Hoy se cumplen 44 años de uno de los episodios más trágicos de la Transición española, ocurrido el 3 de marzo de 1976. La masacre que se llevó a cabo en la escalinata de la iglesia de San Francisco de Asís, ubicada en el barrio vitoriano de Zaramaga.
En enero 6.000 trabajadores habían iniciado una huelga que tenía, entre objetivos, que se eliminara el decreto que imponía topes salariales así como unas mejores condiciones laborales en los centros de trabajo.
A esta lucha que llevaba ya dos meses se unieron el 3 de marzo los agricultores, los estudiantes y buena parte de los comercios de Vitoria que cerraron sus puertas en solidaridad con los huelguistas.
En la iglesia de San Francisco de Asís se encontraban unas 5.000 personas, en asamblea permanente. En un momento la iglesia es rodeada por las fuerzas de orden público. Ante este asedio el párroco de la iglesia sale al exterior y le comunica a la policía que dentro del templo no estaba sucediendo nada anormal, que la gente estaba reunida tranquilamente y en modo pacífico; también les comunicó que los trabajadores no tenían intención de salir. Eran las 17.00 horas.
De nada sirvió que no hubiera ocurrido nada que justificara la intervención de la, entonces, policía armada; estos recibieron la orden de desalojar la iglesia como fuera. La policía comenzó a lanzar botes a humo a través de las ventanas, que quedaron destrozadas, haciendo imposible que la gente permaneciera allí ya que les estaba faltando el aire. La salida a tropel de los trabajadores fue recibida con disparos de fuego real y pelotas de goma. El balance cinco muertos y más de 150 heridos.
La transcripción de parte de las conversaciones que se tuvieron a través de la banda de radio de la policía, demuestra que lo que se hizo no fue una casualidad.
«V-1 a Charlie. Cerca de la iglesia de San Francisco es donde más grupos se ven. Bien, enterados».
«Charlie a J-1. Al parecer en la iglesia de San Francisco es donde más gente hay. ¿Qué hacemos? Si hay gente ¡a por ellos! ¡Vamos a por ellos!»
«J-1 a Charlie. Charlie, a ver si necesitas ahí a J-2. Envíalo para aquí para que cubra la espalda de la iglesia.»
«J-3 a J-1 Estamos en la iglesia. ¿Entramos o qué hacemos? Cambio».
«…Entonces lo que te interesa es que los cojan por detrás. Exacto».
«J-1 a J-2 Haga lo que le había dicho (acudir en ayuda de Charlie a Zaramaga). Si me marcho de aquí, se me van a escapar de la iglesia. Charlie a J-1. Oye, no interesa que se vayan de ahí, porque se nos escapan de la iglesia. …Mándennos refuerzos, si no, no hacemos nada; si no, nos marchamos de aquí; si no, vamos a tener que emplear las armas de fuego. Vamos a ver, ya envío para allí un Charlie. Entonces el Charlie que está, J-2 y J-3, desalojen la iglesia como sea. Cambio. No podemos desalojar, porque entonces, entonces ¡Está repleta de tíos! Repleta de tíos. Entonces por las afueras tenemos Rodeados de personal ¡Vamos a tener que emplear las armas! Cambio. Gasead la iglesia. Cambio. Interesa que vengan los Charlies, porque estamos rodeados de gente y al salir de la iglesia aquí va a ser un pataleo. Vamos a utilizar las armas seguro, además ¿eh? Charlie a J-1. ¿Ha llegado ya la orden de desalojo a la iglesia? Sí, sí la tiene J-3 y ya han procedido a desalojar porque tú no estabas allí. Muy bien, enterado. Y lástima que no estaba yo allí».
«Intento comunicar, pero nadie contesta. Deben estar en la iglesia peleándose como leones. ¡J-3 para J-1! ¡J-3 para J-1! Manden fuerza para aquí. Ya hemos disparado más de dos mil tiros. ¿Cómo está por ahí el asunto? Te puedes figurar, después de tirar más de mil tiros y romper la iglesia de San Francisco. Te puedes imaginar cómo está la calle y cómo está todo. ¡Muchas gracias, eh! ¡Buen servicio! Dile a Salinas, que hemos contribuido a la paliza más grande de la historia. Aquí ha habido una masacre. Cambio. De acuerdo, de acuerdo. Pero de verdad una masacre».
¿Quién fue el responsable de la matanza? Parece claro que el capitán Quintana, que era quién estaba al mando de la fuerza policial tenía que haber recibido órdenes de instancias más elevadas. La máxima autoridad del orden público era Manuel Fraga Iribarne, que aunque se encontraba en Alemania, vendiendo las «bondades» de la transición que se estaba llevando a cabo. Todas las fuentes señalan que estaba en constante contacto con el ministerio de la Gobernación. En que le sustituía en funciones era el entonces secretario del Movimiento Luis Suárez.
Una frase muy conocida del que fuera fundador de los que ahora es Partido Popular, fue la calle es mía, demostrativo del «talante democrático» que tenía el político gallego. Cuando Fraga fue a Vitoria a visitar a algunos de los heridos dejó también otra frase muy ilustrativa de quién era, que pensaba y como actuaba el entonces ministro del Interior. Otro de los ministros relacionados era Martín Villa, ministro de Relaciones Sindicales, y que sucedió a Fraga en el ministerio del Interior. Martín Villa fue el que ordenó las cargas policiales en Pamplona el 8 de julio de 1978, por lo que se conoció, a partir de entonces, como «el banderillero de Pamplona»
Aquello no fue una casualidad, ni un accidente, aquello, como apuntaba el líder sindical Jesús Fernández Naves premeditado: Aquello de Vitoria había que aplastarlo porque estaba dirigido por dirigentes que manipulaban a la clase trabajadora [según las autoridades de entonces] y eran pequeños soviets que se estaban gestando. Había que extinguirles. De la misma opinión es Juan Ibarrondo, guionista de la película Vitoria, 3 de marzo (1), dirigida por Víctor Cabaco, No fue un accidente fue una acción planificada para dar una lección a la clase obrera de todo el Estado, porque en todo el país había huelgas (2). De la misma opinión es el que esto suscribe.
Este, como tantos delitos cometidos por las instituciones del Estado durante la sangrienta dictadura de Franco, como en la falsamente llamada modélica Transición, quedará impune. Una vez más amparado por la Ley de Punto Final que otros conocen como Ley de Amnistía de 1976.
- Se estrenó el 1 de mayo de 2019.
- Entrevista concedida por Ibarrondo a Roberto Jara, publicada en izquierdadiario.es el 19 de abril de 2019.