¿Y la mierda, quién la congela?


El pasado 15 de febrero nos dieron la noticia “ELECCIONES GENERALES EL 28 DE ABRIL”

La verdad es que ha sido como darme un golpe para que me diera cuenta inmediatamente de lo que casi con seguridad y ojalá me equivoque, se nos viene encima, a no ser que exista algún remedio que por el momento no creo que exista ni lo espero.

Hace unas fechas, José Luis Garrot escribía España se va a la mierda o tenemos el país que nos merecemos”. Encabezando dicho artículo, decía que posiblemente hiriera alguna sensibilidad, pero que dadas las circunstancias le importaba un comino. Yo hoy hago mías sus palabras además de compartir totalmente su análisis, pero como lo políticamente correcto sería fingir, no solo me importa muy poco si hieren o no, además afirmo que España no solo se va a la mierda, sino que España está llena de ella de costa a costa, que los españoles nos estamos ahogando en defecaciones y que los inocentes pececillos deberían tener cuidado por si el rebose les toca de lleno. Ya se comen demasiadas cochambres, pero ese es otro tema.

Hace mucho que me pregunto: ¿Qué tiene que ocurrir en este país, para que los españolitos salgamos en tromba a las calles día sí y día también, con las agallas suficientes para recuperar la dignidad que estos políticos nos llevan arrebatando desde hace tantos años?

La primera respuesta que me atrevo a darme es que somos excesivamente cómodos e indolentes. Ahí es donde esos nuevos partidos que surgieron hace ya algún tiempo tienen su perfecto caldo de cultivo. La derecha sabemos qué es, pero llegaron los de los círculos (que se decían de izquierdas) como salvadores de los activistas de Sofá WhatsApp, y que con su rollo de lo transversal, de los arriba, de los abajo y otras componendas, se limitaron a hacer perfecto su trabajo, acabando con el ya escaso movimiento de clase existente e inexistente para ellos.

Siguiente pregunta que me hago: ¿Dónde están las gentes y los organizados partidos de izquierdas? ¿Y los sindicatos de clase?

Aquí sí creo que tengo algunas respuestas correctas que darme. Por un lado, están los que jamás han sido de izquierdas ni ideológica ni activamente, que solo buscan su propio beneficio trepando a lo más alto posible sin importar siquiera el qué dirán.

Por otro lado están los que se encuadran en nuevas formaciones políticas para más de lo mismo que los anteriores, ejemplo: “Errejón el poca vergüenza” que cuando no trepan lo suficiente según sus expectativas, no dudan en aliarse con otra que mejor baila y muy de izquierdas, “Carmenita la chocolatera” monjil elaboradora de magdalenas, que comparte en las tardes madrileñas con sus buenas amigas de siempre, es decir, con las teóricamente rivales políticas.

Esta señora, que no ha dudado un instante en “cargarse” a la gente honesta del equipo de gobierno, y que yendo de por libre, trabaja para exclusivamente pagar incluso con antelación las deudas contraídas con la banca por Gallardón y Botella y próximamente si nadie lo impide, aprobar un desquiciante proyecto como la Operación Chamartín del cual dice sentirse muy orgullosa, pero que solo beneficia a la banca y a las constructoras, pero en nada a los madrileños. Claro, para que no se note demasiado, se saca de la manga que le sobran cien millones y los pone a disposición de las iniciativas populares…De risa o de pena, en lugar de por ejemplo crear vivienda social con la falta que hacen.

En otro apartado se encuentran los “puretas” que están en poder de la verdad más absoluta y que bastante tienen con mirarse el ombligo cada día por si este les ha cambiado de sitio.

Después están los ególatras resabiados, esos de los que se dice que son “culos de mal asiento” y que si han tenido alguna vez algún cargo, siguen poniendo en sus tarjetas de visita EX, como si quisieran vivir del cargo toda la vida y más.

Y ahora vienen los “activistas a tope”, esos que como no son capaces de integrarse en organización seria alguna, crean su propio partido de tres y el tambor y que figuran en la relación de convocantes de cualquier tipo de manifestación… Si aparecieran los tres de cada partido habría miles y miles en cada acto convocado.

De los sindicatos, ¡uf! Si se les pregunta a qué se dedican, no saben responder a oficio alguno. Liberados es la profesión habitual, es decir, mafias que son pagadas y subvencionadas con fondos públicos para estar al servicio de quien paga, que es quien normalmente manda, aunque lo disimulan demasiado bien. (Sin duda alguna, hay sindicalistas y especialmente de base, que son honestos trabajadores y que luchan por la igualdad y justicia social y laboral. No todo va ser negativo).

Y la derecha, mientras tanto dividida, sí, pero más unida que nunca para conseguir cumplir su objetivo que no es otro que seguir haciendo de su capa un sayo, robando lo que puede y más, llevándonos a muchos años atrás en el tiempo, trabajando para beneficiar exclusivamente al capitalismo desmedido y haciendo religión absoluta de tales fechorías. En caso contrario no se puede entender que tengan tantos fieles y borregos a su servicio que sigan permitiendo el deterioro social que padecemos.

Claro está, ellos están en su papel, pero…¿No somos acaso un “pelín” responsables los que pensamos de distinta manera?

Posiblemente la solución sería la creación de un amplio FRENTE POPULAR capaz de reparar urgentemente el infinito daño causado por los gobiernos corruptos que hasta la fecha hemos tenido (sálvese quien pueda). Mirando siempre a mi izquierda no encuentro organización con preparados cuadros dirigentes, honestidad ni empuje necesario para acometer la limpieza de tan excesiva cantidad de suciedad en la que los unos y los otros nos han metido. No obstante, aunque se dieran las circunstancias favorables, a mi entender no tendríamos tiempo para ponerlo en marcha.

Es sabido sobradamente que a los partidos en general no les importa lo más mínimo el pensamiento de las personas, solo y exclusivamente buscan el voto acordándose de que existimos en épocas electorales, es decir, nos trasladan el marrón de su inoperancia y falta de recursos políticos como único medio de salvar sus poltronas excesivamente bien pagadas para lo poco o nada que hacen.

Aquí llega lo más complicado, al menos para mí. En la situación actual sabemos perfectamente lo que se nos puede venir encima, y el problema es cómo hacerle frente de forma efectiva.

Si mi voto una vez más no sirve para absolutamente nada, tengo muy claro que ejerciendo el manipulado derecho al voto no cambiaremos este podrido sistema. En la situación actual solo tengo tres opciones posibles:

  1. La abstención.
  2. Votar con pinzas a favor de un partido nada fiable (algo no demasiado consecuente).
  3. Ejercer mi derecho a la revolución como única vía de cambio posible del sistema (Inútil) me encontraría más solo que la una.

Visto lo visto y pensando como pienso, me tocará bailar una vez más con la más fea de todas “la bazofia” esa que nos han trasladado a útiles o inútiles necesarios para que una vez más sean los políticos sus únicos beneficiarios.

Para terminar, mi recuerdo a nuestro admirado Antonio Machado.

Ya hay un español que quiere vivir y a vivir empieza,

entre una España que muere y otra España que bosteza.

Españolito que vienes al mundo te guarde Dios.

Una de las dos Españas ha de helarte el corazón

¿Sabemos cuál de las dos España nos helará el corazón?

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