Puede que el título de este artículo hiera algunas sensibilidades, sinceramente he llegado a un punto en que este hecho me importa un comino
Y no es por un golpe de soberbia, o de ira visigoda, es porque creo que ya está bien de andarse con medias tintas, con mensajes políticamente correctos y con discursos metafísicos que no llevan a ninguna parte.
Y si España se va a la mierda es por culpa de los españolitos que, en definitiva, son los que aúpan al poder a los políticos que nos gobiernan. Y dentro de estos españolitos estamos todos, tanto las gentes de bien como los mal nacidos a los que no les importa en absoluto lo que le pueda pasar al resto de la humanidad, o aquellos a los que su encefalograma plano les impide hacer un mínimo análisis de las situaciones y de quién es quién en la política española.
Somos los españolitos – y una ley electoral que es cualquier cosa menos democrática- los que hemos hecho que en el Senado –esa cámara inútil que solo sirve para que unos cuantos cobren unos sueldos totalmente indignos por no hacer nada útil- haya mayoría de un partido al que cada vez se le notan más sus tics franquistas, que tienen como aliado a un partido que solo piensa en cómo tener más escaños para poder medrar durante unos años y no tener que trabajar, que para eso hace falta esforzarse e igual se despeinan.
Ayer ese Senado vetó el techo de gasto aprobado por el Congreso. Este techo de gasto –aprobado por la UE- iba a suponer destinar 6.000 millones de euros a causas sociales. Pues ahora que no se quejen aquellos trabajadores, pensionistas, dependientes, etc., que les hayan votado. Si su vida sigue siendo un calvario es porque ellos se lo han buscado.
Hemos sido los españolitos, en este caso los andaluces concretamente, los que han hecho que tengan mayoría en el Parlamento andaluz partidos con claros tintes fascistoides a los que la democracia les parece un mal que hay que soportar, ya que lo que realmente les gustaría es un estado corporativo y totalitario. Pues la primera acción “democrática” de estos partidos es dejar fuera de la Mesa del Parlamento andaluz a Adelante Andalucía, para dar entrada en ella a un partido de extrema derecha, racista xenófobo, machista, homófobo y autoritario. Tengo que recordar que Adelante Andalucía sacó en las elecciones 200.000 votos más que Vox.
Este avance de la extrema derecha, y meto a todos PP, C’s, Vox, es también consecuencia de la estúpida actitud de la izquierda con un afán de protagonismo de algunos de sus dirigentes que dan náuseas. Ejemplo de ello es la desmembración que se está dando en los partidos de izquierda. Para apoyar lo que digo pondré dos ejemplos:
En Madrid la señora Manuela Carmena, olvidando gracias a quién alcanzó la alcaldía, dice ahora que ella va por libre – en 2015 no pensaba igual-, acompañándola seis concejales a los que parece que volver a la vida cotidiana les resulta incómodo –debe ser por la falta de costumbre, porque algunos de ellos no han trabajado en su vida-, está creando una “Plataforma Cívica electoral”, un chiste. De esta forma se quita de en medio, como ya hizo con Carlos Sánchez Mato y Celia Meyer, a aquellos que le impedían hacer una política más de derechas, que en el fondo es lo que a ella le gusta.
El segundo ejemplo lo protagonizan los creadores del nuevo partido Actúa, del que forman parte Baltasar Garzón, Gaspar Llamazares, Cristina Almeida, Teresa Aranguren o Rubén Bejarano. El primero, al que respeto mucho como juez, pero que cada vez que se mete en política sube el pan, y al que le gusta más chupar cámara que a un tonto una tiza; los otros cuatro mencionados provienen todos de IU, formación en la que habían perdido protagonismo, algo que no han asumido nunca y que por estar en primera línea y seguir mangoneando hacen lo que sea, aunque esto conlleve mayor fractura en la izquierda, y por ende un favor a la derecha.
Así que mientras los de izquierdas se tiran los trastos, a los que sumo a todos aquellos que se abstienen de votar en ocasiones porque son tan “rojos” y se creen tan en posesión de la verdad que no admiten que otras propuestas que no sean las suyas, aunque vengan de personas progresistas, se impongan, o de los que simplemente se abstienen por vaguería, comodidad, o que prefieren irse a tomar cañas, que es lo realmente importante, que ir a votar.
Y también tienen culpa los catalanitos que han seguido como borregos a individuos más de derechas que la virgen del Pilar, como Artur Mas, Carles Puigdemont o el aún más impresentable Quim Torra. Sin darse cuenta que a ellos les importa tres collons lo que le ocurra a la clase trabajadora catalana. Y que han provocado que se dispare el discurso rancio del españolismo de los Reyes Católicos, el mismo que gritaban a los cuatro vientos en tiempos de la Segunda República, fascistoides como Gil Robles o José Calvo Sotelo. Porque hay muchos españolitos que dentro de su incapacidad intelectual son “muy españoles y mucho españoles”. Se decía que cada vez que hablaba Rajoy nacía un nuevo independentista catalán; cada vez que habla Torra nace un nuevo nacionalista español.
Es por todo lo anterior por lo que mantengo que España se va a la mierda. Y la posible solución pasa por que los españolitos que se creen o nos creemos de izquierdas dejemos nuestra “verdad absoluta” en el cubo de la basura: luchemos por unirnos, dejemos de ir de guays, y lancémonos a la calle a gritar, a luchar, a cagarse en lo que haya que cagarse… a lo mejor así dejamos de ser un país de mierda.