Los aspirantes a políticos de VOX (aspirantes porque tan solo llegan a cuñados de taberna), se han dedicado a espolear la ignorancia de sus correligionarios mediante mentiras y manipulación (lo de siempre vamos), y tanto los medios, como los socios del partido ultra han entrado al trapo de cabeza (bueno, después de todo amenazan con mantener en suspensión los presupuestos de Madrid por un problema que se han inventado, que no es poco).
Pero quizá habría que ver una oportunidad en esto, para hincarle el diente al hecho de que en los centros educativos se enseñen conceptos que hasta donde se sabe, no son verdad.
Aunque un progenitor sea el comandante de las hordas terraplanistas, su hijo/a tiene derecho a conocer la realidad del planeta donde vive sin locuras geológicas, al igual ocurre con los hijos/as de creacionistas, o convencidos/as de la existencia de reptilianos infiltrados en las élites políticas. Pero no me malinterpretéis, cada uno/a es libre de creer lo que le de la gana, y educar a sus hijos/as acorde a esas creencias, simplemente, el sitio para hacerlo no debe ser la escuela.
Hablando de lo cuál, enseñar en los colegios que hace 2000 años un señor con superpoderes anduvo resucitando muertos en la tierra, que era hijo de un Dios que creó el universo en 7 días, un Dios que mató al 99.9% de la población humana mediante un diluvio o un Dios que mandó al muchacho de los superpoderes a morir torturado por los herederos de los supervivientes de la masacre diluviana, parece que se ajusta bastante a una doctrina carente de veracidad (al menos hasta que se demuestre lo contrario, y lo veo bastante difícil). ¡Y está muy bien! es estupendo que cada cuál crea en sus cosas, y se las cuente a sus descendientes, pero en su casa o en catequésis.
Bien, partiendo de la premisa de la inexistencia de pruebas empíricas que respalden cualquier religión, el hecho de que se estén divulgando en las escuelas como si fuera la clase de Historia es algo por lo que sí deberían saltarnos las alarmas. Y puestos a discriminar, los centros a la cabeza del ranking de impartir estas doctrinas (adoctrinar es eso: la transmisión de una doctrina), son con bastante diferencia, los centros educativos privados y concertados.
Tomando por ejemplo la Comunidad de Madrid, ya que son los presupuestos de esta comunidad los que están secuestrados por los etéreos discursos y mentiras de los ultracuñaos (eteréos por su contenido y fondo absolutamente insustancial) y cuyo morro es esencialmente telúrico (porque lo tienen de hormigón armado), los centros con más alumnos recibiendo estas doctrinas religiosas son los privados y privados-concertados.
Se está subvencionando con el dinero de todos/as el adoctrinamiento religioso, que por muy respetable que sea en el ámbito personal, no debería tener el respaldo económico de los presupuestos, precisamente por ser una opción particular.
Y, mientras, llevamos año tras año de recortes en educación pública, porque el elenco de la Comunidad de Madrid tiene sus prioridades en fomentar el negocio de la concertada (esa no ha visto ni un recorte, a pesar de la crisis)
Así que, cuando alguno de estos elementos, gratuitamente beligerante, vomite esas melonadas sobre adoctrinamiento, «libertad» o las distintas perversiones del lenguaje de las que hacen uso de forma habitual, podemos afirmar (y recordarles), que les importa muy poco ni la libertad, ni que se adoctrine en los colegios, si no empezarían por poner el foco en las subvenciones educativas para las distintas opciones religiosas. Bueno, quizá es que, en realidad, no se pueden permitir una verdadera libertad de pensamiento, porque si no se tambalearían los movedizos cimientos que les mantienen viviendo del cuento.