Recientemente ha fallecido uno de los personajes más influyentes, y que más polémicas ha suscitado, del siglo XX. Fidel Castro, abogado cubano descendiente de gallegos, lideró la, posiblemente, segunda mayor revolución producida en el siglo pasado. Los “barbudos” liderados por el propio Fidel, Ernesto “Che Guevara, Camilo Cienfuegos, acabaron con la dictadura implantada por Fulgencio Batista.
Para entender las causas de la revolución y la transformación que ella supuso para el pueblo cubano hemos de repasar someramente la situación de la isla caribeña en los años inmediatamente anteriores. Batista dirigió un primer golpe de Estado – conocido como “La Revuelta de los Sargentos” en 1933, se mantuvo dirigiendo el país con presidentes títeres colocados por él mismo, o ejerciendo la presidencia directamente hasta 1944, año en que se trasladó a EE.UU. En 1952 regresa a Cuba con la idea de participar en las elecciones presidenciales que debían celebrarse al año siguiente. Ante la más que posible derrota en las elecciones, no le dolieron prendas en dar un nuevo golpe de Estado e implantar su dictadura personal.
Durante su mandato Cuba se convirtió en el prostíbulo de EE.UU, en complicidad con la Mafia estadounidense dirigió negocios de drogas, prostitución, juego; a la vez que los cubanos pobres eran cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos. Un 40% de analfabetismo, sin sanidad ni escuela pública, con la mayoría de las poblaciones del interior de Cuba sin luz eléctrica ni agua corriente, y con una anulación total de la libertad de expresión. Esta era la Cuba de 1956.
El 25 de noviembre de 1956 ochenta y dos revolucionarios parten desde México a bordo del Granma. No eran comunistas como se ha venido manteniendo hasta la actualidad; eran un grupo de personas que estaban hartos de la situación por la que estaba atravesando su país. Con la entrada en la Habana el 3 de enero de 1959 de las tropas revolucionarias al mando del Che Guevara y Camilo Cienfuegos se puso fin a esta dictadura que había mantenido a la mayoría del pueblo cubano enterrado en la miseria.
Fidel Castro sobrevivió a más de seiscientos intentos de asesinato, ordenados por EE.UU, desde Eisenhower a Clinton. Seiscientos atentados organizados por el que muchos, yo no, el país más demócrata del mudo y guardián de las libertades.
No era Fidel Castro mi personaje preferido de entre los líderes de la revolución cubana, lo que no me impide ser, o al menos intentarlo, objetivo a la hora de evaluar su trayectoria política. Cuando triunfa la revolución Castro no recurre a la URSS solicitando ayuda para poner en marcha el nuevo proyecto de país que tenía en mente, sino que intentó una aproximación a EE.UU, país que visitó, y a otras potencias occidentales. La negativa de estas a proporcionar ayuda a Cuba fue lo que le lanzó en brazos de la Unión Soviética. Hay que recordar que Castro no era comunista, de hecho una de las causas de las discrepancias entre Ernesto Guevara y Fidel Castro venía por el hecho de que, mientras que Guevara era un estudioso del marxismo-leninismo, Castro mantenía una ideología de corte progresista-liberal. Este debate ideológico y las discrepancias que mantenían sobre cómo debía desarrollarse la economía cubana a partir del triunfo de la revolución, entre otras causas, fueron los principales motivos por los que el Che se alejó de Cuba para exportar la revolución a otros países del Tercer Mundo. Castro se hizo comunista cuando no tuvo más remedio que lanzarse en los “brazos” de la URSS para intentar sacar a Cuba del estado de miseria en que se encontraba.
La principal crítica que se hace de Fidel Castro es que era un dictador, ¿Batista no lo era?, que impuso un régimen de total faltas de libertades. No hace mucho un amigo con el discutía sobre este aspecto me decía que lo más importante era tener libertad, que lo demás era secundario. Es decir es secundario que Cuba tenga el mejor sistema sanitario, y totalmente gratuito, de América; que en Cuba todos tengan derecho a una educación pública, incluyendo los estudios universitarios, que todas las poblaciones dispongan de luz eléctrica y agua caliente; que en la isla se haya desterrado la malnutrición –anteriormente el índice de fallecimientos infantiles era elevadísimo-, etc. Pero al parecer eso no importa. Lo que importa es que cada cuatro años puedas introducir una papeleta en una urna para decidir quiénes te van a gobernar. El que no tengas recursos para pagar el recibo de la luz teniendo que soportar los duros inviernos sin más abrigo que unas tristes mantas; el que una madre no pueda dar de comer a sus hijos al menos tres veces al día; el que te desalojen de tu cada porque no has podido hacer frente a la usura a la que te someten los bancos; el que no exista atención médica universal y gratuita; todo eso, al parecer de los “grandes demócratas” no tiene la menor importancia.
Me hacen gracia los que así piensan, que en España suelen ser los que no han tenido que soportar la dictadura fascista que nos hundió en la más negra de las cavernas, o que habiendo vivido en esa época, estaban tranquilamente sentados en sus casas viendo como algunos pocos “rojos revolucionarios” intentaban qua nuestro país llegara la democracia tan alabada por estas personas. Entre otras cosas habría que recordarles que la gran mayoría de los que lucharon por traer las libertades a España, éramos comunistas. ¡Paradojas de la vida!
Hace muy pocos días estuve viendo un reportaje sobre Cuba, me impactaron las declaraciones de dos personas. La primera era Javier Sotomayor –aún recordman mundial de salto de altura- que a la pregunta de que desearía ahora tras la muerte de Castro, respondió: “Que la sanidad, la educación y la seguridad se mantengan como han estado hasta ahora”. La segunda era una mujer que reconoció que en Cuba faltaban muchas cosas, pero que allí nadie se iba a la cama sin comer.
Pues sí, Castro sería un dictador, pero con él y los revolucionarios del Granma, y a pesar del feroz embargo sufrido por parte de EE.UU desde 1960 y que aún continua vigente, aunque tras el acuerdo entre Obama y Raúl Castro se ha suavizado muy levemente; en Cuba todo el mundo tiene acceso gratuito a los estudios, a la sanidad, a una vivienda, y sobre todo, a que un pueblo mantenga su dignidad.
Fidel Castro sobrevivió a más de seiscientos intentos de asesinato, ordenados por EE.UU, desde Eisenhower a Clinton. Seiscientos atentados organizados por el que muchos, yo no, el país más demócrata del mudo y guardián de las libertades.
Castro dio un famoso discurso en el que dijo “la historia me absolverá”. Yo lo he absuelto.