A pesar de su pronta muerte el 3 de junio de 1937, tras estrellarse el avión que le transportaba a Burgos, cerca del pueblo de Alcocero –hoy llamado Alcocero de Mola-[1], Mola tuvo tiempo de dejar la marca de su crueldad, sobre todo en la zona norte de España: Euskadi, Cantabria y Navarra, que son las zonas que trataremos en este capítulo.
MOLA VIDAL, Emilio. Conocido como «El Director» por ser él quién planificó el golpe del 18 de julio que, al fracasar, dio paso a la guerra civil. Ya antes de la instauración de la República dio muestras del apego que tenía hacia la represión violenta. El 13 de febrero de 1930 fue nombrado Director General de Seguridad, no dudó en aplastar el movimiento obrero y estudiantil, creando una brigada antidisturbios formada por individuos elegidos personalmente por él. Cuando se proclamó la República se mantuvo escondido durante un tiempo al temer que fuera detenido por su actuación como Director General de Seguridad. Finalmente, el día 21 de abril se entregó personalmente a Azaña, manteniendo desde ese momento un odio personal hacia el líder republicano.
Mola estuvo siempre mantuvo una actitud hostil ante la República, estando implicado en todos los complots que se fraguaron contra ella. Participó en la Sanjurjada, por lo que fue pasado a la reserva, lugar del que le sacó el gobierno presidido por Alejandro Lerroux. En febrero de 1936, siendo el gobierno republicano consciente de que Mola era uno de los líderes de la conspiración que estaba en marcha en esos momentos, tuvo la «feliz» idea de nombrarle gobernador militar de Pamplona, es decir enviarle a un lugar desde donde podría seguir dirigiendo la conspiración tranquilamente, en contra de lo que hubiera sido lo más lógico y haber tomado medidas mucho más severas contra él.
Como hicieron otros muchos implicados en la sublevación, Mola tuvo el cinismo de mentirle en la cara al general Batet, en una conversación que tuvieron el 16 de julio de 1936 en el monasterio de Irache. Cuando el general Batet le preguntó si tenía algo que ver con la insurrección que estaba previsto se produjera en breve; Mola juró y perjuró que él se mantenía fiel a la República.
Mola fue el autor de las famosas Instrucciones Reservadas. Con la lectura de estas instrucciones podemos darnos cuenta de que la planificación de la violencia y el nivel que debería alcanzar esta ya formaba parte, desde el primer momento de la forma en que debería llevarse a cabo la sublevación. Confirma, una vez más, que la represión por parte de los sublevados, estaba concienzudamente planeada, no surgía de estallidos de ira puntuales, como solio ocurrir en el lado republicano, sino que estaba dirigida y planificada desde los más altos mandos.
Instrucción del 25 de mayo de 1936: Se tendrá en cuenta que la acción ha de ser en extremo violenta, para reducir lo antes posible al enemigo, que es fuerte y bien organizado. Desde luego, serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no afectos al movimiento, aplicándoles castigos ejemplares a dichos individuos para estrangular los movimientos de rebeldía o huelgas.
Instrucción del 19 de julio de 1936: Es necesario crear una atmósfera de terror, hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todo el que no piense como nosotros. Tenemos que causar una gran impresión, todo aquel que sea abierta o secretamente defensor del Frente Popular debe ser fusilado.
Ya con la contienda empezada, el 30 de junio de 1936 envió unas órdenes específicas a Yagüe, sobre cómo debía llevar a cabo la represión: detener a las autoridades españolas que sean sospechosas, eliminar los elementos izquierdistas: comunistas, anarquistas, sindicalistas, masones, etc.; prohibir toda clase de manifestaciones, huelgas, reuniones públicas y privadas.
Algunas otras frases de Mola refuerzan el poder calificarlo como una persona sanguinaria y falta de escrúpulos. En una alocución que dio en Radio Burgos el 31 de julio de 1936, decía: Yo podría aprovechar nuestras circunstancias favorables para ofrecer una transacción a los enemigos pero no quiero. Quiero derrotarles para imponerles mi voluntad, Y para aniquilarlos. En otra ocasión afirmó: Yo veo a mi padre en las filas contrarias y lo fusilo.
Como tampoco dudaba en fusilar a sus amigos, como ocurrió con el alcalde de Logroño, Basilio Gurrea Cárdenas, que cuando fue llevado a Pamplona tras su detención, Mola se negó a verlo. Fue fusilado el 7 de octubre de 1936.
El 14 de agosto, Mola dejo un ejemplo de la frialdad con la que ordenaba la muerte: Hace un año hubiese temblado de firmar un fusilamiento. No hubiera podido dormir de pesadumbre. Hoy le firmo tres o cuatro todos los días al auditor, y ¡‘tan tranquilo![2]
El 14 de agosto, Mola dejo un ejemplo de la frialdad con la que ordenaba la muerte: Hace un año hubiese temblado de firmar un fusilamiento. No hubiera podido dormir de pesadumbre. Hoy le firmo tres o cuatro todos los días al auditor, y ¡‘tan tranquilo![3]
Mola tenía muy claro qué tipo de guerra deseaba: Una guerra de esta naturaleza ha de acabar tras el dominio de uno de los bandos y por el exterminio absoluto y total del vencido. A mí me han matado a un hermano, pero me lo van a pagar[4].
Además de su odio hacia la democracia y toda idea que fuera mínimamente de izquierdas, Mola tenía una ancestral inquina contra los masones y los judíos. En el segundo volumen de sus memorias: Tempestad, calma, intriga y crisis, no tuvo reparo en admitir que su odio venía de los informes del teniente general Eugenii Karlovitch Miller, líder del ROUS; y de Los protocolos de los sabios de Sión, un líbelo que achacaba a los judíos y los masones todos los males del mundo, y que en España fue traducido y difundido por Juan Tusquets –del que hablaremos en capítulos posteriores-.
Según cuenta Mola: ¿Qué motivos racionales existen para que los españoles concitemos el odio de los descendientes de Israel? Tres fundamentales, a saber: la envidia que les produce todo pueblo con patria propia; nuestra religión, por la que sienten aborrecimiento inextinguible, ya que a ella atribuyen su dispersión por el mundo; el recuerdo de su expulsión, que no fue, como se afirma, por el capricho de un rey –hay que decirlo claro-, sino por la imposición popular. ¡He aquí los tres vértices [del] triángulo masónico de las logias españolas![5] Cómo se ve son las razones totalmente fundamentadas –en el fanatismo y la ignorancia- por las que masones y judíos conspiraban para acabar con España.
El día 31 de marzo de 1937 comenzó la ofensiva sobre Vizcaya, Mola lanzó una advertencia a los vascos: Si la rendición no es inmediata arrasaré Vizcaya hasta sus cimientos, empezando por las industrias de guerra. Tengo los medios sobrados para ello[6]. Ese mismo día ordenó la ejecución de 16 prisioneros, entre ellos el alcalde de Vitoria Teodoro González de Zárate.
Para la represión en Navarra creó la Junta Central de Guerra Carlista de Navarra[7], constituida el 20 de julio de 1936. Los miembros que la componían fueron elegidos personalmente por Mola. Puso al frente a José Martínez Berasain, que contó con la colaboración, entre otros, de representantes de la oligarquía navarra como Esteban Ezcurra[8]; Javier Martínez de Morentin o Víctor Eúsa[9].
Los miembros de esta Central tenían bien definidas sus funciones: José Martínez Berasain, labores directivas; Marcelino Ulibarri, encargado del plano técnico; y los ejecutores Esteban Ezcurra; el teniente Benito Santestean y el también teniente Vicente Munárriz, que dirigían el Tercio Móvil. Munárriz continuó sus andanzas por Vizcaya[10].
En Navarra se estima hubo cerca de 2900 víctimas de la represión. Hasta 2008 se habían contabilizado 2.868, a los que habría que añadir 305 muertos en la cárcel del Fuerte de San Cristóbal.
El párroco de Cáseda, Eladio Cela, fue a Pamplona a protestar por los asesinatos que se estaban cometiendo, no sólo no consiguió nada, sino que su cuerpo apareció muerto y decapitado el día 14 de agosto de 1936.
De Mola dice el historiador Julio Aróstegui, que era un ególatra relleno de las ideas que impregnaban por entonces todo el pensamiento antiliberal europeo[11].
Pablo Neruda, en su obra España en el corazón, le dedicó un poema, titulado Mola en los infiernos: Es arrastrado el turbio mulo Mola/de precipicio en precipicio eterno/y como va el naufragio de ola en ola, /desbaratado por azufre y cuerno/cocido en cal y hiel y disimulo/de antemano esperando en el infierno, /en la cola y en el culo.
Imputado por el juez Garzón en su auto contra los crímenes de lesa humanidad perpetrados durante el franquismo.
ALONSO VEGA, Camilo. General de Brigada. Participó en la guerra civil al mando de la 4ª División Navarra. Conocido como «Don Camulo» por su terca obstinación, era amigo íntimo de Franco. Dirigió la sublevación en Álava y la posterior represión. Asimismo, era el encargado de supervisar los campos de concentración, lugares en donde se cometían todo tipo de barbaridades contra los prisioneros. Su máxima era gobernar es castigar.
Ocupó importantes cargos en la administración franquista: subsecretario del ministerio del Ejército; ministro de Gobernación; incluso sustituyó a Franco en 1961 como jefe de Estado, cuando el dictador fue operado a causa de un accidente de caza.
Nombrado director general de la Guardia Civil en julio de 1943[12], ostentó el cargo hasta mayo de 1955. Se encargo de dirigir una feroz represión contra el maquis y los opositores a Franco. Encargado por Franco de todo lo relacionado con el orden público, incluso por encima del entonces ministro de la Gobernación, Blas Pérez González. En este período fueron asesinados 2.173 guerrilleros; 2.374 fueron detenidos y torturados, y 10.444 civiles fueron acusados de colaboración con el maquis.
De 1957 hasta 1969 fue ministro de Gobernación, siendo el máximo responsable de la represión sufrida en España durante ese período.
Enemigo acérrimo de la prensa, mantenía que, si un periódico publicaba algo no favorable al régimen, no había que cerrar el periódico, o multar al periodista, sino fusilar a éste y al editor.
AREILZA, José María de. Recuerdo que Areilza era presentado durante la Transición como un demócrata, opositor a Franco. De hecho, este cofundador de UCD, fue el ministro de Asuntos Exteriores en el primer gobierno de Juan Carlos I. Se olvidaban entonces del pasado del sonriente político vasco. Nosotros intentaremos recordarlo.
Amigo personal de José Antonio Primo de Rivera y de Ledesma Ramos, trabajó para que se llevara a cabo la unión entre Falange y las JONS. Presidente en Vizcaya del partido Renovación Española[13], se pasó a Falange, siendo miembro de la Junta Política de FET y de las JONS, acudiendo como delegado nacional al I Congreso de la FET y de las JONS.
Antes del golpe Areilza era el enlace entre el general Mola, el general Galarza y el comandante Juan Vigón. De hecho, fue acusado por el gobierno republicano de ser uno de los jefes de la conspiración en Vizcaya.
Su apogeo le llega cuando es nombrado alcalde de Bilbao en 1937. Al tomar posesión de la alcaldía dijo: Ha caído vencido, aniquilado para siempre esa horrible pesadilla siniestra y atroz, que se llamaba Euskadi… Para siempre has caído tú[14]rastacueros del nacionalismo vasco, mezquino, rencoroso, torcido y ruin que jugaste a personaje durante los once meses de crimen y robo en que te encaramaste al poder, mientras los pobres gudaris cazados a lazo como cuadrúpedos en las aldeas se dejaban la piel en las montañas de Vizcaya[15]
El 8 de julio de 1937 dijo en el transcurso de un discurso: […], ha triunfado España, una, grande y libre, es decir, la España de la Falange Tradicionalista (…) Aquí, nada de pactos, ni agradecimientos póstumos, la ley de guerra dura, viril e inexorable. Ha habido, vaya si ha habido, vencedores y vencidos. El clero vasco tampoco se salvó de sus diatribas: la gran vergüenza del clero separatista se acaba para siempre. Ni que decir que durante su estancia en la alcaldía de Bilbao se llevó a cabo una feroz represión en la ciudad del Nervión.
Areilza ocupó muy diversos cargos durante el franquismo: Jefe Nacional del servicio Nacional de Industria, Consejero Nacional del Movimiento (1946-1958); embajador en Argentina, Francia y Estados Unidos. Como al parecer veía venir la desaparición de Franco, se pasó a las filas de la supuesta oposición que representaba el conde de Barcelona, padre de Juan Carlos I, pasando a ser miembro de su consejo privado.
Probablemente Areilza no asesinó a nadie, ni firmó ninguna sentencia de muerte, pero su complicidad con el terror impuesto por los sublevados durante la guerra fue total y absoluta. Pues bien, a este personaje aún hoy la Wikipedia le considera uno de los artífices de la Transición española. Ver para creer.
BURGO TORRES, Jaime del[16]. Durante unos días sustituyó a Esteban Ezcurra al frente de la Junta Central de Guerra Carlista –de la que hemos hablado en párrafos anteriores-. Estaba ejerciendo esa función cuando se produjo la saca de Tafalla-Monreal el 21 de octubre de 1936. Tras esta saca 64 personas fueron fusiladas en Monreal; se trata del mayor asesinato colectivo ocurrido en Navarra.
Jaime del Burgo obtuvo el grado de teniente en la Academia del Círculo Carlista de Pamplona; formaba parte de los carlistas que estuvieron recibiendo entrenamiento militar en la Italia de Mussolini. Considerado como uno de los miembros más integristas del Partido Tradicionalista.
Miembro de la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz, y miembro de la Real Academia de la Historia. Durante el franquismo ocupó diversos cargos, entre ellos el de consejero nacional del Movimiento, y miembro de las Cortes franquistas.
Según el historiador Fernando Mikelarena, Jaime del Burgo estaba entonces al frente del Tercio Móvil, que fue el que, al parecer, llevó a cabo el fusilamiento. El propio Mikelarena dice que es posible que el Tercio Móvil no participara por encontrarse en San Sebastián[17].
Un nieto de Jaime del Burgo Torre, Jaime del Burgo Azpíroz ha demandado, en este mismo año al historiador Fernando Mikelarena, por implicar a su abuelo en la saca de Tafalla-Monreal en el libro La (des)memoria de los vencedores, Jaime del Burgo, Rafael García Serrano y la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz, y en el artículo publicado el 17 de octubre de 2020 en Noticias de Navarra, bajo el título de Saca de Tafalla-Monreal, 21-10-1936. En el acto de conciliación el historiador Mikelarena se negó a avenirse, por lo que el proceso siguió su curso.
No voy a entrar si Jaime del Burgo Torre participó directamente en la mencionada saca ya que no tengo elementos suficientes para pronunciarme en uno u otro sentido. Pero de lo que no hay dudas es de Jaime del Burgo Torre era en esos momentos el máximo responsable de la Junta Central de Guerra Carlista, de la que dependía la Patrulla Móvil; y que la Junta Central de Guerra Carlista era la que organizaba la represión en Navarra.
Jaime del Burgo Torre es acusado por Francisco Inza Goñi[18] de haber asesinado directamente a una persona: Mi padre se llamaba Francisco Inza Arbizu y era interventor de la Vasconia. Era republicano y fue depurado por ello. Siempre contaba que en el primer día del Alzamiento iba por la calle Aralar uno que llamaban Lozano, una persona un poco parada, de una familia muy conocida en Pamplona. Iba silbando a la altura de la perrera municipal cuando le echaron el alto. Parece que no dio cuenta y siguió silbando hasta que Del Burgo le soltó un tiro y lo mató allí mismo. Mi padre lo vio. Había más testigos y siempre fue de dominio público en Pamplona cómo y quién mató a Lozano. Esta versión ha sido descalificada por Manuel Martorell en su obra Jesús Monzón: el líder comunista olvidado por la historia.
ESCUADRA ÁGUILA NEGRA. Se trata de una escuadra formada por falangistas que operaba desde Pamplona. Su especialidad era irrumpir en los domicilios de los no adictos al nuevo régimen, sacarlos de ellos y llevarlos al campo para asesinarlos.
El historiador Galo Vierge asegura que la «banda del águila» la dirigía un individuo apellidado Apesteguía, que era lechero del barrio de Rochapea. La componían 18 falangistas. Otros componentes importantes del grupo eran el conocido como Chato de Berbinzana; Galo Egüés Cenoz, al que se atribuyen su intervención en más de 300 asesinatos[19], y José Moreno «Pepe Perla», dueño del hotel La Perla.
Similar a la Escuadra del Águila Negra de Pamplona, era a Escuadra Negra de Falange de Tudela. Algunos de los miembros de esta escuadra eran la guardia personal de Sagardía. No sólo actuaron en Tudela, también en otros pueblos como La Ribera, Irún, «haciendo limpieza de rojos». A este grupo se le atribuye el asesinato de 120 personas[20].
MANZANAS GONZÁLEZ, Melitón. Algunos habrán pensado que me equivocado al incluir este nombre dentro de la lista de verdugos de Franco durante la guerra civil y la inmediata posguerra. No es, así pues, aunque Melitón Manzanas es conocido por las torturas que infringía a las personas detenidas como presuntos miembros de ETA, sus andanzas comenzaron mucho antes.
Cuando estalló el golpe del 18 de julio, Manzanas fue encarcelado en el Fuerte de Guadalupe, situado en Fuenterrabía, por su implicación en el golpe. Allí estuvo preso hasta septiembre de 1936 cuando las tropas franquistas tomaron la ciudad. En 1938 se incorporó a las tropas sublevadas dentro de un grupo denominado Flechas Verdes. Ese mismo año comenzó sus andaduras como policía en Irún, lugar en el que se le abrieron algunos expedientes por contrabando. Desde Irún fue trasladado a San Sebastián. Durante la ocupación nazi de Francia colaboró con la Gestapo deteniendo a judíos que intentaban llegar a España para salvarse del holocausto nazi.
Sobre sus terribles métodos de tortura han quedado muchos testimonios de personas que tuvieron la desgracia de caer en sus manos: Ramón Rubial, Timoteo Plaza, Xabier Apaolaza, Ildefonso Iriarte, y un largo etcétera. Finalmente, Melitón Manzanas fue ejecutado por ETA el 2 de agosto de 1968.
Como señala Antonio Maestre: Considerar a Melitón Manzanas víctima del terrorismo es un insulto a la integridad moral de las víctimas del terrorismo. Ponerle a él o a Carrero Blanco en el mismo lugar que a Miguel Ángel Blanco o Ernest Lluch es solo una muestra de la capacidad que puede tener un relato para intoxicar la memoria de manera despreciable[21].
Comparto en su totalidad la afirmación de Antonio Maestre: Matar a Melitón Manzanas fue un acto de resistencia. Como los que asesinan a Reynhard Heydrich. El asesinato de Melitón Manzanas y el de Luis Carrero Blanco desde el punto de vista histórico no fueron actos de terrorismo, sino ejercicios de resistencia frente a la tiranía[22].
MARTÍNEZ BERASAIN, José. Director del banco de Bilbao en Pamplona y presidente del consejo de administración de El Pensamiento Navarro. Tomó parte activa, junto a Mola, en los preparativos del golpe del 18 de julio; de hecho, era el más estrecho colaborador tradicionalista del general golpista; su hijo Luis Martínez Erro era el que transcribía y distribuía las órdenes de Mola.
Era el Vicepresidente de la Junta Central de Guerra Carlista, en realidad era el presidente efectivo. Esta Junta era la encargada de organizar la represión en Navarra, de ella salió la orden de llevar a cabo las matanzas de Valcardera el 23 de agosto de 1936, con 52 víctimas, y la saca de Tafalla el 21 de octubre de 1936, que costó la vida a 64 personas.
La Junta teína su propio centro de detención, instalado en el cuartel de Escolapios, en Pamplona. Un testigo de la época recordaba: El preso que era conducido a este convento y colegio de niños, no salía más que por la puerta trasera, camino de la muerte[23]
También dejó testimonio de lo que ocurría en Escolapios, el sacerdote Justo de Mocoroa, que residía en el edificio: Allí he tenido ocasión de presenciar y de adivinar escenas de terror, así como de sondear en los espíritus de los voluntarios y muy particularmente de los Jefes. He visto llevar a las habitaciones y salas del colegio, convertidas en celdas, infinidad de presos (entre ellos mujeres), cuya mayor parte no salía sino para el lugar de la ejecución, lejos casi siempre de la ciudad[24].
SOLCHAGA ZALA, José. General del Ejército, era la mano derecha del general Mola, durante la conspiración y ya iniciada la guerra. Solchaga ya había participado en la represión de Asturias; tanto en la llevada en tierras asturianas, como anteriormente en Marruecos, se distinguió por su extrema crueldad.
Mandaba una de las columnas que operaron en Guipúzcoa; también participó, al mando del Cuerpo de Ejército de Navarra, en la ocupación del Valle de Arán, participó asimismo en la persecución de los restos del ejército republicano hasta Port Bou.
Responsable de los fusilamientos de los prisioneros vascos que fueron entregados por los italianos. En Alsasua un sacerdote fue a protestarle por los fusilamientos; Solchaga le echó de su despacho con cajas destempladas. De la salvaje actuación de las Brigadas de Navarra, que Solchaga dirigía, escribió José María Jimeno Jurió: Durante dos meses, desde el 18 de julio hasta el 19 de septiembre incluido, no pasarla un solo día sin que se produzcan ejecuciones de navarros en Navarra[25]. Hay que señalar que su mano derecha era su primo José Iruretagoyena; que llegó a ser alcalde de Pamplona, y gobernador militar de Valencia.
Según el asesor militar británico ante Franco: los primeros en entrar en Barcelona fueron las tropas de las Brigadas de Navarra del general Solchaga, no porque hayan luchado mejor, sino porque odian mejor. Especialmente cuando el objetivo de odio es Cataluña o un catalán.
Los Verdugos de Franco en la Guerra Civil
Bibliografía reseñada en el capítulo
ANGOSTO, Pedro L. (2017): Diccionario del franquismo. Protagonistas y cómplices, Granada.
ARÓSTEGUI, Julio (2006): Por qué el 18 de julio?… y después, Barcelona.
CASANOVA, Julián (2006): Rebelión y revolución, en Santos Juliá (ed.), Víctimas de la guerra civil, Madrid, pp. 55-177.
MAESTRE, Antonio (2020): Infames. El retroceso de España, Barcelona.
MIKELARENA PEÑA, Fernando (2010): Orgullo de cuentero, callejero contaminado, en https://www.pamiela.com/bloga/?p=653
MIKELARENA PEÑA, Fernando (2013): Nuestros nazis domésticos, Galo Egüés y la Escuadra del águila de Pamplona, en https://ianasagasti.blogs.com/mi_blog/2013/01/nuestros-nazis-dom%C3%A9sticos-galo-eg%C3%BC%C3%A9s-cenoz-y-la-escuadra-del-%C3%A1guila-de-pamplona.htm
MIKELARENA PEÑA, Fernando (2016): Memoria y relato de la limpieza política en Navarra, en Hermes, nº 52, pp. 30-36.
MIKELARENA PEÑA, Fernando (2016b): Estructura, cadena de mando y ejecutores de la represión de boina roja en Navarra, en Historia Contemporánea, nº 53, pp. 593-621)
PRESTON, Paul (2011): El holocausto español, Barcelona.
REIG TAPIA, Alberto (1983): La represión franquista y la guerra civil…, Tesis Doctoral, Madrid, disponible en https://eprints.ucm.es/id/eprint/52927/
[1] En este pueblo existe aún un monumento conmemorativo de su muerte.
[2] Ver Preston, 2011: 257.
[3] Ver Preston, 2011: 257.
[4] Tomado de Reig Tapia: 232. A su hermano no lo mató nadie, se suicidó la noche del 19 al 20 de julio al fracasar el golpe en Barcelona.
[5] Tomado de Preston, 2011: 79.
[6] Ver Casanova, 2006: 173-174.
[7] Sobre la composición de este grupo, escribió un profundo artículo el historiador Fernando Mikelarena (ver Mikelarena, 2016b.
[8] Comandante jefe de los requetés hasta febrero de 1938. Durante unos días fue sustituido por Jaime del Burgo Torres.
[9] Ver Mikelarena, 2016: 33.
[10] A sus órdenes trabajaban tres policías secretos del Requeté: Jaime Larrea, Ángel Sagardía Carricaburu y Miguel Goñi Aparicio, se encargaban, entre otras tareas, de elaborar los informes sobre supuestos izquierdistas o nacionalistas
[11] Aróstegui: 258-260.
[12] Expulsó de la Guardia Civil a 4.995 miembros.
[13] El partido fundado por José Calvo Sotelo.
[14] Se refiere al lekandari Aguirre.
[15] Tomado de Preston, 2011: 575.
[16] Padre del político Jaime Ignacio del Burgo Tajadura; fundador del Partido Social Demócrata Foral de Navarra; integrado en UCD; fue senador y presidente de la Diputación Foral de Navarra, cargo del que fue destituido al ser implicado en el caso FASA. Al final acabó en el PP.
[17] Si está documentada la presencia del sacerdote Luis Fernández Magaña, encargado de dar el tiro de gracia. De esta sacerdote, el cardenal Gomá le censuraba que andara en malos tratos y trotes.
[18] En su libro Navarra 1936. De la esperanza al terror, página 483
[19] Sobre Galo Egüés ver el artículo de Iñaki Anasagasti en http://inasagasti.blog.com
[20] Ver Mikelarena, 2010.
[21] Maestre: 32.
[22] Maestre: 33.
[23] Tomado de Mikelarena, 2016b:607.
[24] Tomado de Mikelarena, 2016b: 608.
[25] Tomado de Angosto: 427.