MEDINA Y VILLALONGA, Rafael (duque de Alcalá de los Gazules, y duque consorte de Medinaceli[1].
Falangista, fue miembro de la Guardia Cívica que se creó en Sevilla al mando de Alfredo Erquicia, unidad especializada en llevar a cabo la represión. Compañero de Ramón de Carranza en sus correrías por los pueblos del Aljarafe sevillano. Estaba al frente de un grupo de quince o veinte falangistas conocidos como la Escuadra Negra, que sembraron el terror por la campiña sevillana y onubense. Fue tal el número de asesinados por la Escuadra Negra que el enterrador del cementerio dejó su trabajo y acabó siendo ingresado en un psiquiátrico. Se le considera autor material de múltiples asesinatos. Fuel alcalde de Sevilla de 1943 a 1947.
MORA-FIGUEROA GÓMEZ IMAZ, Manuel. Falangista –llegó a ser vicesecretario de Falange, y capitán de navío. Fue el organizador de la Guardia Cívica de Jerez de la Frontera. Junto a su hermano José[2] formó la columna conocida como Tercio Mora-Figueroa. Esta columna participó en la «limpieza» de varios pueblos gaditanos, como Algodonales, Olivera, Ubrique, Alcalá del Valle. También llevaron a cabo esta tarea en pueblos de Málaga, Córdoba y Badajoz.
El 12 de agosto partió de Jerez rumbo a Villamartín, en esta población gaditana llevó a cabo una auténtica matanza. El delito cometido por los habitantes del pueblo era haber alquilado coches a socialistas y republicanos. Con la ayuda de la columna dirigida por el capitán Mariano Gómez de Zamalloa, entre julio de 1936 y febrero de 1937 se fusiló a 120 hombres y 9 mujeres.
En Rota el Tercio Mora-Figueroa asesinó a sesenta personas; en Arcos de la Frontera, a 86; en Alcalá del Valle, con el apoyo de veinte guardias civiles, fusilaron a 20 hombres y cuatro mujeres, previamente torturados.
El Tercio Mora Figueroa acompañó a una columna de Regulares dirigida por el capitán Mariano Gómez de Zamalloa y Quince en la toma de Arcos de la Frontera –población en la que los Mora Figueroa tenían propiedades-. En esta población se asesinó a 86 personas.
Ya en la provincia de Málaga los hermanos Mora Figueroa instalaron su cuartel general en Ronda, desde donde organizaban batidas por los pueblos cercanos para apresar a personas que no habían apoyado la sublevación. Estos prisioneros de los pueblos limítrofes eran conducidos a Ronda donde serán asesinados sin más dilación. En estos asesinatos en la población malagueña destacó Pedro Barbadillo Rodríguez, al frente de un grupo de señoritos llegados desde Sanlúcar.
Ferviente admirador de los nazis –formó parte de la comitiva que visitó Berlín en septiembre de 1940-, se incorporó a la División, actuando de ayudante personas de Muñoz Grandes. Fue condecorado con la Cruz de Hierro por haber sido herido en combate.
PARIAS GONZÁLEZ, Pedro. Había sido compañero de Queipo en la academia militar, esta amistad hizo que Queipo le nombrara gobernador civil de Sevilla, cargo que ostentó hasta su muerte en febrero de 1938. Miembro de la Guardia Cívica sevillana – participó en la represión de los obreros sevillanos en la huelga de 1931-; y muy amigo de Ramón de Carranza y José García Carranza «El Algabeño». Afiliado al partido Acción Popular, fue presidente de la Diputación de Sevilla durante la dictadura de Primo de Rivera. Durante un tiempo estuvo encarcelado por su participación en la Sanjurjada. Fue un personaje clave en la represión que se llevó a cabo en Sevilla.
Parias era tío de la esposa de Blas Infante, Angustias García Parias. Al parecer Parias tenía una especial animadversión contra el líder del andalucismo, al parecer se debía a que Blas Infante había sido el abogado de la parte contraria a Parias en un juicio que se celebró por motivos económicos y que Parias perdió.
Blas Infante le dijo a su esposa, posiblemente las últimas palabras que le dirigió: Sé que no tengo nada de lo que arrepentirme; lo que me condena es el pleito que gané contra tus tíos; cuida por favor de los niños, diles que están bien y que yo me acuerdo de ellos[3].
Su hermana Angustias Parias le dijo: Siempre me dijiste que me dabas el favor que yo te pidiera y lo que me has dado al final de todo es que han matado a mi yerno por tu culpa.
La hija de Blas Infante, Alegría Infante en una entrevista que concedió a Confidencial Andaluz, habló de la actitud de Parias respecto a su padre: No sé con quiénes llegó a hablar [su madre] por intentar salvar la vida de mi padre, pero sí se dé su sufrimiento por cómo no había podido sacar nada de Pedro Parias[4]. Según parece Angustias Parias llegó a arrodillarse ante su tío pidiendo clemencia para su esposo, negándose éste a prestarle la ayuda que le rogaba. Pedro Parias se justificó por la muerte de Blas Infante diciendo que la orden de su fusilamiento venía directamente de mandos superiores; es decir de Queipo de Llano.
PELAYO NAVARRO, Mariano. Teniente de la Guardia Civil al indicarse la guerra –posteriormente ascendido a capitán-, participó en la organización del golpe de estado a espaldas de su jefe el teniente coronel Fernando Vidal Pagán, por entonces comandante de la Guardia Civil en Granada, y que se mantuvo fiel a la República. Delegado de Orden Público y jefe del Servicio de Espionaje Militar (SIPM).
El general López Prieto confesó al historiador Miguel López Corral que un capitán de la Guardia Civil, que era el comandante de la Comandancia de Granada: el día que no mataba a alguien estaba malo, y que su mayor disfrute era descerrajar la cabeza de un tiro a un detenido, para lo cual los mandaba colocar en el asiento delantero del Land Rover, disparándoles por sorpresa desde atrás, igual que habían hecho con Calvo Sotelo sus asesinos.
El 6 de junio de 1938 sufrió un atentado de resultas del cual perdió la mano izquierda y un ojo, y le quedó destrozada la mandíbula. Por este atentado fueron condenadas a muerte y ejecutadas 37 personas, entre ellas ocho mujeres.
QUERO GOLDONI, Eduardo. Al iniciarse la guerra era teniente coronel retirado. Fue el coordinador del golpe de estado en Córdoba. Organizaba las reuniones conspiratorias en su casa o en la de su hijo Manuel Quero Morente Nada más triunfar el golpe fue nombrado presidente de la Diputación de Córdoba.
El historiador Francisco Moreno divide la represión en Córdoba en tres fases. La primera sería la dirigida por Quero Goldoni finalizando el 22 de septiembre de 1936, en esta fase se asesinó en Córdoba a 400 personas. La segunda la dirigiría el comandante Zurdo, y la tercera Bruño Ibáñez.
De su implicación en la trama golpista dio relación en una carta que escribió a Rafael Cruz Conde en febrero de 1939, con motivo de la muerte del hermano del terrateniente cordobés: Varias veces celebré diversas conferencias en mi casa. Vibrante, enérgico, duro, inteligente. Me parece verlo en mi despacho departiendo con el heroico coronel Cascajo, con «nuestro general», valiente entre los valientes, a quién deparó el inmarcesible honor de salvar a Córdoba de la bestia roja[5].
Castejón recordaba a Quero: [… Quero se convirtió en un represor furibundo e implacable[6]. ¡Y esto lo decía Castejón!
Según parece estuvo implicado directamente en el asesinato de algunas personas, por ejemplo en el del doctor Lorenzo Isla. Como señala el doctor J. Sama Naharro: el doctor Lorenzo Isla fue eliminado por exigencia de Quero, […] un hermano de Isla que era militar en Salamanca, vino a Córdoba a intentar exigir responsabilidades.[7]. Curiosamente el doctor Isla era el director del Dispensario Antituberculoso –también fusilaron a su enfermera-, tras ser asesinado fue sustituido, ¡Qué casualidad!, por el hijo de Quero.
REBOLLO MONTIEL, José. Alférez de la Guardia Civil, era un hombre muy próximo a Díaz Criado. Dirigía la Brigadilla de Información de la Guardia Civil. También formaba parte del Comité de Salud Pública; este comité tenía su sede en la trágicamente conocida comisaría de la calle Jesús del Gran Poder de Sevilla. En la puerta de las dependencias que ocupaba tenían una calavera y dos tibias con un cartel que decía Por mal español, así me veo. Entre la gente de derechas Rebollo tenía fama de «justiciero». Dentro de su Brigadilla de Información había algunos elementos que tenían fama de sádicos, como José Ponce Fernández «El Soldadito», y el capitán Andrés Portabella. Rebollo era al que Díaz Criado había dejado encargado de supervisar las torturas y los interrogatorios a los detenidos.
Las «andanzas» de Rebollo ya eran conocidas desde antes de la guerra. El 18 de junio de 1934, las Federaciones del PSOE y de la UGT, le denunciaron ante el gobernador civil de Sevilla y el ministro de la Gobernación, por los abusos que se estaban cometiendo por parte de guardias civiles en pueblos de la provincia. El Socialista, daba noticias de la actuación de Rebollo en Puebla de Cazalla: La brigadilla de Rebollo, extralimitándose en sus funciones […], visita los pueblos de la provincia, como si se tratara de un policía secreta, vistiendo de paisanos igual suboficial como los números de la Guardia Civil. El pasado día 11, después de haberles visitado varias veces, se personó dicha brigadilla en Puebla de Cazalla, a pesar de existir en el pueblo guardia civil. Allí detuvieron a los obreros Antonio Sánchez Reina, Francisco Santos Moreno, José Cordero, Juan Fernández y varios más. Asimismo detuvieron a la mujer Isabel Espejo, esposa de un obrero pero con anterioridad a la amedrentaron. A todos los obreros detenidos les encerraron en el Ayuntamiento en un cuarto estrechísimo, donde los golpearon y maltrataron […]
Una vez iniciada la guerra la brigadilla de Rebollo volvió a Puebla de Cazalla; los brigadas de la Guardia Civil Ambrosio Santos Velasco, Ángel Fuentes Fuerte, junto al jefe de milicias Juan Rayo Mármol, y del presidente de la gestora municipal, José Coto Romero, se encargaron de llevar a cabo una verdadera masacre. En Puebla de Cazalla se asesinó a 244 personas y aún se mantienen 55 desaparecidos[8].
En noviembre de 1936, Rebollo le dijo a Garrigós: Mi comandante, llevamos fusilados, entre Sevilla y provincia, más de cuarenta mil y estos hijos de puta siguen pensando lo mismo.
Bibliografía reseñada en el capítulo
DELMÁS INFANTE, Alejandro (2020): Blas Infante se rebeló contra “contra el mando legítimo” según una sentencia de 1940, en https://confidencialandaluz.com/blas-infante-se-rebelo-contra-el-mando-legitimo-segun-una-sentencia-de-1940/
GARCÍA MÁRQUEZ, José Mª (2007): La represión militar en la Puebla de Cazalla (1936-1943), disponible en https://www.centrodeestudiosandaluces.es/datos/publicaciones/ediciond_cazalla.pdf
MORENO GÓMEZ, Francisco (2009): 1936: el genocidio franquista en Córdoba, Barcelona.
[1] Por su matrimonio con la duquesa de Alcalá.
[2] Marqués de Tamarón.
[3] Ver Delmás.
[4] Ver Delmás.
[5] Tomado de Moreno, 2009: 43.
[6] Tomado de Moreno, 2009: 527.
[7] Tomado de Moreno, 2009: 527.
[8] Ver García Márquez, 2007: 71.