Reflexiones a contrapelo, o el descaro de los corruptos

De forma recurrente me viene a la cabeza una reflexión. Empezaré por contextualizarla:

  • A partir del 2004, Francisco Granados, secretario general del PP de Madrid, través de la red mafiosa de la Trama Púnica, cobraba comisiones por autorizar la construcción de centros educativos privados-concertados (de 900.000 euros a 1,2 millones por cada centro).
  • En Valencia, a través de otra de las archiconocidas tramas de corrupción del PP (Gürtel), montaron un tinglao en el que más de 1000 millones en sobrecostes terminaron repartidos en los bolsillos del PP y un serie de constructores.

Desde el pasado año el PP se ha abanderado con la defensa del modelo de educación concertada. Afirman que es «(…) nuestro programa, nuestro modelo y un icono(…)».

Pues sí, está claro que, visto en contexto, es su modelo e icono, pero no porque tenga nada que ver la «libertad» en toda la ecuación. Creo que no hace falta ser Hércules Poirot para oler a podrido en esta batalla del PP.

Por eso me sorprende la postura de parte de la población que participa de la misma. ¿De verdad a ellos no les parece llamativo que un partido político con tramas de corrupción millonarias, que involucra centros educativos privados-concertados, abandere una lucha en pro de los centros educativos privados-concertados?

En ocasiones mis congéneres de la clase obrera consiguen que me explote la cabeza con lo que considero ejercicios de perspicacia semejantes a los de un gastrópodo…

…O quizá el raro soy yo y hago relaciones fuera del sentido común.

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