Los verdugos de Franco en la Guerra Civil. Dolor y muerte en Extremadura: Cañizares, Carande Uribe, Gómez Cobián, Pereita, etc…

En la mayoría de los trabajos relacionados con la represión franquista se ha incidido en las víctimas. Pero no a quiénes habían llevado a cabo estos crímenes. Esta serie pone nombres y caras a los responsables directos de las atrocidades que cometieron


Tras Andalucía, Extremadura es la comunidad autónoma con mayor número de víctimas de la represión franquista, con 13.380 asesinados registrados. Amén de los asesinados por la Columna de la Muerte [1], hubo otros muchos ejecutores tras la marcha de ésta camino de Madrid. Algunos de los que reseñaremos en este capítulo pueden encuadrarse entre el grupo de los más sanguinarios verdugos franquistas durante la guerra civil. Los campesinos extremeños también pagaron la osadía que habían tenido por querer tener unas condiciones de vida medianamente dignas.

CAÑIZARES NAVARRO, Eduardo. Antes de la guerra era comandante del Regimiento de Infantería de Canarias nº 39. Estando en ese destino es cuando se produjo el asesinato del general Amado Balmes, que se había negado a unirse a la conspiración contra la República. Sobre el asesinato del general Balmes, seguramente Cañizares tendría mucho que decir. Dejo al amable lector que saque sus conclusiones [2].

Eduardo Cañizares Navarro

Al estallar la sublevación Cañizares se puso inmediatamente a las órdenes de Franco. El dictador le encomendó unas misiones especiales –que no se ha podido averiguar en que consistieron- que le llevaron el 24 de julio a Granada, el 28 a Sevilla y el 30 a Córdoba. La protección de Franco, por los servicios prestados, no le vino nada mal  a Cañizares, como veremos más adelante.

Tras la marcha de Yagüe, Cañizares fue nombrado el 19 de agosto gobernador militar de la plaza; encargándose de organizar la represión a partir de ese momento. Al poco tiempo de ocupar el cargo envió un informe a Franco, que nos puede dar una idea de cuál era el estado de ánimo de los habitantes de Badajoz tras su ocupación por las tropas franquistas: Muy abatida en el campo y en la plaza. Ya y para levantarla he organizado un desfile, unas manifestaciones y gran propaganda, pero son poco sensibles y el susto no se acaba de salirles del cuerpo[3]. Cañizares se mantuvo en el cargo hasta noviembre de 1937, siendo sustituido por el general de brigada Jesusaldo de la Iglesia Rosillo, pasando Cañizares a dirigir el Regimiento Castilla.

Dio la orden de actuar contra el alcalde y quince concejales del Ayuntamiento de Badajoz por votar créditos para los milicianos rojos que combatían en contra de nuestro Glorioso Ejército Salvador[4]. De la falta de escrúpulos de Cañizares da fe el informe que envió a Franco tras la toma de Llerena: […], al llegar a Llerena se entabló contacto con el enemigo, se le hizo huir produciéndole numerosas bajas, cogiendo numerosos muertos y siete prisioneros que han sido fusilados[5].

Toma de Llerena

Como comandante de la División Badajoz (21ª División) participó en los combates en torno a la bolsa de Mérida. En el curso de estos combates sufrió una estrepitosa derrota cerca de Castuera, en los últimos días de agosto de 1938. Cañizares ordenó el repliegue de una manera caótica y desobedeciendo las órdenes recibidas por los mandos superiores.

Su «valiente» actuación en combate la valió que en febrero de 1939 le propio gobernador militar Jesusaldo de la Iglesia abriera una causa contra él, acusado de negligencia por no haberse molestado siquiera en visitar las posiciones que debía defender. Fue condenado a dos años de prisión militar con accesorio de suspensión de empleo, como autor de un delito de negligencia. La sentencia fue confirmada tanto por el auditor Bohórquez como por Queipo de Llano, Sin embargo, en mayo de 1939, Franco decidió pagarle los favores que le debía, se le conmutó la pena por la de ocho meses de prisión menor, condena que al mes siguiente se redujo a seis meses de arresto menor. La justificación de este cambio en la condena fue que lo ocurrido fue un accidente desgraciado y, sobre todo, por la brillante vida del acusado.

Franco le siguió protegiendo, nombrándole gobernador civil de Soria (1960-1963), y de Granada (1963-1966). Quizás el gran favor que le debía Franco tenía algo que ver con lo ocurrido en Canarias.

CARANDE URIBE, Agustín. Segundo jefe de Falange de Badajoz. Participó en la toma de Almendral, el 19 de agosto de 1936 formando parte de la columna mandada por el comandante José Viernaga Trápaga, En esta localidad pacense se asesinó a 140 personas, a los que habría que añadir tres más tras ser condenados en consejo de guerra. El parte oficial decía de Carande: Inflamado de gran patriotismo y de amor a sus familiares y paisanos, acudió presuroso en unión de fuerzas del Ejército y Falange a liberarlo. Lo primero que hizo fue colocar a su hermano Manuel como alcalde –Manuel era el jefe de Falange de la localidad-. También participó en la toma de Villanueva del Fresno y Táliga, los 27 y 28 de agosto de 1936, y de Higuera del Real el 18 de septiembre de 1936.

Sobre la matanza de Badajoz[6] tuvo el cinismo de hacer unas declaraciones restando importancia a lo ocurrido: Sobre esto puedo decir que se exagerado el tema de la represión. Por ejemplo se ha exagerado mucho sobre lo que pasó en la plaza de toros. De los fusilados allí, no recuerdo cifras exactas, pero exclusivamente cayeron los que fueron encontrados con armas en la mano y, desde luego, fueron bastantes menos, ni siquiera llegaron a cientos[7].

En septiembre de 1936 acudió a Ronda, población donde había muerto su hermano. Por su actuación en Ronda fue denunciado dos veces; una acusado de robar unos maletines de joyas valorados en 600.000 pesetas; la segunda por haber asesinado, por motivos personales, a sangre fría a varis personas en la plaza del pueblo. De ambas acusaciones salió impune.

CARRACEDO BLÁZQUEZ, Manuel. Exlegionario, capitán de la Guardia Civil en el momento del golpe. Durante la guerra actuó como miembro del SIM (Servicio de Información Militar.

Carracedo ya tenía antecedentes del mal trato que daba a las personas. En febrero de 1936 estaba destinado en Villanueva de la Serena. Debido a las detenciones arbitrarias que llevaba a cabo sobre personas de izquierdas, fue trasladado a Mieres. En la ciudad astur volvió a tener problemas al querer requisar armas a los mineros. Las autoridades le comunicaron que él no tenía competencias para llevar a cabo estas requisas. No gustó a Carracedo la actitud de sus superiores, por lo que pidió su pase a supernumerario sin sueldo, trasladándose a Badajoz. Era un conocido antirrepublicano, a las elecciones de febrero de 1936 las calificó: como la mayor vergüenza en su género[8]

Jugó un papel importante en la preparación del golpe en Badajoz. Al fracasar el levantamiento en la capital extremeña, huyó de la ciudad, regresando con las tropas franquistas tras la toma de esta.

Manuel Carracedo Blázquez

Carracedo, que tuvo el cinismo de negar la matanza llevada a cabo en Badajoz, era el encargado de elaborar los informes sobre las personas que pensaba eran republicanos. Carracedo fue el que elaboró los informes sobre los hermanos Carlos y Luis Pla –posteriormente ejecutados-  Hombre de gran posición e independencia económica […] En otras ocasiones y con motivo de diversos mítines celebrados en diferentes puntos de España, por los hombres siniestros que dirigían las izquierdas, la colaboración del señor Pla no puso ser más explícita y efectiva. Sus camiones eran puestos a disposición de los partidos de izquierdas sin excepción, para trasladar a Madrid, Valencia, etc., cooperando de esta manera a mantener la ficticia adhesión y entusiasmo de las masas[9]

Participó en la toma de La Haba, Villanueva de la Serena, La Coronada, y otros pueblos de la comarca de la Serena. En diciembre de 1938 Franco le felicitó por su «contundencia» en la represión contra las partidas de guerrilleros en la zona del Zújar.

CARRASCO FERNÁNDEZ-BLANCO, Arcadio (marqués de la Paz). Fue uno de los fundadores de Falange en Badajoz. Jefe provincial del Movimiento en Badajoz, y jefe provincial de Falange para las provincias de Cádiz y Huelva. En una entrevista concedida al diario Hoy, publicada el 3 de septiembre de 1986, se vanagloriaba de su pasado político: Hago el número 46 de los fascistas españoles, inscrito en el año 1932. Y el número uno de la provincia [Badajoz][10]. Tras la guerra se alistó voluntario en la División Azul.

Arcadio Carrasco Fernández-Blanco

Carrasco llevó a cabo varias acciones en la vecina Portugal. Participó directamente en la compra de armas a Portugal a través de José María Gil Robles. Asimismo intentó secuestrar, sin éxito, al gobernador civil republicano de Badajoz, Miguel González, que se encontraba refugiado en el hospital de Campo Maior.

Entre los vigilantes del campo de concentración de Castuera, se encontraban algunas banderas de Falange; participando en el traslado y salida de prisioneros, muchos de ellos destinados a ser fusilados. Carrasco solía visitar con frecuencia  el campo de concentración para llevar a cabo una de sus mayores diversiones; propinar palizas a los presos.

Tal era su forma de actuar que llegó a tener serios enfrentamientos con algunos camaradas, por ejemplo, con Eduardo Ezquer[11]. Un informe oficial señalaba, no muy positivamente, el comportamiento de Carrasco: Todas las referencias recogidas acusan que Carrasco, no sólo no procuraba evitar los desmanes de Falange, sino que se complacía en realizarlas personalmente[12]. Tal era su poder que la calle en que vivía en Zalamea de la Serena, era conocida como la calle de Arcadio Carrasco, o calle del general Yagüe, del que era amigo.

De Carrasco dice el historiador Paul Preston: Bajó el liderazgo del implacable Arcadio Carrasco Fernández-Blanco y de Agustín Carande Uribe, la Falange, que se nutria de los vástagos de la oligarquía terrateniente, se sumó ávidamente a la carnicería.[13]

Se puede considerar como un macabro chiste, que, a un adorador de la violencia como Arcadio Carrasco, Franco rehabilitara el título nobiliario de marqués de la Paz, para otorgárselo a semejante verdugo.

GÓMEZ COBIÁN, Alfonso. Comandante del Ejército. Fue el que dirigió las dos columnas de regulares que atacaron al grupo de refugiados extremeños conocido como la Columna de los ocho Mil. El ataque lo llevó a cabo entre los término de La Reina y Fuente del Arco. Los refugiados, hombres desarmados, ancianos, mujeres, niños fueron acribillados desde las ametralladoras que Gómez Cobián había colocado en las zonas más elevadas del camino.

Hizo cientos de presos entre los supervivientes que había llevado a cabo. A estos los trasladó a Llerena, donde la mayoría fueron asesinados después de obligarles a cavar su propia tumba.

Prisioneros de Llerena esperando ser ejecutados

Juan Manuel Cepeda, en un artículo publicado en El Correo de España[14], y el historiador Ian Gibson, señalan a Gómez Cobián como uno de los cuatro pistoleros que asesinaron al teniente de la Guardia de Asalto, José del Castillo.

JORGE PINTO, Guillermo. Terrateniente extremeño, fue alcalde de Olivenza desde junio de 1930 hasta abril de 1931. Compañero de correrías de Manuel Gómez Cantos y Manuel Pereita Vela. Se dice que antes de matar a las mujeres las hacía bailar; a las que estaban embarazadas, después de asesinarlas las abría en canal y les sacaba el hijo que llevaban en su vientre.

Guillermo Jorge Pinto

LÓPEZ VERDASCO, Manuel. Teniente de la Guardia Civil. Era conocido como «El Mocoso». Se puede unir a los nombres de Manuel Gómez Cantos, Manuel Pereita Vela o Ernesto Navarrete Alcal, como uno de los guardias civiles más sanguinarios de los que ejercieron la represión en Extremadura. Aún se le recuerda con amargura en toda la zona que ocupa la sierra de Monsalud. En esta misma zona fue abatido por el maquis antifranquista en julio de 1938.

No era reacio a apropiarse de lo ajeno. López Verdasco, junto a Pereita Vela, se hicieron «cargo» de todos los objetos que se habían obtenido durante el saqueo a que fue sometido Badajoz.

Antes de su muerte había salido ileso de un atentado que habían preparado los guerrilleros al conocer que iba a trasladarse de Almendral a Barcarrota, pero la información recibida era errónea, ya que la persona que iba en el vehículo, en el que debía ir López Verdasco, era el capitán Fernando López Diéguez.

MELÉNDEZ GALÁN, Luis.  Capitán de la Legión, formaba parte de la columna de Asensio. El mismo día de la entrada en Villafranca de los Barros, el 9 de agosto de 1936, se organizó el primer consejo de guerra. A los largo del día se habían detenido a cientos de personas, de ellas se apartaron 56 que fueron asesinados en dos horas.

Un informe municipal narra los hechos: El capitán Menéndez [sic] formó el primer Consejo de Guerra, que empezó rápidamente a funcionar. El capitán Fuentes con varios miembros del Tercio, Regulares y falangistas [empezaron] a limpiar el pueblo de lo que había quedado de tojo en él. Aquella tarde, la justicia militar, rígida, inexorable, descargaba su mano sobre 56 delincuentes. Primeros que sufren la justicia en esta ciudad[15].

Al frente de la gestora municipal de la ciudad se colocó al brigada retirado de la Legión José Muñoz Verjano[16]. Entre el 9 de agosto y el 12 del mismo mes se asesinó entre 500 y 600 personas; aunque un sacerdote del pueblo habla de más de 700.

PEREITA VELA, Manuel.  Teniente Coronel. Primer delegado de Orden Público de Badajoz, a donde llegó el 18 de agosto de 1936. Anteriormente había sido el jefe de la Comandancia de Sevilla Interior.

Fue un implacable represor, tanto en Sevilla como en Badajoz. Por su actuación en la capital pacense, Queipo de Llano le otorgó la Medalla Militar Colectiva. Se le atribuyen responsabilidades en la muerte de 2.580 personas. Involucrado personalmente en la matanza de Badajoz.

Hizo una fortuna con la requisa de los bienes de las personas asesinadas. De hecho, por este motivo fue denunciado por Gómez Cantos; posiblemente por no repartir el botín con él.

RADA PERAL, Ricardo. Teniente Coronel –llegó a teniente general-, era un militar, africanista como tantos otros que apoyaron el golpe de Estado de julio de 1936. Consumado carlista, en la noche del 18 al 19 de julio concentró en Pamplona a 10.000 requetés.

Ricardo Rada Peral

Como gobernador militar de Cáceres, fue un terrorífico represor. El día de Navidad de 1937 llevó a cabo una verdadera carnicería. Veinticinco personas fueron fusiladas en el campo de tiro del Regimiento de Argel de Cáceres; al menos 27 ya habían sido asesinadas 55 personas. Ordenó el asesinato de más de 200 personas que presuntamente habían tenido relación con Máximo Calvo –dirigente guerrillero de la zona-. Desde ese día hasta el 21 de agosto fueron ejecutadas 196 personas. En agradecimiento le nombraron hijo adoptivo de Cáceres.

En 1941 fue nombrado vocal del Tribunal Especial de Represión de la Masonería y el Comunismo; este tribunal firmó innumerables sentencias de muerte.

RAMOS MAYO, Agustín. Guardia Civil, actuaba como comandante militar de San Vicente de Alcántara. Le conocían como «El Tío Campanillo» porque llevaba una campanilla en el coche que hacía sonar cuando entraba en los pueblos.

Ramos y su grupo llevaron a cabo asesinatos, violaciones, robos, y toda clase desmanes, con la inestimable colaboración del cura del pueblo, don Facundo.

Ramos gustaba de organizar lo que él denominaba las «fiestas de la muerte». Consistía en hacer sonar la campanilla reclamando la presencia de todos los habitantes de la localidad para que asistieran al fusilamiento de las personas que iban a ser fusiladas. Prohibió a los familiares recoger los cadáveres de los que asesinaba para que estuvieran más tiempo expuestos a la vista[17].


Bibliografía reseñada en el capítulo

ALFONSO BURGOS, Antonio (2012): Vamos a contar mentiras nº 13. En la plaza de toros no se fusiló a nadie, disponible en https://badajozylaguerraincivil.blogspot.com/2012/06/vamos-contar-mentiras-n-13-en-la-plaza.html

CORTÉS AVENDAÑO, Juan A. (2013): Manuel Carracedo: Sublevación y represión en Badajoz, en https://badajozylaguerraincivil.blogspot.com/2013/04/manuel-carracedo-sublevacion-y.html

ESPINOSA MAESTRE, Francisco (2003): La columna de la muerte, Barcelona

ESPINOSA MAESTRE, Francisco (2021): Por la sagrada causa nacional, Barcelona

GARCÍA CARRERO, Francisco Javier (2012b): Guardia Civil y sublevación contra la República en Badajoz. El capitán Manuel Carracedo Blázquez, en Julián Chaves (coord.) Política y sociedad durante la guerra civil y el franquismo: Extremadura, Badajoz, pp. 509-529.

LÓPEZ, Antonio D. (2009): Cruz, bandera y caudillo. El campo de concentración de Castuera, Badajoz.

PRESTON, Paul (2011): El holocausto español, Barcelona.


[1] Ver Capítulo 1 (I), (II), (III)

[2] Sobre el asesinato del general Balmes, y no accidente como los historiadores franquistas quieren hacer creer. Aconsejo leer el libro de Ángel Viñas, El primer asesinato de Franco, donde deja claro como ocurrió la muerte del general.

[3] Tomado de Espinosa, 2003: 142.

[4] Tomado de Espinosa, 2003: 130.

[5] Tomado de Espinosa, nota de la página 17.

[6] Carande fue el que firmó la autorización para que entraran en Badajoz, Mario Neves, Jacques Berthet y Marcel Dany.

[7] Tomado de Alfonso.

[8] Ver García Carrero, 2012b.

[9] Tomado de Cortés, 2913.

[10] Tomado de Antonio D. López: 283.

[11] Ver Antonio D. López: 283.

[12] Tomado de Antonio D. López: 285.

[13] Preston, 2011: 432-433.

[14] Disponible en https://elcorreodeespana.com/historia/917635865/AFue-Alfonso-GAmez-CobiAn-el-falangista-que-ejecutA-al-Teniente-Castillo-Por-Juan-Manuel-Cepeda-.html

[15] Tomado de Espinosa, 2011: 105.

[16] Estuvo al frente de la misma hasta el 20 de diciembre.

[17] Ver Espinosa, 2021: 48.

José Luis Garrot Garrot
José Luis Garrot Garrothttps://asambleadigital.es
Historiador y arabista. Profesor de la UCM

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