Ser peluquera/o te da un doctorado en sabiduría

Sabemos, que todo trabajo en sociedad tiene el fin de producir bienes u ofrecer servicios, para satisfacer así los requerimientos del conjunto social organizado. Pero no todo el mundo lo lleva a cabo de la misma manera. Existen diversas formas de trabajar en la sociedad, cada una remunerada distinta y con distintos niveles de exigencia formal y de calificación para su mercado laboral específico.

Los oficios, tan denostados en nuestra sociedad actual, fueron más que valorados y apreciados en la antigüedad. Pues bien, escojamos uno…el oficio de peluquero, por ejemplo.

Siempre hemos cuidado de nuestro cabello en todo momento, ya en la prehistoria, cortaban el pelo utilizando las mismas piedras con las que afilaban las armas, en el antiguo Egipto era un elemento diferenciador entre clases. Así, el pelo servía para saber quiénes eran esclavos, sacerdotes y élite, (a los esclavos se les rapaba  la cabeza).

Los griegos, solían llevar el pelo largo y rizado tal y como muestran las esculturas de la época y los peinados eran realmente elaborados.

Durante el imperio romano fue cuando se profesionalizó por primera vez el gremio de peluqueros y peluquerías, este arte, técnica y profesión no paró de desarrollarse, evolucionar e innovar hasta nuestros días.

Además de auténticos profesionales en el arte de cuidar el cabello, también lo son ejerciendo en ocasiones de psicólogos, confesores, de madres o padres dando consejos, y otras de «santos», por practicar la paciencia y tolerancia que tienen cuando les toca algún o alguna pedante que se cree la reina de España, o que no para de hablar hasta que se va.

A veces, hasta llegan a ejercer de médicos cuando les contamos todas las enfermedades habidas y por haber que tenemos y responden sabiendo de que les estás hablando, tratamientos posibles y efectos secundarios.

¡Vamos! Que si quisieran podrían escribir un libro  lleno de anécdotas al respecto.

Además, quién mejor que tú peluquería de toda la vida para ponerte al día de todo lo que ocurre en tu vecindario, (ya que ellos viven la realidad del país cada día) las noticias de política, corazón y hasta de la bolsa y el IBEX 35.

Se crea un vínculo maravilloso con la peluquera de toda la vida, esa persona que con manos expertas te práctica un masaje en el cabello durante el lavado que te deja semi inconsciente de lo relajada que te deja…así es Ana, mi peluquera, ama su profesión y eso se nota, la dedicación y el esfuerzo del día a día, conlleva al trabajo bien hecho.

Opino que ejercen un papel crucial en la sociedad desde siempre, de hecho, se demostró  en pleno confinamiento por culpa de la pandemia por COVID-19.

Ellas y ellos se relacionan con generaciones enteras; madres que llevan a sus hijos, y después siendo abuelas, a sus nietos.

Nos han peinado y han participado de muchas maneras en nuestras celebraciones más íntimas: bodas, bautizos comuniones, graduaciones de nuestros hijos y un larguísimo etc.

También han sido partícipes de nuestras tristezas, duelos y pesares en los momentos más duros.

Por todo lo expuesto, sé que:

“Existe más sabiduría dentro de una peluquería, que  proporcionalmente la que puedas encontrar en la mejor universidad del mundo”.

Isabel Bailo Domínguez
Isabel Bailo Domínguez
Profesora de educación infantil, técnica fitosanitaria cualificada, técnica medioambiental y forestal, madre a tiempo completo, actualmente estudiante de grado de historia y Rebelde con causa

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