El primer tramo de la muralla islámica fue descubierto en 1953 debido a la construcción del edificio sito en la calle Bailén, 12. Es reseñable la poca importancia que se dio a este hallazgo; una anécdota refleja bien esta desidia: “..durante las obras apareció un cartel que decía “cascotes gratis”, es decir trozos (…) de la muralla construida por Muhammad I. Gracias al reparto gratuito de estos “cascotes” se pudo llevar a cabo la construcción del garaje” (GEA, 1988: 70).
La fábrica de la muralla islámica tiene 2,06 m de grosor, está compuesta por dos paramentos exteriores con núcleo de mampostería, trabada con argamasa de cal. La parte inferior está construida con grandes bloques de silex. Sobre ellos el paramento se dispone mediante sillares de piedra caliza, dispuesta en aparejo cordobés –característico de las construcciones de época omeya de los siglos IX y X – un sillar dispuesto a soga – lados largos paralelos a la línea de desarrollo- y un doble o triple tizón –sillares perpendiculares a la línea de desarrollo-. En la parte inferior dispone de zarpas que servían para que se adaptara a la pendiente.
La muralla tenía numerosas torres de planta rectangular, en la parte de lienzo visible de la cuesta de la Vega, 118 metros, se han encontrado restos de seis torres. Estas torres, con poco saliente de la línea de muralla, disponían en su parte baja de aparejo formado por grandes sillares de pedernal, dispuesto en soga; la parte alta se componía de sillares de caliza dispuestos a soga y tizón.
En esta parte visible del lienzo también se ve un portillo, que debía servir para evacuar las aguas de algún arroyo próximo. Según parece la muralla tiene dos fases de construcción: la primera correspondería al emir Muhammad I –la parte baja de la cara exterior-, mientras que otra sería de época califal, posiblemente erigida tras el ataque que realizó Ramiro II en 931 (RETUERCE, PONCE DE LEÓN, 1990).
En cualquier caso, es lamentable el estado de conservación en que se encuentran las murallas. En la actualidad no es fácil poder verlas de cerca, debido a que el lugar en donde se ubican, el parque Muhammad I, no está en absoluto vigilado, siendo utilizado para botellones y estancia de indigentes. De la poca importancia que se la ha dado a este magnífico resto de nuestra historia, son bastante explícitas las palabras de Manuel Retuerce:
“Sus espectaculares restos casi nunca han sido lo
suficientemente valorados por los organismo públicos para que
formen parte de los circuitos turísticos y divulgativos de la
ciudad y, lo que es aún peor, para que dejen de ser protagonistas
del perenne estado de abandono en que se encuentran, y testigos
de la total desidia e incultura que campa frente a ellos”
(RETUERCE, 2004: 90).
Las murallas islámicas contaban con tres puertas:
– Puerta de la Vega (cuesta de la Vega). Daba a la vega del río. Se situaba debajo de una fuerte torre; por una abertura en su parte superior se arrojaba al enemigo una gran pesa de hierro. En el plano de Texeira se aprecian dos torres, el que parecieran solo una posiblemente se debiera al hecho de que estuvieran unidas por un matacán. Su estructura la hace muy similar a la de la Puerta de la Bisagra de Toledo. Su construcción sería anterior al 913 ya que no dispone de mochetas –que Abd al-Rahman III ordenó poner en todas las puertas (CABALLERO, ZOZAYA, 1980).
– Puerta de la Almudena / Arco de Santa María (calle Mayor con calle Factor). Parece que era muy similar a la Puerta de la Vega. Junto a ella estaría la mezquita, posteriormente convertida en la iglesia de Santa María, de ahí el posterior nombre de la puerta.
– Puerta de la Xagra (altos del Rebeque). Su nombre se debe a que era la que daba acceso a los campos de cultivo –“xagra”-. No hay acuerdo en donde situar exactamente su emplazamiento, aunque todo indica que se situaría al norte, junto a la alcazaba.
Como he apuntado anteriormente, no hay acuerdo entre los investigadores sobre la autoría de los dos recintos murados. Para algunos ambas son de origen árabe: Pellicer (siglo XIX), Elías Tormo (TORMO, 1945), Jaime Oliver Asín (OLIVER, 1959). Una de las murallas rodearía la almudayna, en donde se asentaba la población militar; la otra sería la medina propiamente dicha, en donde estaría la población civil. Montero Vallejo sostiene que existiría una tercera muralla intermedia entre la original árabe y la posterior cristiana (MONTERO, 2003).
Esta “medinilla”, como la denomina Montero Vallejo, arrancaría de algún lugar próximo al Pretil de los Consejos, bordearía la parte derecha del arroyo de San pedro, seguiría por la calle Mayor, continuando paralela a la calle Señores de Luzón hasta el solar que ocupa la iglesia de Santiago, desde aquí se encaminaría al noroeste para volver a unirse a la primera muralla en un lugar próximo a la Puerta de la Xagra.
No obstante la teoría más extendida es que la primera muralla es de factura islámica, mientras que la segunda sería construida tras la conquista cristiana.
Particularmente me acerco a esta última teoría, aunque no es totalmente descartable que la segunda muralla pudiera ser construida sobre los restos de una anterior de origen andalusí. Este primigenio lienzo arrancaría de la Cuesta de la Vega, seguiría por la calle Pretil de los Consejos –detrás de Capitanía General-, desde aquí torcería hacia la calle Mayor para continuar paralela a la calle Factor, calle Rebenque desde donde enlazaría con el Alcázar, en el solar donde se asienta el Palacio Real.