Clodia, una mujer rebelde y decidida adelantada a su tiempo


 

En un mes como marzo, no podría faltar hablar de una de las figuras más reconocibles de Roma: Clodia, una mujer culta e independiente que se va a ver afectada por los celos y las injurias de hombres notables de su época.

Una mujer que destacaba por su belleza asistía a banquetes sin su marido o usaba su riqueza y contactos como arma política. Una mujer que desde luego no encajaba en las expectativas de mujer pura y recatada de la Roma de su tiempo. ¿Pero quién fue realmente Clodia?

Nacida con el nombre de Claudia Metela en el 95 a.C., tercera hija de Apio Claudio Pulcro y Cecilia Metela y perteneciente a la gens Claudia, se cambió de nombre junto con su hermano Publio Clodio Pulcro a Clodia, que tenía una connotación plebeya, facilitando así su camino hacia tribuno de la plebe.

Se casó (la casaron, más bien) con Quinto Cecilio Metelo Céler a los 30 años, tras un primer matrimonio que solo duraría un año, político y militar romano que fue cónsul en el 60 a.C., que finalmente llegaría a una especie de acuerdo en el que cada uno haría su propia vida.

Como era de esperar, no fue un matrimonio feliz, ella aprovechaba las ocasiones que tenía para vivir su propia vida, tuvo algún que otro amante y su fama de jugadora y bebedora la persiguió por comportarse en ese aspecto igual que lo hacían los hombres.

Todo esto provocaba constantes discusiones con su marido y, cuando este murió en el 59 a.C., y como no podía ser de otra manera, fue ella a quien acusaron de haberlo envenenado.

Es decir, Clodia era una mujer que no se conformaba con los estándares de la época y lo que la sociedad, especialmente los hombres, esperaban de ella. ¿Y si os hablara de una mujer de carácter fuerte, culta, bella, rebelde, independiente? Esa era Clodia.

Una mujer que rompía esquemas

Por desgracia, este comportamiento no era entendido en Roma, al menos no si procedía de una mujer, de la cual, lo esperable y considerado “virtuoso” era que una mujer se casara a una edad temprana, se diera a la vida del hogar, procurara estabilidad a su esposo, se encargara de ser casta para legitimar a sus hijos y se limitara al huso y la lanzara. Pero Clodia no se conformó con eso y decidió romper los esquemas.

Era una mujer además de gran belleza, capaz de enamorar a Roma por su físico e intelecto, así nos la describía el poeta Catulo en sus versos, al que consiguió enamorar perdidamente, rozando la obsesión.

El poeta le va a dar a Clodia el pseudónimo de Lesbia, de mismo valor métrico, en honor a uno de sus grandes modelos, la poetisa Safo de Lesbos. En sus versos, Catulo relatará su historia con Lesbia / Clodia, desde los primeros amores apasionados, hasta el desamor posterior con el que la pareja acabará su aventura, pues es que, tras la muerte de su marido, Clodia no quiso consolidar la relación y comprometerse de nuevo, lo que al poeta no le sentó muy bien.

A partir de este momento, Catulo hablará de ella como una mujer malvada, fría y sin sentimientos, acusándola de darse a la vida alegre y resaltando sus muchos amantes, siendo uno de los muchos hombres que van a intentar manchar el nombre de Clodia en Roma, en este caso por despecho. La independencia que Catulo un día admiró en su amada pasó a ser el objetivo de sus insultos.

Clodia va a ser una figura muy controvertida en su época, ya que no se va a ajustar en absoluto al canon. Tras Catulo, tuvo una relación con un amigo del poeta, Marco Celio Rufo.

A pesar de ser mujer, que ya era un componente en contra en la Roma del momento, se atreve a acusar a Marco Celio Rufo por intentar envenenarla, pero las cosas se van a complicar en este punto.

El defensor de Marco Celio Rufo en el juicio va a ser Cicerón, que se va a ensañar con ella, intentando perjudicar su nombre a base de injurias. Va a usar el argumento de que Clodia es mujer, las antiguas relaciones que haya podido tener, así como lo desgraciado de su matrimonio para acusarla de seductora y perversa, tachándola directamente de prostituta.

En cuanto a esto, se debe mencionar que Cicerón tenía un interés personal, pues no debemos olvidar que Clodio, hermano de Clodia, estaba metido en la vida política de Roma, además de ser rival de Cicerón (por lo que se puede ver eso de acusar a los familiares de determinados políticos no es nuevo).

Así, efectivamente, Clodia fue además víctima de lo que se podría considerar casi una caza de brujas, ya fuera por ser ella quien eligió cómo vivir su vida, ya fuera como daño colateral, siendo usada como arma para atacar a su hermano.

Lo que no se cuenta tanto es que quizá Cicerón tenía algún que otro motivo oculto más para atacar a Clodia, pues, como ya he dicho, algo por lo que era conocida en Roma era por su belleza, y esto no pasó inadvertido para Cicerón.

Hay versiones que cuentan que Cicerón estuvo frecuentando la casa de Clodia durante una temporada, más de lo que se consideraría decente para un hombre casado, pues Cicerón, por aquella época, estuvo casado con Terencia. Y es que el orador también se había quedado embelesado por una mujer de la talla de Clodia.

Hay quienes cuentan que Cicerón y Clodia tuvieron una relación, y que Terencia andaba con la mosca detrás de la oreja por ello, hasta que la relación entre el orador y Clodia finalizó. Por lo que, quizá, los ataques fueran más a lo personal que lo meramente político, aunque, aun así, se sabe de la astucia que Clodia tenía.

El juicio contra Marco Celio Rufo acabó declarando que el acusado no era culpable, y a partir de ahí se le pierde la pista a Clodia, no se sabe qué pasó con ella tras el juicio ni la fecha de su muerte.

Sea como fuere, estamos ante dos casos de celos, por lo personal o por lo político, hacia una mujer independiente y astuta, que desde luego podía suponer una amenaza al patriarcado de la época al poner en duda la autoridad del hombre sobre ella.

La pena de todo esto es que una figura como Clodia, así como suele ocurrir, nos haya llegado a través de los escritos y el filtro de la visión de los hombres. Lo que pudo haber sido una mujer fuerte, independiente, culta y libre, una mujer que luchaba contra los estereotipos establecidos y vivía la libertad que merecía sin escuchar a aquellos que la criticaban por ello, haya quedado reducida durante milenios a una mujer impúdica y perversa.

Clodia es, en cambio, una mujer adelantada a su época. No se limitó al papel de matrona, de esposa o de señora del hogar; sino que hizo uso de su astucia, inteligencia, belleza e influencia para vivir como ella quiso, y no como otros le imponían.

Y, aunque hayan querido manchar su figura, Clodia es uno de los nombres más conocidos de Roma, una de las mujeres que hoy día sirven para ejemplificar la rebeldía y la libertad, tal y como la vemos hoy, de una mujer que le tocó vivir en la Roma del siglo I a.C. Por ello, y aunque la historia haya intentado olvidarla, en un 8 de marzo, en un mes como este, una mujer como ella merece una mención.

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