Servidumbres que matan

Suele ocurrir que el poder conlleva ciertas servidumbres, pero lo que hay que intentar es que estas servidumbres no acaben por sepultar los ideales que supuestamente te han llevado a alcanzar ese poder, o esa cuota de poder. Lo que han hecho recientemente los ministros de UP está en el límite de esa servidumbre que acaba desfigurándote y te convierte en un eslabón más de este sistema lleno de postureos, políticas correctas y demás hipocresías.

Para mí no eran de recibo las risas que se echó el señor Iglesias con Espinosa de los Monteros, uno de los líderes de Vox por si alguien no lo sabe, y la señora Arrimadas esa tránsfuga del centro al centroderecha luego a la derecha y, finalmente, a la derecha extrema; por mucho que los «informadores» dijeran en todos los medios que eso era lo correcto y lo normal, que era un ejemplo de saber estar, etc., etc. Será que yo soy muy exquisito pero con un neofascista no voy ni a la esquina.

Tampoco me pareció de recibo que los ministros de UP se pusieran en pie y aplaudieran animadamente a ese ciudadano que por la gracia de Dios y de Francisco Franco, es rey de España. Me hubiera parecido bien que se hubieran mantenido en un respetuoso silencio, no por respeto al Borbón sino por respeto al lugar en donde se estaba celebrando el acto. Ser republicano es algo más que decirlo en los mítines; y un republicano nunca puede, bajo ningún concepto aplaudir a una institución que es la antítesis del republicanismo.

Pero lo que ya me llenó, primero de estupor y posteriormente de muchísima rabia, fue que UP votara negativamente a la proposición que hizo Bildu en la mesa de portavoces para que se hiciera público el expediente del torturador Juan Antonio González Pacheco «Billy el Niño». No me sirve que luego se pida perdón, es un error imperdonable. El señor Echenique, si tuviera un ápice de vergüenza tenía que haber presentado inmediatamente su dimisión –bajo mi punto de vista este señor hace tiempo que está políticamente amortizado-. Pero al parecer el «pillar cacho» hace que también se peguen algunas cosas de la política más rancia: no dimitir ni con agua caliente.

Alguno de ustedes, amables lectores, pensaran que en este caso el fin justifica los medios. No estoy de acuerdo. Se puede transigir con determinadas cosas, eso es política, y hasta ahí de acuerdo, pero una cosa es ceder en algunos planteamientos para conseguir objetivos beneficiosos para la ciudadanía, y otra muy distinta, como dijo el sábado pasado Almudena Grandes en la Sexta, la sobreactuación. Señoras y señores ministros de UP no sobreactúen porque de la sobreactuación al servilismo hay un trecho muy corto.

José Luis Garrot Garrot
José Luis Garrot Garrothttps://asambleadigital.es
Historiador y arabista. Profesor de la UCM

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