Los bolcheviques SUMAN

Hace pocos días estaba con unos amigos de cañeo por el centro, y que casualmente nos apasiona la política. Hablamos de la actualidad y, sobre todo, de la principal inquietud de cualquier demócrata: tenemos a los nazis del siglo XXI a las puertas de casa.

Nos sorprendíamos de la escasa movilización de la gente ante esta involución creciente, así como de lo poco que parecen agradecidos los beneficiados de unas políticas sociales y derechos que, aunque nunca suficientes, han sido las mayores de toda la democracia reciente (que tampoco dice mucho la verdad, pero lo es). En un contexto dificilísimo de pandemia y guerra nadie puede negar que se ha avanzado en derechos y justicia social. Siempre hay que aspirar a más, pero por primera vez en la historia de España un gobierno puede dejar el poder habiendo dejado una sociedad más justa.

También hablamos de la incomprensible reacción de los dirigentes y parte de la militancia de Podemos, cuando las listas de Madrid no fueron de su agrado, y se lanzaron a una locura de campaña de desmovilización como método de presión. Hablamos con tristeza de los terribles efectos en mucha gente que por desgracia se quedará echándose la siesta el 23J, y por mucho que ahora se hayan dado cuenta del daño hecho (sobre todo a ellos mismos) y parezcan estar en tregua, solo hay que ver las redes para saber que miles desearán que le vaya mal a SUMAR con la fantasía de que las masas volverán a Podemos.  Después de esto creo que ya nunca podrán salir del rinconcito de los más convencidos y del nuevo purismo de la esencia de la lealtad. Precisamente una actitud contraria a las de su origen, cuando fue una herramienta maravillosa que nos sedujo a muchos con ímpetu precisamente porque se salía del marco ridículo de purismos, traiciones y demás mandanga inútil para la política real, y que en ese momento encarnaban los “pitufos gruñones” de IU. Es curioso como se ha repetido la misma forma de no querer ver la realidad del momento.

Da más tristeza aun mayor cuando amigos y compañeros de afinidad política incombustible te sueltan que no votarán como crítica a cosas como no haberse derogado la Lay Mordaza, y si no fuera esa pues sería otra. Esa maldita manía de nuestra izquierda de expresar la frustración haciendo que vuelva el enemigo, incomprensible la verdad.

Viendo el panorama, mi compañera de mesa de taberna madrileña exhaló de forma espontánea un “necesitamos ahora ser bolcheviques”.  Algo parecido estaba yo rumiando en mis neuronas y los tres nos dimos cuenta de que pocos momentos como este es tan necesario ir directos a la toma del poder real. Cierto es que una dictadura del proletariado es quizás muy ambiciosa, pero lo que sí que debemos aprender de los bolcheviques es que lo principal es el objetivo, sin transiciones (léanse luchas internas o ruido inútil), y luego ya discutiremos cómo hacerlo mejor, pero lo principal ahora es mantener nuestras trincheras, es decir, todos los logros sociales conseguidos y preparar el campo de batalla para el incierto futuro político de este país.

No soy ingenuo, que gane el bloque progresista es pura ficción ahora mismo ante la avalancha de la ola reaccionaria, pero hay muchas formas de perder, no es lo mismo una mayoría absoluta y clara del tándem Feijoo-Abascal que quedarse a las puertas y necesitar alguna abstención o voto afirmativo de Coalición Canaria o UPN para ser presidente por mayoría simple. Quizás sea una legislatura “horríbilis” de una derecha sin poder sacar leyes consensuadas porque tiene a los nazis cogidos del brazo.

Pero da igual lo que pueda ocurrir, estas elecciones son demasiado importantes como para griparnos con exquisiteces intelectuales, rencores por perder influencia en este nuevo marco político, o simplemente por vagancia o gilipollez veraniega.

Sé que no es correcto (nunca lo hago), pero creo que esta vez no perdonaré estas excusas para inflamar nuestro ego de pureta y cuyas consecuencias pagaremos todos, y sí, te diré que la culpa es tuya por irte en medio de la batalla.

YO SUMO

Francisco Javier García Martínez
Francisco Javier García Martínezhttps://asambleadigital.es
Licenciado en Historia. Técnico superior en electromedicina. Activista, defensor de los DDHH y la justicia social

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