Votar para sobrevivir

Las inminentes elecciones municipales y autonómicas (28M) van a ser un buen termómetro de lo que pueda suceder en los próximos años. Solo hay dos opciones para la sociedad: resistir a la ola reaccionaria mundial y progresar en derechos y justicia social, o caer en ella y retroceder décadas en todos los logros conseguidos con sudor y sangre, aumentando las desigualdades a niveles nunca vistas.

Nadie niega que el desgaste del gobierno por la gestión de pandemia y guerra, sus propios errores, y, sobre todo, la asfixiante presión mediática a través de bulos y medias verdades de los oscuros poderes de una derecha cada vez más radicalizada, han dejado en sus espacios de votantes un sabor agridulce que los buitres intentarán aprovechar para desmovilizar al electorado progresista y transformadora.

Lo vemos en como intentan y consiguen dirigir el relato de la precampaña y campaña a base de temas que nada tienen que ver con los problemas reales de la gente, como son la manipulación de los “okupas” o el ineludible “Bildu-ETA” de todas las elecciones. Poco favor ha hecho el partido abertzale a la izquierda estatal haciendo algo que podría haber sido totalmente evitable, se ha llevado por delante todo el espacio mediático necesario para difundir las políticas que de verdad interesan (vivienda, salud, servicios públicos, etc…), dejando la iniciativa a esta derecha y ultraderecha cada vez más primitiva y envalentonada.

También es importante en este manual de supervivencia del primer cuarto del siglo XXI el triste espectáculo de intereses cruzados de los diferentes actores a la izquierda del PSOE, que desde luego no han sabido gestionar muy bien, y quien sabe si no han provocado una desafección a una futura unidad. Triste ha sido ver estas últimas semanas en redes sociales comentarios como que “yo nunca pactaría con traidores” o “esos no son de los míos” y reacciones parecidas que no hacen otra cosa que llevar la política hacia lo personal e identitario, algo que en la izquierda y sus valores y principios debería estar suprimida de la ecuación, pues al final lo importante somos las personas. Esperemos que después de las elecciones todos estén a la altura de los que les votan.

Triste es ver como las nuevas generaciones de chavales, abandonados a su suerte, están siendo machacados con las teorías más conservadoras que sutilmente les introducen a través de sus nuevos canales de comunicación. Esto llega a dramático en el caso de los chicos, donde el mensaje del antifeminismo ha calado con fuerza. Más que nunca la juventud necesita una atención que irá a menos en este mundo de ricos con posibilidades y pobres precarios.

A pesar de todo esto, de la aparente falta de ilusión (aderezo casi imprescindible para ganar elecciones) y alguna cosita más, creo que hay que salir en masa a votar. Hay que saber cuando hay que atacar y cuando hay que defenderse, y ahora hay que mantener las trincheras para poder contraatacar cuando sea posible. Si perdemos las trincheras perderemos el frente y solo quedará la huida de la retirada.

Opciones de voto hay varias en la mayoría de los territorios, pero según las encuestas se hace imprescindible que la coalición Podemos-Izquierda Unida salga en parlamentos y ayuntamientos, salvando los cortes del 5%. En Valencia es imprescindible para reeditar gobierno progresista, y en Madrid para parar los pies a la subidita negacionista, dejándola cara de tonta si no consigue mayoría absoluta. Aquí además podría hasta darse la guinda de echar del ayuntamiento al “Cortapinos”.

Y así en gran cantidad de municipios y regiones. Por si no te has dado cuenta hay que votar SÍ o SÍ

Francisco Javier García Martínez
Francisco Javier García Martínezhttps://asambleadigital.es
Licenciado en Historia. Técnico superior en electromedicina. Activista, defensor de los DDHH y la justicia social

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