Con la derrota de los Niveladores, el parlamento oligarca había dejado totalmente desarticulada y desmovilizada a la clase “media” de comerciantes y pequeños propietarios.
En este nuevo ambiente surgió un nuevo grupo más radical, representante de las clases menos favorecidas (campesinos sin tierras y desheredados de las ciudades) que se enfrentará al nuevo poder. Se autoproclamaron los “verdaderos niveladores”, y en su ideología se daba un paso muy importante hacia la verdadera justicia, al rechazar y atacar el elemento más importante de la desigualdad, la propiedad.
Al igual que en el resto de ideologías de esta época, la interpretación de la Biblia en su forma más social e igualitaria fue una importante aportación e inspiración de los movimientos radicales y sectarios, convirtiéndose en el principal “manual revolucionario”. Todo esto a pesar de la cada vez más clara tendencia hacia el anticlericalismo y ateísmo. Sin embargo, el analfabetismo general, así como el atraso en el conocimiento de la Historia y las Ciencias hacían casi inviable una doctrina basada en el ateísmo o materialismo histórico; era mucho más viable y sencillo querer cambiar el mundo con un Dios revolucionario.
Los verdaderos niveladores
En el grupo de los Levellers destacaron algunos miembros más radicales que los constitucionalistas. Esta ala se preocupó más por los aspectos socioeconómicos y la defensa de los pobres frente a los ricos. El movimiento radical se dio sobre todo en el ejército, en donde se empezaron a reivindicar teorías comunistas y límites a las propiedades desde mediados de la década de los 40.
En 1649 un folleto anónimo, “Tyranipocrit discovered”, demanda la igualdad de bienes y tierras, educar a todos los niños por igual y repartir las riquezas para “que de este modo los jóvenes y capaces puedan trabajar, y los ancianos y débiles puedan descansar”. Apelaba también al republicanismo pues: “Dios hizo a los hombres, y el demonio a los reyes”. Algunos regimientos del ala radical de los Niveladores pedían directamente el sufragio universal y expandieron estas ideas entre muchas zonas campesinas, incitando a la movilización frente a los cercamientos de las tierras de los terratenientes.
Así, la acción de los Niveladores “no oficiales” llegó más lejos que los dirigentes del parlamento. Por primera vez, los sirvientes, jornaleros, indigentes y los económicamente dependientes tenían motivación para luchar por sus libertades y derechos.
Los Cavadores
Tras el desastre de los Niveladores en la batalla de Budford, el parlamento puritano eliminaba uno de los movimientos que más estorbaban a su proyecto de crear una nueva sociedad basada en la gran propiedad privada y el capital.
En 1649, una serie de cosechas desastrosas, junto con el nuevo modelo de impuestos indirectos que gravaban los productos de uso popular, llevaron al país a una severa crisis que afectaba sobre todo a las clases bajas de la sociedad, grupos representantes del pueblo llano y que hasta entonces no habían tenido una ideología que unificara sus necesidades políticas, económicas y sociales. Así, apareció uno de los hombres más importantes de la Revolución Inglesa, Gerard Winstanley.
“En el principio, el gran creador, la razón, hizo la tierra para que fuera un tesoro común […] Ni una sola palabra se dijo que una rama de la humanidad fuera a dominar sobre la otra, pero las imaginaciones egoístas erigieron a un hombre para que enseñara a dominar a otro… Y la tierra fue cercada por los dominadores, vendida , comprada y retenida en pocas manos […] El poder de cercar y poseer la tierra en propiedad fue introducida por vuestros antepasados con la fuerza de las armas”
Un domingo de abril de 1649 se reúnen en la Colina de St George un grupo de jornaleros sin tierra; su intención era la de crear un ejemplo de propiedad comunal. Comenzaron a “cavar” las tierras baldías (de aquí su sobre nombre de “cavadores”), y así hacer frente, además, a la demanda de alimentos de los más pobres.
La zona estaba a las afueras de Londres y se había caracterizado durante la guerra como una región de “radicales”. De esta zona era Winstanley, que se convirtió en el verdadero inspirador y creador de la doctrina de los “verdaderos niveladores”. Según dice, en una visión se le ordenaba “dar a conocer que la tierra podía convertirse en un tesoro común de subsistencia de toda la humanidad, sin acepción de personas”. Pronto familias enteras se asentaron en el lugar, lo que asustó sobre manera a los terratenientes de la región, así como al párroco, que temía el ambiente anticlerical que inspiraba su movimiento.
Con este miedo a que se extendiera este modelo de explotación comunal, los denunciaron a los tribunales y les hostigaron con un boicot y bloqueo económico. Un año después de empezar a trabajar las tierras, los campesinos fueron expulsados, sus chozas fueron quemadas y la colonia dispersada. Así acabó una de las primeras experiencias registradas históricamente de colectivización popular. Este movimiento de creación de nuevas comunidades se extendió por el sur y centro de Inglaterra, pero todas fueron desmanteladas al poco tiempo. Aun así, contribuyeron a la toma de conciencia de clase a otros grupos radicales.
Gerard Winstanley y la ideología de los “Cavadores”
Hubo un personaje que destacó sobre manera como auténtico ideólogo de este movimiento: Gerard Winstanley. Se empieza a conocer su vida cuando llegó a Londres para trabajar como aprendiz pañero; sin embargo, tuvo serios problemas con la crisis económica y se trasladó a la zona de la colina de St George, donde escribía folletos religiosos mientras cuidaba vacas. Es aquí cuando empieza a escribir también manifiestos denunciando la injusticia social, y no sólo eso, sino dando a conocer toda una ideología de cómo crear ese nuevo mundo más humano.
Influido por los movimientos sociales del ejército y comunidades de campesinos su pensamiento derivó hacia un comunismo agrícola. Su principal manifiesto es el “The Law of Freedom”, donde resume toda su ideología. Su lucha empezó contra los grandes señores que no cultivaban muchas de sus tierras, dejándolas baldías y haciendo así subir los precios. Tras su famosa visión de crear una sociedad comunal para trabajar la tierra, dedicó todo su tiempo a explicar mediante folletos el cambio crucial que debía tomar la propiedad de la tierra.
Criticaba ferozmente a los terratenientes que vallaban sus tierras para, en teoría, hacerlas más productivas; sin embargo, el aumento de población de Inglaterra en este siglo hacía inviable alimentar a toda su población. Winstanley plantea en su reforma agraria no sólo un reparto más justo, sino un aprovechamiento de las tierras baldías con una agricultura intensiva que pudiera dar de comer a toda la población. Destaca, además, el uso de fertilizantes (la “estercoladura” era esencial en su proyecto) así como una planificación a gran escala de la producción agrícola. Los cavadores empezarán a exigir las tierras confiscadas de los terratenientes realistas, de la corona y de la Iglesia anglicana para los pobres del país sin tierras.
La gentry y presbiterianos empezaron a temer el movimiento cuando vieron que lo peligroso de los cavadores no eran sus exigencias de tierras, sino la capacidad que estaban empezando a tener de organizarse. Winstanley exhortaba a la organización con vistas a la acción práctica, y a ser capaces de crear su propio sustento.
Respecto a la propiedad de la tierra, Winstanley hace referencias continuas a la antigua formación de la humanidad, consideraba a Jesucristo como el primer “nivelador”, llevando sus ideas hasta su hostilidad hacia la propiedad privada como tal. Él mismo dice: “En el principio, el gran creador, la razón, hizo la tierra para que fuera un tesoro común […] Ni una sola palabra se dijo que una rama de la humanidad fuera a dominar sobre la otra, pero las imaginaciones egoístas erigieron a un hombre para que enseñara a dominar a otro… Y la tierra fue cercada por los dominadores, vendida , comprada y retenida en pocas manos […] El poder de cercar y poseer la tierra en propiedad fue introducida por vuestros antepasados con la fuerza de las armas”.
Con estos análisis llegaba a la conclusión de que “Todas las leyes que no estén fundamentadas en la equidad y en la razón, que no otorguen la libertad universal a todos deben ser cortadas de raíz como la cabeza del rey”. En el The law of freedom habla claramente de la creación de una república comunista, entendiendo este comunismo como modelo de propiedad comunal, y no como lo plantearía Marx doscientos años más tarde de forma científica, aunque con coincidencias muy evidentes y curiosas.
Así, con la propiedad comunal de la tierra ya no habría compraventas ni de tierras ni del trabajo. Al principio estos planteamientos tan originales describían realmente una sociedad libertaria auto gestionada. En esta sociedad no habría leyes sobre el encarcelamiento de la gente, el robo sólo era consecuencia de la pobreza o la codicia, además, la pena de muerte se consideraba un asesinato.
En su modelo de constitución incluyó diversas leyes pues “de las mentes irracionalmente ignorantes pueden surgir malas acciones”. Aun así, se suprimirían las prisiones y se insistía en que serían leyes correctivas y no punitivas. También creía en la necesidad de un ejército que “reprimiera todo intento de volver a la esclavitud”; este ejército sería una milicia popular. La libertad quedaba asegurada mediante el derecho de resistencia popular.
Pronto se dio cuenta de que este proceso necesitaba de un periodo más largo de lo previsto en la educación de la sociedad; así, propuso para este periodo de transición que la elección de los magistrados fuera anual, y fueran responsables ante “el pueblo que los elige”. También se crearían unos funcionarios (supervisores) que planificarían las necesidades de alimentos.
Estos funcionarios cobrarían un sueldo para que los pobres pudieran optar a estos cargos (como en la antigua Atenas). El incumplimiento de las leyes sería castigado con penas de privación de derechos civiles y trabajos forzosos, lo que incluía a los “holgazanes”, refiriéndose a la gentry y señores que, por supuesto, nunca se rebajaban a trabajar la tierra. El casamiento sería una ceremonia civil y realizada por amor, quedaba prohibido por dinero.
Winstanley no olvidó a la industria y al comercio, aunque lo consideraba secundario respecto a la agricultura; valoraba su producción como forma de mejorar el nivel de vida. Además, veía necesario la creación de un monopolio estatal para el comercio con el exterior. Se busca la producción, pero no para beneficio de unos pocos, sino “para alcanzar la belleza de la república”. La educación era de vital importancia en el mundo ideal de Winstanley. La educación sería continua “hasta que los hombres conocieran todas las artes y lenguas”. Sería universal e igualitaria para ambos sexos, lo que era más que excepcional en el siglo XVII.
Una especial mención recibe la Ciencia, se promovería la experimentación y la invención, tal y como dice “el miedo a la miseria y a los capataces han impedido muchos inventos valiosos”. Estos inventos repercutirían en beneficio de toda la sociedad, tras recompensar al inventor. También habría unos funcionarios especiales, los postmasters, que recogerían información acerca del estado del bienestar de cada comunidad, con el fin de realizar estadísticas y dar a conocer los inventos de cada zona(recordemos que las comunicaciones eran un grave problema).
Winstanley entendía la sociedad como un todo, la humanidad al completo, y creía en la paz y solidaridad. Su planteamiento era sencillo “Una vez que la tierra vuelva de nuevo a ser un tesoro común… entonces cesará esa enemistad de todos los países y ninguno se atreverá a la dominación de los demás, ni nadie osará matar a nadie, no desear mayor parte de tierra que otro”.
Dios y Razón
Desde sus primeros folletos y manifiestos, Winstanley dejaba clara su idea de que la “razón” impregnaba todo el universo. En sus principios, era un ferviente defensor de la idea de Jesucristo como salvador y primer “nivelador” de la historia. Más tarde evolucionó su pensamiento hacia un panteísmo materialista, en donde Dios o la razón abstracta sólo son reconocidos en el hombre o en la naturaleza, planteamientos muy parecidos a los posteriores de Spinoza.
Pero ante todo era anticlerical: culpaba a la religión tradicional de ser la culpable de que la gente fuera tan ignorante de sus libertades, al ser inculcados desde pequeños en sus ciegos e injustos principios. Odiaba la justificación que daban del mundo dominado por los poderosos, en donde los ricos se creaban su paraíso en la tierra, mientras los pobres deberían estar contentos de su pobreza, pues tendrían su cielo en la otra vida. Casi siempre prefería utilizar la palabra razón frente a la de Dios, pues decía que “había sido mantenido en las tinieblas mucho tiempo con esa palabra”.
Además, desechaba la idea del Dios venerado por los poderosos, el “Dios de la codicia, el dios que dio a conocer el derecho de la propiedad privada y estableció que el pueblo pagara diezmos al clero”. Winstanley llegó a reunirse con Cromwell, al que le presentó su modelo de sociedad. Como era de esperar, no fueron tomados en cuenta y poco a poco el movimiento de los cavadores se fue diluyendo. La represión fue fuerte en algunos casos y con la restauración monárquica desapareció casi por completo, aunque quedó en la memoria histórica de los más desheredados. Sus planteamientos inspiraron a grandes pensadores posteriores e influyó definitivamente en la toma de conciencia de que era posible cambiar el injusto mundo que les oprimía.