Desgraciadamente el deterioro de los medios de comunicación en España va en aumento. Desde hace tiempo la prensa escrita parece seguir un pensamiento único: no importa lo que se diga, el caso es vender, aunque sea difamando, publicando noticias falsas o entrando de la forma más soez en la vida privada de las personas
Si nos vamos a las tertulias –por llamarlas de alguna manera, porque más parecen reunión de verduleras/os que otra cosa-, algunos de los tertulianos son, lisa y llanamente, vomitivos: Eduardo Inda, Marhuenda, María Claver, Arcadi Espada, Antonio Pérez “Chani” y un largo etcétera, a los que les importa un bledo mentir descaradamente, tomándonos al resto de los mortales por idiotas.
La última “gran noticia” de todos estos redactores de tabloides es la grabación de una conversación privada en la cual, la ministra de Justicia, Dolores Delgado, supuestamente llamaba maricón al ministro de Interior Grande-Marlaska. La conversación tuvo lugar hace ocho años, cuando la actual ministra era simplemente una fiscal. Y ni cortos ni perezosos estos voceros, junto a los no menos mentirosos compulsivos del PP y Ciudadanos, piden la dimisión de la ministra.
Incluso cualquiera de nosotros, meros mortales, en una conversación entre amigos, o simplemente conocidos, cuántas veces habremos hecho comentarios sobre personas que no nos gustaría que fueran vox populi. Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra
En primer lugar, es deleznable que cualquiera pueda grabar conversaciones privadas –ahora que todos estamos pidiendo a voz en grito que se nos respete nuestra privacidad-, y más deleznable aún que se hagan públicas. Cosa bien distinta es que en una conversación se esté hablando de la comisión de un delito, que no es el caso.
A los que tantos aspavientos han hecho censurando a la ministra por utilizar este término, les quiero decir algunas cosas. Soy andaluz, y en mi querida tierra es más que usual que cuando un amigo diga o haga algo que nos parece, por ejemplo, gracioso, le digamos qué mariconazo estas hecho, y esto no implica que le estemos insultando, o que seamos homófobos. Por eso cuando se analiza una frase o una palabra lo que no hay que hacer, de ninguna manera, es sacarla de contexto.
Me gustaría escuchar algunas conversaciones privadas de todos estos que se han puesto tan estupendos, y oír qué dicen de determinadas personas y qué adjetivos emplean. Seguro que a ninguno de ellos les gustaría que esto se llevara a cabo. Incluso cualquiera de nosotros, meros mortales, en una conversación entre amigos, o simplemente conocidos, cuántas veces habremos hecho comentarios sobre personas que no nos gustaría que fueran vox populi. Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.
Todo esto es la consecuencia de la pobreza intelectual de la gran mayoría de los que se dedican a la información –las facultades de Ciencias de la Información deberían mirar qué tipo de enseñanza dan a sus alumnos-, que al no tener argumentos mínimamente sólidos y fundamentados se dedican a sacar “la mierda”, que, por parte, parece que es lo que gusta a los españolitos.
Y por si alguno de las personas que amablemente están leyendo estas líneas piensa que tengo algún atisbo de homofobia, les diré algo muy personal. El hombre al que más he querido en mi vida, desgraciadamente ya fallecido, y que siempre ha sido el espejo en el que me he mirado, era un hermano mío, y era homosexual.