Los migrantes, los nuevos judíos para la derecha extrema del siglo XXI

Todos lo estamos viendo, la derecha ideológica ha tomado a la inmigración como frente de batalla política. Esta actitud no solo es miserable, sino que además es hipócrita, como demostraré un poco más adelante.

El método para llegar hasta aquí es sencillo, pues se lleva utilizando desde hace más de un siglo. Primero se hace una buena labor de deshumanización del objetivo a utilizar, para evitar cualquier posibilidad de empatía. En los años treinta del siglo pasado Europa no recibía inmigrantes, más bien todo lo contrario, millones emigraron a otros lugares, por lo que los nazis tuvieron que buscar otro colectivo vulnerable, y lo encontraron en los judíos, odiados en toda Europa desde tiempos inmemorables por razones económicas y religiosas (y no solo en Alemania). Pronto las campañas de odio hicieron efecto, entre ellas la forma de referirse a ellos: Las ratas. Suena muy parecido a los MENAS ¿verdad? Niños abandonados que son nombrados con un acrónimo para hacer desaparecer su humanidad. Siempre se eligen a colectivos que no se pueden defender y que son fáciles de demonizar. Por eso los nazis de entonces, y los de ahora, comparten una característica común: Son cobardes y van a por el más débil, que es lo más fácil.

Otro método es crear un estado de emoción “de cabreo continuo”. Da igual la realidad y los datos. La imparable campaña de bulos hace su efecto queriendo unir en nuestras mentes migrantes y delincuencia, un sentimiento de que estamos siendo “invadidos”. Incluso memeces como que quitan el trabajo. Cuando hace tres años entraron 300.000 refugiados ucranianos nadie pensó en una invasión (yo me he cruzado con dos), pero 35.000 africanos son una invasión que van a sustituir a los blanquitos por los negritos en un par de meses.

La realidad es que los inmigrantes mantienen la economía en Occidente, haciendo todas las labores que los europeos ya no queremos hacer. Además crean riqueza para todos y dan mucho más de lo que reciben (a pesar del bulos de las “paguitas”). Son los que nos ponen las copas, los menús, recogen nuestras cosechas, los que limpian nuestras casas y comunidades o los que cuidan y limpian el culo a nuestros ancianos. La mentira es tan grande que hoy la UE tiene la tasa de paro más baja de su historia, por no hablar que pagan el 20% de los ingresos de nuestros pensionistas y sin su trabajo poco cualificado la economía entraría en colapso. Es más, todas las estadísticas hablan de que en la envejecida Europa se necesitarán millones de inmigrantes para poder mantener nuestro nivel económico.

Lo más increíble es que los que más los utilizan (las clases más pudientes) como servicio doméstico, construcción, hostelería o las cuidadoras de ancianos, son los más beligerantes con este tipo de mensajes. Todo ello para que, en los barrios populares, en donde viven todos los inmigrantes por ser más barato sobrevivir, los autóctonos los vean como invasores en vez como compañeros de la misma clase social con los mismos intereses.

Y a pesar de los mensajes miserables de políticos y buleros profesionales, la delincuencia ha bajado en los últimos años en general. Y por supuesto que un migrante puede ser un delincuente o un futbolista famoso, o buena o mala persona, al igual que el resto de la población. Si un asesino es de Cuenca, a nadie se le pasaría pensar que habría que expulsar a los queridos conquenses de nuestras ciudades y pueblos ¿verdad?

Estos mensajes no se quedan en el cabreo y la polarización, buscan también crear la sensación de tener miedo a todo, una sensación del famoso “caos”. Cuando suben el ingreso mínimo traerá el caos, cuando se amplían derechos traerá el caos, subir pensiones el caos, el caos, el caos, siempre el caos….

Hace poco salió una encuesta del CIS en donde la población de sesgo ideológico muy ladeado a la derecha extrema (sobre todo hombres) es la población que se siente más cabreada, triste y con miedos. Sin duda los alvises y vago-vox, junto a un Feijoo inútil políticamente que lame y promociona sus repugnantes bulos y mentiras han recogido la cosecha de su siembra de odio. De hecho “el problema de la inmigración” ha pasado de ser la novena preocupación de los españoles a la tercera.

Ante esta basura moral y ética solo nos vale ser proactivos, no dejar ni una miserable mentira sin contestar en todos los ambientes en los que los oímos (familiar, laboral, amistades, etc.…). Es fácil, pues los datos tumban sus miserias, y además ellos solo conocen consignas y memes buleros, por lo que darles datos reales les dejará descolocados.

No dejemos de contestar ni una sola mentira, ni una.

Francisco Javier García Martínez
Francisco Javier García Martínezhttps://asambleadigital.es
Licenciado en Historia. Técnico superior en electromedicina. Activista, defensor de los DDHH y la justicia social

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