El espectáculo que dieron ayer algunos dirigentes del PP fue lo más parecido que he visto en política a una película de los hermanos Marx. La actriz principal fue la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, teniendo como coprotagonista al secretario general del PP Teodoro García Egea.
Los guionistas José María Aznar y Miguel Ángel Rodríguez Bajón, que también actúa, no les quepa duda, como director de la tragicomedia. El mismo Rodríguez que fue condenado por las injurias repetidas que lanzó sobre el doctor Luis Montes, y que al negarse a pagar la multa y la indemnización a la que fue condenado vio intervenidas sus cuentas bancarias. El mismo que una noche chocó contra varios vehículos y arroyó a un peatón al conducir después de haberse bebido hasta el agua de los charcos –cuadruplicó el índice de alcohol permitido- por lo que fue detenido.
Pues con estos personajes todavía hay quién se asombra de lo ocurrido. Por un lado tenemos a una individua a la que, o le hacen puenting las neuronas o es que sencillamente es una mala persona, recuerden que fue la que ordenó a las residencias de ancianos que no derivaran a los residentes infectados por el Covid-19 a centros hospitalarios, la que está privatizando la sanidad y la educación pública madrileña, etc.
A la Díaz Ayuso le gusta ir de víctima, y la verdad es que hay que reírse para no llorar. Acusa a sus propios jefes de llevar a cabo una conspiración judeo-masónica; y todo para ocultar que compró mascarillas a 6 euros la pieza, a un amigo de la infancia, compra por la que su hermano del alma dicen que se llevó al talego 280.000 euros. Mientras 600 españoles morían cada día a causa del Covid.
Lo de traca fue la comparecencia de García Egea. Hay que tener poca vergüenza para decir que la Ayuso es una desleal, y una presunta corrupta por el contrato de marras. Respecto a esto me asombra que todos los eminentes analistas políticos televisivos –lo de eminentes va de coña cómo se habrán podido imaginar-, todos coinciden en decir que sí la dirección del PP sabía que el contrato era ilegal debían haberlo anunciado a la fiscalía, hay que ser muy inocente o muy tonto para creer que el PP denunciaría un caso de corrupción de uno de los suyos. Además, imagínense que el PP se presenta ante el fiscal para presentar una denuncia por corrupción contra Díaz Ayuso; pueden ocurrir dos cosas: primera que al fiscal le dé un ictus al pensar que se había vuelto tonto, o le diera un ataque de risa con mortal final.
Estimados lectores no puedo negar que con esta pelea a navajazos al más puro estilo goyesco, este disfrutando como un enano. Gozo que se empaña al pensar que Abascal y sus hordas deben estar haciendo aplausos con las orejas. A todo esto millones de españoles, que no les quepa duda si pudieran serían tan corruptos como buena parte de los miembros del PP, les seguirán votando.
