Llevamos ya varios meses que, entre noticias de corrupto y corrupto, nos están empezando a soltar los medios de comunicación, muy sutilmente todavía, que es inevitable el aumento del gasto militar. Al parecer debemos alcanzar el 2% del P.I.B. en gasto militar en pocos años, es decir, duplicarlo. ¿Cómo es posible que con los recortes habidos y por haber de repente dupliquemos este gasto y que parezca una tarea factible e inevitable?
Es evidente que todavía no se ha cargado la artillería pesada de la caverna mediática pero ya han aparecido supuestos gurúes intelectuales (del estilo Aznar) empezando a predicar que mantener nuestras “libertades” saldrá caro, que mantener nuestro “sistema democrático y de bienestar” es imposible si no estamos fuertemente armados. Vamos, que no hay democracia si no hay seguridad, todo ello en un ambiente de terror “yihadista” que amenaza la misma existencia de nuestros inocentes ciudadanos. Algo curioso, pues no sé qué van hacer tanques y aviones contra fanáticos en camiones, por no hablar de que quizás si no interviniéramos bombardeando medio mundo, igual no habría tantos problemas.
Quizás también el presidente del gobierno hizo un guiño a este nuevo proceso hace poco ante unos estudiantes cuando declaró que “muchas veces para seguir hacia adelante hay que mirar a otro lado”. Aparte de la dialéctica mediocre y a que seguramente se refiriera a que es mucho mejor para todos que olvidemos que son corruptos y les sigamos votando, quizás también quisiera insinuar que habrá que mirar a otro lado cuando se dupliquen los presupuestos militares mientras se intenta seguir desarmando la educación y sanidad públicas.
Para ver con perspectiva todo este proceso, y dejando un poco apartado nuestro espíritu pacifista, habría que entender varias cuestiones relacionados con este mundillo de las armas que matan.
Lo primero es saber qué es el gasto militar en España: en principio sería el gasto del Ministerio de Defensa, unos 10.200 millones de euros (así como el 0,9 % del PIB). Sin embargo, existen varias trampas, pues muchísimos gastos relacionados con lo militar se hacen desde otros ministerios (Interior, Exteriores), y hay que añadir gastos de la OTAN, “inversión I+D” (Ciencias) de tecnología militar, créditos extraordinarios (Hacienda), CNI (dirigido por un militar), mutuas o por ejemplo los auténticos trituradores de dinero público llamados Programas Especiales de Armamento (PEA). Así pues, el gasto real sería de unos 17.500 millones anuales hoy. Si quieren doblarlo, solo hay que hacer cálculos.
Otro punto imprescindible para entender esto sería el gran negocio que es la industria militar: no es un negocio cualquiera, es el mayor negocio legal del mundo y en donde las puertas giratorias es algo tan asumido que ni se cortan en poner como ministros a directivos de empresas y viceversa. Nos están empezando una nueva carrera armamentística global, con gastos que superan ya la de la época de la Guerra fría, cuando ni siquiera nos estamos recuperando de la gran crisis-estafa en la que nos metieron para quitarnos derechos y voluntades. Trump, Putin, los chinos y todo el mundo en general aprobando aumentos militares sin precedentes, y en donde quien no lo haga seguramente se tendrá que “atener a las consecuencias”. Utilizar las armas como ariete y promotor de la economía.
Como humano e historiador no podré entender nunca cómo la gente no relaciona que todas esas armas se utilizarán antes o después; este es el poder del dinero y no de las personas evidentemente. Así pues, tenemos cómo USA se gasta unos 610.000 millones de dólares (3,61%), Rusia el 4,5%, etc. Justamente los países permanentes del Consejo de Seguridad son los mayores productores de armas. Y no nos podemos olvidar de los compradores: Arabia Saudí gasta actualmente el 11 % del PIB en comprar material militar para convertirse en potencia regional con el beneplácito de occidente, un maná para la industria que explica las visitas de presidentes y reyes al dios del oro negro. Quizás sea ésta la explicación de que los medios ignoren que allí se cortan cabezas y manos en plazas públicas, o el trato a las mujeres por todos conocido.
Otro aspecto sería nuestro modelo de defensa. A pesar de su “profesionalización”, el modelo es totalmente caduco, en donde todavía se mantiene la simbología y modelo franquista en casi todos sus actos; la corrupción es una generalización heredada del corrupto régimen anterior, donde las contratas y servicios son negocios extras para algunos; es elitista, en donde los oficiales se hacen campos de golf millonarios mientras la soldadesca vive en cuarteles que se caen sin agua caliente ni calefacción muchas veces, o jugándose la vida con vehículos destartalados.
A pesar de ello, y con la excusa de dar trabajo a nuestra industria, se hacen proyectos de pequeños portaaviones que no van a tener aviones de despegue vertical porque nadie quiere desarrollarlos, submarinos que se sumergen, pero no vuelven a emerger, o construir tanques Leopard como para ganar a los rusos la Batalla de Kursk. Todo esto son miles de millones, unos 37.000 en cosas inútiles que nunca nos servirán ni para dar miedo. Pero nuestro modelo está condicionado por los intereses de la OTAN, y no el nuestro. Nuestro modelo de defensa debería solamente estar enfocado a defender a sus ciudadanos y si acaso a misiones de paz que realmente lo sean. Nosotros inventamos la guerra de guerrillas, que es lo que siempre ha hecho daño al “enemigo”, es decir, hacer tan incómoda la conquista que te merece la pena irte (es el modelo de defensa de los países neutrales como Suecia o Suiza). Y por supuesto nunca olvidar que la diplomacia, la no injerencia en otros países, las relaciones comerciales justas, la solidaridad, etc., es la mayor inversión para la Paz que existe: barata y bonita.
Cómo el gobierno va a meternos este negocio, no lo sé, pero por desgracia se suelen utilizar los atentados terroristas (aunque sean tres pirados) como excusa, aprovechando ese instinto conservador que da la inseguridad de sentirte vulnerable, algo que se ha utilizado en la Historia de la Humanidad tantas veces que siento vergüenza ajena de mi especie. Miedo me da.