De revolucionarios a tránsfugas

Antes de pasar a analizar la actitud que está tomando Podemos, conviene recordar que decía el Pacto contra el Transfuguismo firmado el 11 de noviembre de 2020. Entre los firmantes estaba Podemos. En el texto se leía:

Se considera tránsfuga asimismo la persona electa por una candidatura promovida por una coalición, si abandona, se separa de la disciplina o es expulsada de partido coaligado que propuso su incorporación en la candidatura, aunque recale en otro partido o espacio de la coalición, sin el consentimiento o tolerancia del partido que originariamente lo propuso.

Por lo tanto, a tenor del pacto que ellos mismos firmaron: Ione Belarra, Lilith Verstringe (a esta le debe venir de familia), Javier Sánchez Serna, Martina Velarde y Noemí Santana, son tránsfugas, se mire por donde se mire.

Aunque ellos mantienen que no son tránsfugas. Abría que recordarles que dijo su “musa” Irene Montero de Meri Pita cuando esta abandono el grupo parlamentario de Podemos para pasarse al Grupo Mixto, pues Montero la llamó tránsfuga.

Está espantada de los congresistas de Podemos es el punto final a una política llevada desde hace tiempo por Pablo Iglesias e Irene Montero desde su confortable chalet de Galapagar.

Podemos ha pasado a ser un partido de corte bonapartista en el que su “emperador” decide que se hace o no se hace, y al que no esté de acuerdo se le borra de la foto. Ya no hay ideología, ni propósitos políticos. El partido es dirigido por el incalculable ego que tiene su sumo sacerdote Pablo Iglesias y la sacerdotisa Irene Montero. “O yo o nadie” es la consigna emanada desde Galapagar, y los que les siguen ya no actúan como políticos, sino como entusiastas, y en muchas ocasiones histéricos, seguidores de cualquier ungido por la mano de Dios pastor evangelista.

Cuando se formaba el actual gobierno se le ofreció a Podemos que Nacho Álvarez ocupara un ministerio. Pero no, o era la suma sacerdotisa Irene Montero ocupando el ministerio de Igualdad o nadie. No importaba que la cerrazón de la Montero hiciera que una ley que podría haber sido perfecta acabara siendo la culpable de unos efectos indeseables.

Es significativo que Podemos que suele consultar con sus bases cualquier decisión que sea importante –hasta hicieron un referéndum sobre si era correcto que los próceres vivieran en un chalet en Galapagar, o que llamaron a consultas para ver si debían unirse a Sumar – 49.089 personas votaron afirmativamente-; en esta caso no hayan consultado a sus bases.

Lo que los “pensadores” de Podemos no parecen tener en cuenta es que si no hubieran ido dentro de Sumar no habrían conseguido tener cinco escaños, me remito para tal afirmación a los resultados obtenidos en las autonómicas o que en los lugares en los que se presentaron fuera de la coalición sacaron unos resultados ridículos.

Las consecuencias inmediatas es que muchos militantes han abandonado el partido tras esta última decisión dictatorial tomada por Iglesias, empezando por el líder de Podemos en Madrid, Jesús Santos, al que me consta han seguido muchos militantes, o los doce miembros relevantes de Cataluña.

La consecuencia final será la desaparición de Podemos como partido político, seguirá el camino de Ciudadanos. Pero lo peor será el desencanto que provocará en muchos votantes de izquierdas, que posiblemente en las próximas elecciones se abstengan. Es decir una puñalada a la izquierda, y todo por culpa del ego mayestático de un individuo al que le importa mucho menos el bienestar de los ciudadanos que el perder poder personal.

José Luis Garrot Garrot
José Luis Garrot Garrothttps://asambleadigital.es
Historiador y arabista. Profesor de la UCM

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