Público o Barbarie, esta es la cuestión

A pesar del nuevo rumbo que ha tomado la campaña electoral en la Comunidad de Madrid (CAM), tras las amenazas de muerte a varios políticos y de la tensión latente este año que no sabemos muy bien donde terminará, estamos perdiendo el enfoque de lo que realmente nos jugamos: la gestión de los recursos y servicios públicos.

Entiendo que en este estado emocional, en el que sentimos que es posible que peligre la democracia tal y como la entendemos, nos volquemos con lemas antifascistas y recordando de dónde venimos. Pero lo que nos jugamos el 4M es lo que gestiona la vida, es decir, la Sanidad Pública, la Educación Pública, la vivienda, las residencias, la Ciencia, la Cultura y el anillo mágico que somete a todos: la fiscalidad para financiarlo. El bloque reaccionario lo tiene claro: seguros privados, colegios privados subvencionados, capitalismo salvaje, especulación inmobiliaria, precariedad que desmantele la conciencia de clase y, eso sí, cañas para olvidar que vives para sobrevivir.

Es decir, para lo que realmente nos jugamos no valen mensajes pomposos que nos reconfortan pero que no recalca que el fascismo ultraliberal precisamente lo que desea es dejar en los huesos toda la infraestructura de los servicios públicos, esto es muchísimo peor que mandar cuatro balas a políticos que por suerte tienen seguridad. Así que, ante el fascismo datos, datos y datos. Datos para contar a nuestros amigos y familiares, datos para agitar mentes, datos para pensar, reflexionar y difundir.

Solo pondré un ejemplo, ayer se conocía que un instituto público de Móstoles pedía una colecta para que algunos alumnos que van a hacer la EvAU pudieran pagar las tasas ante la falta de recursos familiares. Este es el futuro que quiere el fascismo ultraliberal, gente sobreviviendo mientras los ricos viven en un paraíso fiscal. Madrid se está convirtiendo en un polvorín social, donde las consecuencias de las crecientes desigualdades pueden crear monstruos incontrolables.

Las causas por las que cosas de tanto sentido común y solidario no entra en buena parte de la clase trabajadora es algo de lo que deberemos reflexionar ampliamente. Mientras tanto nuestra obligación será enseñar la realidad a los que por ahora prefieren estar ciegos. Hoy más que nunca hay que revitalizar a Antonio Gramsci:

Instrúyanse, porque tendremos necesidad de toda nuestra inteligencia. Agítense, porque tendremos necesidad de todo nuestro entusiasmo. Organícense, porque tendremos necesidad de toda nuestra fuerza.

Desde Revista Asamblea Digital hemos hecho una campaña con los datos reales de la CAM, listos para difundir y explicar:

Francisco Javier García Martínez
Francisco Javier García Martínezhttps://asambleadigital.es
Licenciado en Historia. Técnico superior en electromedicina. Activista, defensor de los DDHH y la justicia social

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