Seguimos semana tras semana con una de las campañas mediáticas más descaradas de la historia reciente de nuestro país. En esta cruzada se está promocionando a un personaje en donde la mediocridad de su pensamiento se ve superado por una gran “naturalidad” y “espontaneidad” de sus mensajes que al parecer lo hace irresistible para algunos (o muchos).
Su presencia en los medios es continua, cualquier comentario, aunque sea ridículo, salta a la palestra en los canales televisivos, radios y periódicos de nuestro país y extranjero. Medios siempre deseosos de alumbrar algún fenómeno que suba sus audiencias, aunque sea basura. Además a los poderes económicos y clases pudientes les gusta por su predisposición a aniquilar lo público, y los neopaletos limpiabotas urbanitas se maravillan ante su desparpajo y claridad de mensaje al electorado «librepensador» y franquista 2.0.
El problema es que este personaje es una política que gobierna una Comunidad Autónoma y no cualquier personajillo de la prensa rosa y programas basura de Tele 5.
Esta señora gestiona miles de millones de euros, con los que debería dar los mejores servicios en Educación, Sanidad y Vivienda, que es lo que gestionan las CC.AA. Sin embargo, nos apabullan con sus opiniones sobre los temas más banales o las consecuencias de su ambición futura en su propio partido.
Mientras, los debates y rendición de cuentas en la Asamblea que representa a los que gobierna se convierten en un espectáculo ante su negativa a explicar cómo gestiona su feudo, y de paso soltar sus soflamas populistas. A ella le da igual, ya tiene a sus Miguel Ángel Rodriguez, Lansquetis y Osorios que manejan el cotarro político y económico, esencialmente privatizaciones y chanchullos millonarios. Mientras, la sanidad y educación pública mueren por la indiferencia de los que buscan una «libertad» que no sabría ni uno definir.
Cada vez que la vemos en pantallas, cada vez que compartimos o retuiteamos memes sobres sus tonterías, cada vez que caemos en la trampa de hablar de ella, aunque sea mal, hacemos cada vez más grande a este fenómeno populista de libro.
La contra receta no es fácil, seguro, pero desde luego de mí no va a salir más ningún mensaje ni pensamiento que ayude a esta señora presidenta a hacerle más la campaña gratis.
Hay que olvidarse de ella, como si no existiera, tan solo remarcar las consecuencias de su política caverno-liberal que quiere contagiar al resto del estado. Y recordemos que de populismo no se salva nadie en ningún sitio, aviso a caminantes.