta ni en hacer un discurso original, sino que repite uno antiguo. ¿Cabe mayor burla?
Por soñar que no quede, porque en estos tiempos difíciles poco más no queda, así que voy a soñar. Voy a soñar con el día en que los Borbones salgan de España, voy a soñar con el día en que se proclame la III República, voy a soñar con el día en que, de una vez por todas, los españoles nos libremos de ese virus que es la monarquía. Únanse a mi sueño queridos lectores; a lo mejor si lo soñamos todos con fuerza se hace realidad.