Segura voy cara al peligro curiosa en el riesgo que asoma por las grietas del alma como poderoso milagro, capaz de llamarme y hacer posible el mayor salto al vacío. De la mano de mi único testigo, en mis ojos una venda floral me guía mi amante bandido, mi yo, el más infiel pero… ¡incondicional! Confío, confío en mí y en lo imposible. La vida, que me toma, es mi aliada: me lo encara cada día que respiro y sonrío; que lloro… con amor, con dolor, con rabia. ¡Este mundo no es como lo soñaba! Mente hábil no empeñaría cabeza. Pero sí un seso, obseso y contumaz en llevar las riendas de todo no dando su libertad al motor: al Amor sin medida, a la intuición, al corazón espiritual. Con quien me cruzo por los caminos (tanto si es non, como si es par) mi alma sin armadura va. ¡Despreocupaos, dancemos al son con la Madre Tierra y con el Padre Cielo, Ch’ien! Me sé hecha de éter y barro cemento, cal y fina arena; un combinado hondo de agua salina, un sorbete de jengibre a la canela. Pero… ¡nada permanecerá igual! Si el Ser supera tanto el molde, ¿Por qué nos importa el material? Amaré sin más, en textura ligera. Sin tramas ni plan.
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