La falta de honestidad de los miembros activos del PP ha alcanzado una densidad pareja a la de las estrellas de neutrones. Se estima que una cucharada sopera de la materia de la que está hecha esa deshonestidad pesa más que la pirámide de Keops
Según algunos destacados físicos teóricos, si sale algún trapo sucio más de este gobierno, la masa podría resultar crítica y colapsar en forma de agujero negro, absorbiendo el sistema solar a través de un vórtice con epicentro en Génova 13. Las opiniones más pesimistas aseguran que, es tal esta ingente masa, que no es necesario que sea el clásico caso de mordidas millonarias en la contratación pública, tampoco sus manidas reformas legislativas para mearse en nuestros derechos como ciudadanos (ley mordaza, impuesto al sol, reforma laboral, art. 135, etc.…). No sería necesario nada tan espectacular ni terrible, alguna travesura nimia como un tocatimbres, pegar un chicle bajo el pupitre o que algún ministro se coma las pelusas del ombligo sería suficiente para alcanzar esta masa crítica.
Por fin ha dimitido la señora Cifuentes (aunque por una de estas trastadas insuficientes para arrojarnos a un cataclismo de proporciones cósmicas), y supongo que no renunciará a todos sus cargos para mantener el blindaje del aforamiento (ese as en la manga que todo corrupto que se precie necesita para eludir un castigo justo si les pillan), no sea que el caso Lezo se vaya de madre.
El caso es que, aunque el motivo de su dimisión haya sido una chiquillada de escasa importancia, no debemos olvidar el trasfondo, el montón de basura que esconden estos partidos populistas (estos sí que lo son) bajo la alfombra roja de la apariencia.
Esta señora hace bien poquito era la punta de lanza de la honestidad en su partido, intachable, preparada (con sus másteres a juego con los zapatos y el bolso), inmaculada, con todos los complementos, pero ha resultado que era todo maquillaje para tapar las imperfecciones (concretamente una buena espuerta de cremita sustraída en un absurdo simpa).
Por enésima vez se demuestra que “Partido Popular” y “honradez” son un oxímoron, una pareja de términos de sentido opuesto. Cualquier apariencia de miembro honrado ahí dentro es tan solo una cuestión de que alguien se moleste en investigar y algo de tiempo.
Somos multitud quienes hemos tomado nota y no nos esperamos a la sentencia de un poder legislativo, lejos de una muy necesaria independencia, para retirar el beneficio de la duda. Al igual que también lo vendemos caro con sus aliados, quienes los mantienen en su poltrona y votan las mismas medidas y reformas, me refiero concretamente a C’s y PSOE. En un añito tenemos elecciones, veremos si los votantes de esta pandilla ponen alguna peregrina excusa para hacerlo, o ya ni se molestan, precipitándonos a un cataclismo gravitacional de proporciones apocalípticas.
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