De youtubers y limpiabotas

Estos últimos días ha salido a la palestra mediática una polémica con unos jóvenes “youtuberos” que trasladaban su residencia a Andorra para pagar menos impuestos.

Más allá del tema evasión de impuestos, creo que es más destacable sacar a la luz algo mucho peor: la formación de un pensamiento generalizado de que somos más libres y nos irá mejor si los ricos no pagan impuestos (o pocos).

Ha sido especialmente desolador ver a jóvenes, y mayores, justificar este tipo de evasión fiscal por el simple hecho de que es su dinero y hace lo que quiera con él, como si fuera parecido a emigrar a otro país para tener unas mejores condiciones laborales o de vida.

Y lo más terrible es esto, que una parte de la población general piensa que haría lo mismo, que nadie les debe nada y que si tienen dinero se irían a otro sitio con menos fiscalidad, para “vivir mucho mejor” (sic). Hablan de Hacienda y de la obligación tributaria con palabras como “quitar” o “robar”, como si los servicios públicos se financiaran por gracia divina.

Para ello han tenido que renunciar a muchos valores, y a mucha dignidad. Es alucinante observar como muchos encima se autocalifican de “patriotas” (que no falte el bozal o pulserita con la banderita claro).

El capitalismo ibérico, o también llamado de amiguetes y limpiabotas, ha sabido invertir muy bien su deleznable ideología de desmantelamiento del Estado de Bienestar y crear un gran negocio sobre sus cenizas. Para ello desprestigiar lo público es esencial, siempre el estado “gasta”. Invertir en que las cosas públicas no funcionen (privatizando), romper los lazos solidarios (promoviendo el individualismo más descarnado y egoísta) o desarrollar una economía de servicios y especulación de beneficios rápidos (con el mundo laboral precarios que esto conlleva) tiene su recompensa: una auténtica manada de ridículos “librepensadores” que se creen especiales por decir lo mismo que un tipo que tiene para gastarse en 70 vidas.

Evasion fiscal en España

Se siembra esa repugnante consigna tan hispánica del “es normal que quiera pagar menos impuestos” o “hazlo así que pagas menos”. Piensa que como no le ha pagado el IVA al fontanero, es normal y legítimo que un empresario saque dinero a un paraíso fiscal.

El limpiabotas cree que cuando dicen de bajar impuestos se lo dicen a él, cuando realmente a quien se lo bajan es a los ricos. Es fácil, cuando explican que van a bajar a todos un 10% en todos los tramos del IRPF, el limpiabotas pensará que es justo pues se aplican a todos por igual (el concepto equidad no lo entiende bien). Pero si A gana 1000 y B 10 al primero le descontarán 100, mientras al segundo 1. Es decir, A será mucho más rico y B seguirá igual, pero mientras se ha dejado de financiar un hospital o un centro de salud con suficientes sanitarios.

El ridículo del limpiabotas llega a tal extremo que no sabe ni cómo funciona la fiscalidad por tramos. Algo que simplemente garantiza que todos paguemos lo mismo según nuestros ingresos. Pues es increíble oír todavía a gente quejarse que cuando se llega a los 60.000€ se pague “casi la mitad”, gente por cierto muchas veces mileurista y gracias.

No hay país serio que no tenga una sociedad consciente de que sin impuestos no se llega a ningún sitio. Por ello la gente corriente que piensa que le irá mejor si a los ricos les va mejor no es una persona normal, es un limpiabotas, un auténtico tumor de la sociedad que se debería extirpar con medidas claras como salvar los servicios públicos, ponerlos en valor, financiarlos correctamente y que se demuestre que es lo que realmente funciona para llevar una vida digna.

Precisamente los países con más fiscalidad (escandinavos y norte) son los más desarrollados y con mejor bien estar, miestras los países con fiscalidad baja son países con grandes desajustes sociales y económicos.

Fiscalidad en la UE

La fiscalidad dócil con los ricos NO CREA RIQUEZA, CREA RICOS. Como han demostrado muchos economistas este modelo no crea desarrollo económico y empleo a medio y largo plazo (por sus propias contradicciones). No es sostenible en el futuro que el 1% de la población tenga el 50% de la tarta, y esto es algo que hay que explicar bien. Una sociedad solidaria tiene futuro a largo plazo, es sostenible y justa, evitando cientos de problemas y conflictos.

Esta sin duda será la gran batalla final, pues cuando se pierda la fiscalidad justa el mundo dejará de existir como tal, y la peor predicción distópica igualará a la realidad.

Francisco Javier García Martínez
Francisco Javier García Martínezhttps://asambleadigital.es
Licenciado en Historia. Técnico superior en electromedicina. Activista, defensor de los DDHH y la justicia social

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