EL Salvador «Historia de una desilusión» Parte II: Desde el origen hasta la Independencia

La población indígena originaria

La población indígena de El Salvador se dividía en dos grandes familias: los autóctonos lencas, absorbidos culturalmente por los pueblos invasores mayas y nahuas (uno de los grupos aztecas); y los pipiles, mucho más numerosos y descendientes de las migraciones nahua, como demuestran las fuertes influencias lingüísticas del náhuatl (lengua predominante entre los aztecas). Los pipiles dan nombre a las tierras del Centro del país, como Cuzcatlán, y fundan un centro cultural y político del mismo nombre, cerca de la actual ciudad de San Salvador.

Los pipiles mantuvieron las estructuras económicas, sociales y políticas de los nahuas. Conservaron la propiedad de la tierra comunitaria dividiendo las grandes áreas de influencias de los poderosos caciques en calpullis o parcelas de tierra suficientes para alimentar a una familia. Los principales grupos sociales eran los nobles y los sacerdotes (pipiltun) quienes compartían el poder político con los guerreros. Al igual que los aztecas, eran los guerreros quienes elegían a los caciques, es decir, jefes militares. Con el tiempo los caciques dejaron de ser elegibles y se formaron cinco cacicazgos hereditarios: Apanecatl, Apastepl, Ixtepetl y Guacotecti y un gran centro religioso, Mita.

Cacique Pipil

La base de la pirámide social pipil estaba formada por comerciantes, artesanos y el «pueblo» (macehuotlín). Los macehuotlin, aparte de cultivar los calpullis, tenían la obligación de trabajar las tierras de los sacerdotes (primeros propietarios de las tierras). Los prisioneros de guerra eran desposeídos de todos sus derechos y como esclavos se ocupaban de trabajar para las clases dominantes.

En lo referente a la artesanía los especialistas destacan que El Salvador fue el centro de producción, y exportación, de una cerámica peculiar muy apreciada por su característico brillo metálico. En la esfera religiosa, rendían culto a los dioses nahuas: Quetzalcoatl, la serpiente emplumada, y a Tlalos, dios de la lluvia y de la fertilidad. La llegada de los españoles acabó con la cultura de los pipiles.

La Conquista

Centroamérica fue conquistada desde dos lugares: el Valle de Anahuac en México, y el istmo de Panamá. Las expediciones enviadas desde México por Hernán Cortés, al mando de Pedro de Alvarado, tenían la misión de conquistar Cuscatlán, cristianizar a los indios y someterlos a las leyes de la corona de Castilla, integrando el territorio en la Capitanía General de Guatemala.

Conquistadores y aliados indios

En 1.524, Pedro de Alvarado y  su hermano Diego invadieron Cuscatlán, atravesando el río Paz, cerca de un lugar que hoy se llama La Hachadura.

Los españoles tardaron quince años en dominar completamente a los pipiles, a quienes expoliaron las tierras, destruyendo sus templos y dioses, obligando a los indígenas a trabajar para su beneficio y sometiendo la autoridad de los caciques a la de los invasores.

La etapa Colonial

La destrucción de la propiedad comunitaria y la apropiación de la tierra por los invasores constituyó la base de las haciendas que, a su vez, iniciaron un proceso de concentración de la propiedad que continuó muchos años después de la independencia, dando origen a la estructura social extremadamente desigual que aun hoy pervive en El Salvador.

Los españoles impusieron la «encomienda», encubierta figura de propiedad mediante la cual un grupo de indígenas era “encomendado” a la «protección» de un español, al cual, en realidad, estaban obligados a trabajar gratuitamente y al que se veían forzados a entregar un tributo en especie.

El cacao, algodón, añil y bálsamo eran los productos coloniales extraídos de la tierra y el trabajo de los pipiles.

El añil fue el producto que permitió la primera acumulación de capital en El Salvador durante la colonización. La toxicidad del trabajo del añil y, en general, las malas condiciones en que se obligaba a trabajar a los indígenas dieron lugar a una gran disminución de población entre estos.

La llegada de los españoles supuso no sólo la destrucción del orden social indígena, sino también la introducción de un nuevo sistema económico, con nuevas técnicas de producción, como el arado, el uso de la fuerza animal y el hierro. Surgieron nuevos oficios, aparecen los herreros, carpinteros, peleteros; al mismo tiempo que comenzó la explotación de algunos minerales.

El mestizaje permitió la estructuración social en tres grupos: la clase dominante, formada por los españoles, llamados peninsulares (venidos de España) o criollos; la clase dominada, formada por dos grupos: un cuerpo intermedio formado por los mestizos, a los que se negaba el derecho a la propiedad privada y eran encargados de los cargos administrativos y trabajos manuales cualificados; y los indígenas que, en régimen de semi esclavitud o servil, trabajaban en las explotaciones agrícolas de los primeros.

La Independencia

Bajo el influjo de la revolución norteamericana, el pueblo centroamericano sueña con liberarse del poder colonial. Los criollos de Centroamérica reivindican la independencia para librarse del control sobre el comercio del añil, ejercido por la metrópoli.

En 1.811, hubo levantamientos populares en San Salvador, San Pedro Grande, Santiago Nonualco, Usulután, Chalatenango y otros lugares. Los próceres Arce y Delgado, ante la imposibilidad  de controlar al pueblo rebelde, aceptaron la represión aplicada por las autoridades coloniales.

El 24 de enero de 1.814, Pedro Pablo Castillo, segundo alcalde de San Salvador, dirige un levantamiento popular. La represión alcanzó a todos los alcaldes independentistas, que fueron encarcelados, y a los propios próceres, Arce, Celis y Juan Manuel Rodríguez, que tampoco esta vez apoyaron un levantamiento popular que no controlaban. Fueron liberados al jurar fidelidad al rey de España, y Pedro Pablo Castillo fue ahorcado.

La independencia de Centroamérica se proclamó en Guatemala el 15 de septiembre de 1. 821.Como en tantas otras partes, a una u otra orilla del Atlántico, la libertad la consiguió el pueblo y la gozaron los pudientes. En el momento de la independencia los padres de la patria eran también sus dueños.

La República Federal de Centroamérica

Tras la independencia, criollos y mestizos se dividieron en dos grupos, liberales y conservadores, apartando a los indígenas de cualquier discusión sobre el poder.

El 22 de noviembre de 1.824, se promulgó la Constitución de la República Federal de Centroamérica, en un intento de mantener la región unida. El primer presidente de la Federación fue el salvadoreño Manuel José Arce, quien no logró convencer a liberales y conservadores de la conveniencia de la unidad de la región.

El líder de la unidad centroamericana fue, sin embargo, el hondureño Francisco Morazán, quien fuera elegido dos veces presidente de la Federación, en 1.830 y 1.835. Él realizó la primera reforma liberal en toda Centroamérica: otorgó la libertad de culto, promulga la ley de divorcio, convirtió los conventos en prisiones modelo y cuarteles, fomentó y democratizó la enseñanza y abolió los diezmos y primicias con que la Iglesia gravaba al pueblo.

Sin embargo, la República Federal, constituida por cincuenta estados, cada uno de los cuales se reservaba de forma autónoma los poderes legislativo, ejecutivo y judicial; era, en realidad, una asociación en la que las oligarquías criollas locales se reservaban el gobierno de sus provincias respectivas.

La Constitución, por otra parte, elaborada por grupos absolutamente minoritarios, garantizaba un reparto de poder entre los caciques territoriales con el decidido propósito de asegurarse la capacidad de maniobra necesaria para controlar a su antojo los respectivos territorios según sus propios intereses. Estos intereses privados carecían, sin embargo, de la profundidad  o de la importancia nacional imprescindibles para perdurar mucho tiempo.

En 1.838 comenzó a manifestarse la quiebra del sistema como consecuencia de las tensiones entre sus componentes, tensiones que, finalmente desembocaron en la guerra civil. El presidente Morazán, designado en 1.830, hizo cuanto pudo para mantener la unión, primero como Presidente Federal y, más tarde, como Presidente de El Salvador, hasta su fusilamiento en 1.842, pero sus esfuerzos fueron estériles.

La idea federativa, sin embargo, no murió del todo y sigue apareciendo en los discursos de muchos políticos, alimentando ideas como el Mercado Común Centroamericano. La realidad, sin embargo, fue la de la fragmentación, la discordia y el conflicto generados por la ausencia de figuras de relieve político y por las luchas egoístas cuyas pomposas justificaciones apenas logran encubrir los intereses personales o, a lo sumo, familiares.

En esas condiciones, no es de extrañar que la región, zona obligada de paso para la gran avalancha humana de la carrera del oro hacia California, fuera «redescubierta» por el gobierno norteamericano. A partir de entonces, Centroamérica, «tan lejos de Dios y tan cerca de EE. UU.», pasaría a ser el «backyard», el «patio trasero» del poderoso vecino del Norte.

Anastasio Aquino

Siendo Francisco Morazán presidente de la República Federal de Centroamérica, y Marino Prado jefe del Estado de El Salvador, se dio el levantamiento de los indígenas nonualcos.

La independencia y las reformas liberales no impidieron que a los indígenas se les siguiese expropiando tierras, se les obligase a pagar impuestos, estuvieran sometidos al  reclutamiento forzoso y a la miseria. Esta situación provocó el descontento popular, que se tradujo en levantamientos indígenas en Tejutla, Chalatenango, Zacatecoluca y otros lugares.

Aquino, líder de los indígenas

El levantamiento más importante fue en la región de los nonualcos, en el Departamento de La Paz. Los nonualcos gozaban de bastante autonomía en esta zona y eran reacios a asimilar la cultura occidental. El levantamiento fue dirigido por Anastasio Aquino, «el corazón rebelde de la patria». Bajo su dirección, los indígenas derrotaron al ejército en varias batallas, y tomaron las poblaciones de San Vicente y Zacatecoluca.

Más tarde, y tras una derrota a manos del ejército, Anastasio Aquino fue ejecutado y su cabeza expuesta en un  árbol.

Francisco Javier García Martínez
Francisco Javier García Martínezhttps://asambleadigital.es
Licenciado en Historia. Técnico superior en electromedicina. Activista, defensor de los DDHH y la justicia social

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