Una vez más el profesor Ángel Viñas da una lección de cómo escribir la historia. En esta obra nos desvela algunas realidades de la verdadera cara del dictador que gobernó los destinos de España durante casi cuarenta años. También, como siempre, el profesor Viñas avala todas las tesis que expone en su obra con el respaldo de numerosa documentación, algo que no suelen hacer los historietadores neofranquistas, como es el caso de Stanley g. Payne y Jesús Palacios en una reciente hagiografía que publicaron sobre Franco.
Por un lado desmonta a aquellos que cuando hablan del régimen franquista lo suavizan diciendo que fue un régimen autoritario, obviando que el propio Franco lo definía como autoritario. Viñas demuestra lo que fue, una dictadura pura y dura. También demuestra la gran similitud que tuvo su régimen, y su actuación personal, con el régimen nazi y Adolf Hitler, similitudes que no son simples casualidades y que permiten homologar al franquismo con el nazismo.
Pero posiblemente lo que más interese al gran público es como explica pormenorizadamente como logró amasar su fortuna personal, haciendo uso de los más sucios recursos, como fue apoderarse para su persona de parte de los donativos que la gente hacía para ayudar a los sublevados durante la guerra de España.
Esta usurpación hace que, a 31 de agosto de 1940, la fortuna personal en cuentas corrientes ascendiera a más de 34 millones de las pesetas de entonces, que supondrían unos cuantos cientos de millones de los euros actuales. No se quedaron ahí los turbios negocios del dictador. De la venta de 600.000 kilos de café donados por el dictador brasileño Getulio Vargas a la “causa” Franco obtuvo más de siete millones y medio de pesetas. También nos cuenta como se hizo con una gran extensión de terrenos cultivables a nombre de una sociedad por él creada a través de testaferros – al más puro estilo Rodrigo Rato-, Valdelafuente S.A.
En definitiva una obra de lectura imprescindible tanto para los profesionales de la historia como para todo aquel que quiera conocer la verdadera cara del dictador, lejos de la imagen que de él quisieron dar sus panegiristas, y que aún quieren dar los más llamados historiadores revisionistas, que no son otra cosa que ineptos juntaletras que desearían que un genocida como fue Franco siguiera rigiendo los destinos de España.