EL Salvador «Historia de una desilusión» Parte IX: Guerra Civil. Movimiento sindical y popular

En El Salvador el movimiento sindical está íntimamente ligado al movimiento popular. El movimiento popular está  formado por trabajadores asalariados vinculados al sector capitalista de la economía, por trabajadores no asalariados, cooperativistas del sector agropecuario, minifundistas, trabajadores del sector público, estudiantes, micro y pequeños empresarios del sector de manufacturas, comercio y servicios, miembros de organizaciones humanitarias y religiosas, habitantes de zonas marginales del  rea urbana, etc…

En 1985, la población económicamente activa ocupada se estimó en 660.992 trabajadores. De ese total, trabajaban bajo relaciones salariales de manera permanente o temporalmente únicamente el 48%. Esta situación se refleja en la baja proporción de la población activa ocupada, que se encontraba oficialmente organizada en sindicatos a nivel nacional. El Ministerio de Trabajo registró en 1989 103 sindicatos que afiliaban a un total de 72.769 trabajadores.

Existían tres centrales sindicales: La Confederación General de Sindicatos (CGS) que agrupa a 18 sindicatos pertenecientes a tres federaciones con un total de 32.515 afiliados; la Confederación Unitaria de Trabajadores Salvadoreños (CUTS) a la que pertenecen tres federaciones con 21.416 afiliados, y la Confederación General del Trabajo(CGT) que posee sólo dos sindicatos con un total de 1750 afiliados. Estas tres centrales sindicales agrupan al 75% de los trabajadores afiliados.

Otras agrupaciones eran la Asociación de Sindicatos Independientes de El Salvador que posee la representación de tres sindicatos y de 3.137 afiliados; la Federación de Sindicatos de la Industria de la Construcción, Transportes y Otras Actividades (FESINCONSTRANS) con 13 sindicatos y 2.880 afiliados; la Federación Sindical Revolucionaria (FSR) con cuatro sindicatos y 1.719 afiliados y la Federación de Sindicatos de Trabajadores Salvadoreños (FESTRAS) con tres sindicatos y 1.315 afiliados.

Finalmente, existían 21 sindicatos independientes que, en su conjunto, aglutinan a 8.037 afiliados.

PRECEDENTES

Sin embargo, en un país de gobiernos represivos y de marginación social, el movimiento obrero y popular salvadoreño se ha mantenido flexible y vital, con una gran voluntad y una capacidad organizativa excepcional.

El proceso de integración regional del Mercado Común Centroamericano facilitó el desarrollo numérico de la clase obrera en Guatemala y El Salvador. Se intentó aprovechar este proceso para crear formas organizativas unitarias. En octubre de 1965, se crea la Federación Unitaria Sindical Salvadoreña (FUSS), que adopta la iniciativa de crear una Central única para los trabajadores y se acelera el movimiento reivindicativo de los trabajadores. En octubre de 1966, se consigue la jornada de 8 horas. La huelga general de 1967 marca el momento de máxima influencia social del movimiento sindical de oposición. Entre 1957-58 y 1967, son los trabajadores urbanos quienes encabezan la protesta y la oposición social al sistema. A partir de ese momento, y sobre todo con la ruptura del MCCA en 1969, el movimiento sindical decae, al menos hasta 1975.

En el periodo intermedio, la acción reivindicativa más importante fue la  protagonizada por los maestros. Los maestros comienzan un periodo reivindicativo en junio de 1967, que da lugar al nacimiento de la Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños (ANDES 21 de junio) y convierte a este sector en el principal bastión de la oposición al régimen imperante. En los primeros meses de 1968 los maestros inician una huelga que dura 56 días. En El Salvador el tener unos estudios representa un gran privilegio, por ello los maestros son uno de los sectores más estructurados e influyentes de la sociedad salvadoreña, y están sometidos a un férreo control del gobierno. Los maestros, con estas huelgas consiguieron un gran éxito, casi obtuvieron todos sus objetivos, y a partir de ese momento se convirtieron en el mejor grupo de oposición al régimen y fueron los canalizadores del gran descontento social.

La Iglesia Católica, a raíz del fuerte impacto del Concilio del Vaticano II, llevó a cabo una importante actividad de organización, sobre todo en los trabajadores del campo, creando la Federación Cristiana de Campesinos Salvadoreños (FECCAS). En 1969, esta organización contaba con unas 20 ligas, de unos 500 miembros cada una, y entró cada vez más en una dinámica que la aproximaba a las luchas de otros sectores (obreros, maestros,…) de oposición al régimen.

Por estos años, la administración de EE.UU., a través del Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre (IADSL), comienza a organizar, en clara oposición a la actividad de la FECCAS, a grupos de campesinos, fundando en 1969 la Unión Comunal Salvadoreña (UCS). Pero gracias a la pujanza del movimiento reivindicativo esta organización escapará de las influencias de los EE.UU., incorporándose a las manifestaciones populares de masas.

La década de los 70 comienza con las primeras acciones armadas de las organizaciones revolucionarias, con un proceso de organización que lleva, a partir de 1974 y 1975, a dar el protagonismo a las organizaciones populares Frente de acción Popular Unificada (FAPU) y Bloque Popular Revolucionario (BPR), dos de las organizaciones populares de masas más importantes de toda la historia de El Salvador. Su desarrollo e influencia se extiende cada vez más, dando por primera vez un protagonismo a los sectores populares que asusta hasta el límite a la clase dominante. Desde mediados de los setenta, hasta la insurrección del 81, las luchas populares adquieren cada vez más un carácter político y confrontativo, reclamando la participación de los marginados. El perfil reivindicativo sindical pasa a un segundo plano. Las propias organizaciones sindicales y campesinas pasan a incorporarse a los frentes FAPU y BRP, en una reivindicación global.

En 1973, a partir de una escisión de los sindicatos controlados por el gobierno, se organizó la Federación Nacional Sindical de Trabajadores Salvadoreños (FENASTRAS), surgida por la contradicción entre los intereses de los trabajadores y el sindicalismo bajo control patronal, pronto pasa a constituirse en un referente fundamental del sindicalismo de izquierdas, siendo desde 1975 una de las principales organizaciones fuera del control de la patronal y agrupando, durante los años de gobierno de Duarte, a alguno de los principales sindicatos de la oposición.

LA GUERRA CIVIL

En 1984, tras los años de la represión y el inicio de la guerra civil, se reactiva el movimiento reivindicativo de los trabajadores con diversas huelgas en los servicios públicos, banca y otras ramas. Diversos sectores, vinculados a la Democracia Cristiana, participan en un proceso reivindicativo y organizativo que va a recomponer el mapa sindical del país en poco tiempo. Los sectores más progresistas entran también en un proceso de desarrollo organizativo que constituye todo un entramado orgánico entre los trabajadores del campo y los  urbanos. El IADSL sigue intentando dividir y cambiar la orientación del movimiento obrero salvadoreño, diversas organizaciones, campesinas, obreras, cooperativas, etc…, son creadas y financiadas por el Instituto como refuerzo de masas al proyecto contrainsurgente que estaba intentando aplicar la Democracia Cristiana de José Napoleón Duarte. La Unidad Popular Democrática (UDP), que en 1982, disueltos por la represión el FAPU y el BPR, era la organización sindical urbana y rural mayor del país y columna vertebral del apoyo social del PDC, a partir de 1984 comienza a distanciarse del gobierno ante las dificultades puestas por la oligarquía y su ejército a los elementos reformistas del plan contrainsurgente terminando, en 1986, por incorporarse a la fundación de la Unión Nacional de Trabajadores Salvadoreños (UNTS). La UNTS se organizó a partir de la Confederación de Organizaciones Cooperativas de El Salvador (COACES), constituida en marzo del 84, del Sindicato del Ministerio de Hacienda (AGEMHA), del Coomit y Primero de Mayo, que agrupan las principales centrales sindicales de izquierda y de la Central de Trabajadores Salvadoreños, de orientación socialcristiana y afiliada a la CLAT/CMT.

El 21 de febrero de 1986 la UNTS organizó la mayor manifestación callejera desde enero de 1980, con casi 80.000 manifestantes. Fuera del marco unitario de la UNTS solo quedaba la Unión Nacional Obrera y Campesina (UNOC), apoyo sindical de las reformas de Duarte, constituida por la UCS, las cooperativas de la reforma agraria y la otra central afiliada a la CLAT, la Confederación General de Trabajadores (CGT). Las presiones sobre el grupo sindical de orientación social-cristiana fueron muy fuertes para que rompiera el marco unitario de la UNTS. La CTS y la UPD abandonan la UNTS, entrando en un proceso de decadencia de su influencia social.

La recuperación del control del gobierno por parte de la oligarquía en 1989, impuso una orientación neoliberal y antiobrera a la política oficial y de regresión sobre las reformas parciales implementadas por la Democracia Cristiana. Esta situación facilitó el acercamiento entre las dos grandes agrupaciones de organizaciones sindicales y cooperativas, la UNTS y la UNOC, que comenzaron en estos años a plantear de forma unitaria la necesidad de enfrentarse a las contrarreformas de ARENA, instaurando un marco de negociación global. De esta forma ambas organizaciones recogían las demandas de democracia y de justicia social de la mayor parte de la población y establecían las condiciones unitarias que llevaron a la constitución en 1991 de la Intergremial de Trabajadores Salvadoreños.

La constitución de la Intergremial representó un importantísimo avance hacia la consolidación del movimiento sindical y popular salvadoreño como interlocutor cualificado, tanto del gobierno como de la empresa privada. En los años 90 la Intergremial estaba constituida por cinco grandes organizaciones: La Unión Nacional Obrero Campesina (UNOC), la Unidad de Trabajadores Salvadoreños (UNTS), la Central de Trabajadores Salvadoreños (CTS), además, la Alianza Democrática Campesina (ADC) está vinculada a la Intergremial a través de sus organizaciones campesinas afiliadas a la vez a la UNTS o a la UNOC.

Un breve perfil dentro de estas organizaciones nos muestra un panorama diverso dentro del movimiento popular. La UNOC es una organización de sindicatos de orientación social-cristiana formada en 1986 para apoyar el proceso de reformas contenidas dentro de la estrategia contrainsurgente de USA en El Salvador, la cual fue implementada a través del gobierno de José Napoleón Duarte. La UNOC está integrada por las siguientes organizaciones que se dividen ideológicamente por estar orientadas hacia la ORIT o hacia el IADSL:

            -Unión Comunal Salvadoreña (UCS), creada en 1969 bajo los auspicios norteamericanos como alternativa a las organizaciones campesinas de izquierda.

            -La Central de Trabajadores Democráticos (CTD) afiliada a la CIOSL/ORIT.

            -El Sindicato Unido de Trabajadores de la Construcción (SUTC), mayoritario en el sector.

            -La organización de Sindicatos Independientes y Libres Salvadoreños (OSILS), estrechamente vinculado al Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre (IADSL/AFL-CIO).

            -La Asociación de Cooperativas de Producción Agropecuaria (ACOPAI) vinculada al IADSL.

En su conjunto las organizaciones de la UNOC aglutinan a unos 70.000 afiliados del área urbana y rural, las cuales en su mayoría continúan siendo la base popular del Partido Demócrata Cristiano.      La UNTS fue constituida en 1986 en el momento de mayor impacto social de la política económica de estabilización del gobierno de la Democracia Cristiana. La aplicación de un programa de Emergencia económica en enero de 1986 desató una fuerte movilización popular que desembocó en la decisión de unificar bajo un mismo organismo (la UNTS) a un conjunto heterogéneo de agrupaciones populares. Un proceso posterior de decantación dejó bajo la UNTS únicamente a las organizaciones más progresistas, muchas de ellas con fuertes vínculos con la estructura de la izquierda salvadoreña. La UNTS llegó a estar compuesta por unas 276 organizaciones que, en su conjunto, movilizan a casi 300.000 personas. Entre las principales organizaciones que conforman la UNTS se encuentran las siguientes:

            -La Asociación Nacional Campesina (ANC).

            -La Asociación Nacional de Trabajadores Agropecuarios (ANTA).

            -La Confederación de Asociaciones Cooperativas de El Salvador (COADES). Sin duda la organización con mayor base social de la UNTS a la cual se afilió también la Federación de Cooperativas de la Reforma Agraria (FESACORA) anteriormente vinculada a la UNOC.

            -El Comité Coordinador de Trabajadores Estatales y Municipales (CCTEM), que incluye entre otras a la Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños (ANDES 21 de junio) y al Sindicato de Trabajadores del Instituto salvadoreño del Seguro Social (STISSS).

            – La Federación Unitaria Sindical Salvadoreña (FUSS).

            -La Federación de Sindicatos de Trabajadores Salvadoreños (FESTRAS).

            -Algunos de los sindicatos de la Federación de Asociaciones y Sindicatos Independientes de El Salvador (FEASIES).

            -La Federación de Sindicatos de la Industria de la Construcción, similares, transportes y otras actividades (FESTIAVTCES).

            -La Federación Nacional Sindical de Trabajadores Salvadoreños (FENASTRAS), la m s importante organización de trabajadores industriales del sector privado afiliada recientemente a la CIOSL/ORIT.

            -El Comité de Despedidos y Desempleados de El Salvador (CODIDES).

            -La Asociación Nacional de Indígenas Salvadoreños (ANIS).

            -El Comité Cristiano Pro-desplazados (CRIPDES).

            -La Unidad Nacional de Desplazados de El Salvador /UNADES).

            -El Comité de Madres y familiares presos, asesinados y desaparecidos políticos (FECMAFAN).

            -La Unidad Universitaria, que agrupa a las organizaciones de docentes, trabajadores y estudiantes de la Universidad Nacional de El Salvador.

            La CTS es una central sindical formada principalmente por asociaciones sindicales de trabajadores del sector público e instituciones autónomas. Estaba afiliada a la CLAT y fue una de las organizaciones laborales que fundaron la UNTS en 1986, lo cual le valió la expulsión de la regional de la CMT. Posteriormente, debido a presiones de EE.UU. y de la Democracia Cristiana salvadoreña, abandona la UNTS y se adscribe formalmente a la UNOC, aunque mantiene posiciones independientes. Su Secretario General es diputado del PDC.

            La AGEPYM aglutina a la mayor parte de empleados que trabajan dentro de los ministerios del sector público y de las alcaldías municipales del país. Tiene una orientación gremialista y reivindicativa.

            La CGT, afiliada a la CLAT, mantuvo durante toda la guerra posiciones favorables al gobierno y a las Fuerzas Armadas. Es la organización tradicionalmente asignada por el gobierno para «representar» a los trabajadores en eventos internacionales como la Asamblea General de la OIT y otros. Formó parte de la Intergremial, lo cual refuerza el carácter unitario de ésta.

            La ADC es una convergencia de las principales organizaciones campesinas cuyo factor aglutinante es la defensa del proyecto original de Reforma Agraria. Surge en octubre de 1989 en respuesta a los intentos del gobierno de ARENA de revertir el proceso de reforma agraria mediante el desmantelamiento de cooperativas y la parcelación de las grandes haciendas expropiadas. Desde el punto de vista de las distintas corrientes de pensamiento que confluyen en la ADC, se aprecia que esta alianza cubre un amplio espectro de las tendencias socio-políticas:

            -Unión Comunal Salvadoreña (UCS) y la Asociación de Cooperativas de Producción Agropecuaria Integradas (ACOPAI), miembros de la UNOC.

            -La Unión Nacional Campesina (UNC) y la Confederación de Asociaciones Cooperativas de El Salvador (COACES), miembro de la UNTS.

Un variado sector de organizaciones que en el pasado pudieron estar cercanas a la Democracia Cristiana o fueron impulsadas por la AID o el IADSL, y que en la actualidad mantienen posiciones intermedias o independientes entre las dos corrientes anteriores. En total, la ADC agrupa a 23 organizaciones campesinas, de distinta importancia pero, sin lugar a dudas, las más representativas del país.

 

Francisco Javier García Martínez
Francisco Javier García Martínezhttps://asambleadigital.es
Licenciado en Historia. Técnico superior en electromedicina. Activista, defensor de los DDHH y la justicia social

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