Vaya por delante que considero que Putin es un neonazi y un psicópata, y que es una verdadera infamia lo que ha hecho al invadir Ucrania. Pero Putin no es el único culpable de la tragedia que estamos viviendo actualmente en Europa.
Otro de los grandes culpables es EE.UU. y quizás el primigenio. A EE.UU. realmente le importa un comino Europa, tan poco como le importa el resto del mundo. En la política exterior estadounidense siempre han prevalecido sus intereses, no nos equivoquemos, no es el gran salvador del mundo, es una potencia que lo que ansía es, de una manera u otra, tener absolutamente controlado todo lo que ocurra en el globo terráqueo, para su mayor gloria y beneficio.
El inicio de la tragedia que estamos viviendo tiene dos pilares en los que se sustenta. Por un lado, la insistencia de la OTAN, por no decir EE.UU. que es quién decide que hace esta coalición militar, en que Ucrania se integrara en la misma. En 1962 estalló la conocida como crisis de los misiles –un año antes EE.UU. propició el fracasado desembarco en la bahía de Cochinos en Cuba para derrocar al régimen castrista y poner un gobierno títere, como el que había hasta entonces- por que la URSS estaba construyendo una base que albergaría misiles, todos conocemos lo que ocurrió después. Pues esto estimados lectores son lo mismo, pero al revés.
El segundo pilar es el deseo de EE.UU. de que Europa sea un mero actor secundario, de poder controlar el gaseoducto que atraviesa Ucrania y que abaste de gas natural a Europa, exactamente lo mismo que hizo que EE.UU. invadiera Irak, para controlar el gaseoducto que se estaba construyendo y que haría que el gas de los países árabes pasara por Rusia antes de llegar a Europa. Las demás razones que esgrimen los países occidentales son meras pantallas para encubrir lo que de verdad está en juego.
Yo me pregunto, ¿por qué en Occidente estamos tan indignados con el intento de Rusia de anexionarse, de alguna forma, Ucrania; y no mostramos la misma indignación con las anexiones que un día tras otro está haciendo Israel de territorios palestinos, o con la guerra auspiciada por Arabia Saudí y EE.UU. en el Yemen, para que esta última caiga en poder de los saudís.
Señoras y señores intentemos ser un poco menos hipócritas. A todo esto, y por si quedaba alguna duda, condeno con toda firmeza la actuación de Rusia en Ucrania, pero también condeno de forma igual de rotunda la política exterior de EE.UU.
