Andalucía se había distinguido por las luchas campesinas que se habían desarrollado, prácticamente durante toda la República. El querer acabar con la esclavitud que tenían que soportar los trabajadores del campo, no fue olvidado por los terratenientes, que les hicieron pagar caro su rebeldía. En este capítulo conoceremos a algunos de los que asolaron los campos y ciudades andaluzas, sembrando el terror, asesinando indiscriminadamente a la población, violando, saqueando. Regaron con sangre los campos de Andalucía; con la sangre de personas que había cometido el «tremendo delito» de ser fieles a la República, y desear tener una sociedad más libre y más justa.
AGUILAR DOMÍNGUEZ, Manuel. Comandante de Artillería, fue protagonista en la sublevación en Córdoba sacando a la calle una batería de artillería. El informa oficial del cuartel de artillería de Córdoba decía: […] se levanta el asedio que sufría el cuartel de la Guardia Civil, se practican numerosas detenciones y se hacen a los rebeldes 60 muertos y varios heridos[1]. Los republicanos muertos aparecen como caídos en combate, cuando la gran mayoría fueron asesinados vilmente.
Participó en salvajes matanzas, como la llevada a cabo en Pedro Abad, donde se fusiló a catorce personas como escarmiento, tras ser asesinadas se las roció con gasolina y se les prendió fuego. Pero por el hecho que es más conocido es por los asesinados el 25 de julio de 1936 en Fernán Núñez, donde se practicó una verdadera masacre, que costó la vida a sesenta campesinos que iban siendo cogidos arbitrariamente por la calle. Los condujeron a la venta de Las Trimeras, en la carretera de Córdoba, lugar en el que fueron abatidos.
Según Cristóbal García, testigo de los hechos, en un día fusilaron a 74 personas, entre ellas una mujer[2]. Actor principal en la matanza llevada a cabo por las fuerzas comandadas por Aguilar, fue el teniente de la Guardia Civil Cristóbal Recuerda, que asesinó a varios detenidos al grito de ¡Canallas, ahora pedir auxilio!
Aguilar Galindo fue nombrado hijo predilecto de Carmona e hijo adoptivo de Córdoba, ambos títulos le fueron retirados hace algunos años.
ANGULO MONTES, Francisco. Fue el juez que dirigió la preparación de las listas de los que debían ser detenidos y fusilados en Granada en los primeros días de la sublevación. Contaba con la inestimable ayuda de un sargento de la Guardia Civil, apellidado Romacho. Cuñado de Ruiz Alonso y colaborador íntimo del carnicero José Valdés Guzmán, gobernador civil de Granada. Ostentó también los cargos de jefe de la Audiencia de Valencia, Burgos y Jaén.
ARIAS NAVARRO, Carlos. Conocido como el «Carnicerito de Málaga» apodo que le fue puesto por su actuación como fiscal para toda la región. Según algunas fuentes participó, desde su puesto, en la muerte de 4.300 personas. Según el historiador británico Anthony Beevor –tomando los datos de un informe del cónsul británico-, del 8 al 14 de febrero de 1937 se ejecutó en Málaga a 3.500 personas sin juicio previo, y a otras 16.952 hasta 1944.
Antes de estallar la contienda era fiscal de la Audiencia de Málaga, cargo del que fue destituido el mismo 18 de julio. Creyendo que iba a ser detenido se escondió en la casa de Pelayo Varea –hijo del juez Felipe Varea-; este refugio lo obtuvo gracias a la intervención del presidente de la Audiencia de Málaga, Atilano Lorente González. Cuando Málaga fue tomada por los sublevados, las tres personas mencionadas fueron detenidas; sus familiares le pidieron que intercediera, no atendiendo sus peticiones. En el juicio celebrado el 27 de febrero de 1937, los Varea pidieron que testificara Arias Navarro, a lo que este se negó en rotundo. Lorente González fue condenado a 30 años, Felipe Varea y su hijo fueron condenados a muerte y ejecutados. Esta acción, negándose a interceder por la vida de las personas que posiblemente habían salvado la suya, demuestra la catadura moral del personaje que nos ocupa.
Los juicios en los que participaba Arias Navarro duraban apenas unos pocos minutos; su frase favorita era los hechos probados y sometidos sólo merecen pena de muerte. Dictaba las sentencias de muerte de diez en diez.
Cuando la matanza que se estaba llevando a cabo en Málaga llegó a oídos del conde Ciano, éste ordenó al embajador italiano Roberto Cantalupo que marchase a la capital de la Costa del Sol. Cantalupo elevó una protesta ante Franco por lo que estaba ocurriendo, aduciendo que esto suponía un desprestigio para las tropas italianas; protesta que no sirvió absolutamente de nada, El informe que envió a Mussolini fue demoledor: He considerado y sigo considerando todavía peligro para Italia comprometerse a fondo con Franco, con la Falange o con los tradicionalistas; considero peligroso aliarse con los unos o con los otros, puesto que ello significaría, en cualquier caso, ganarse la enemistad de la mitad de los contendientes[3]
Según un estudio de los historiadores Josep Mª Solé i Sabaté y Joan Villaroya; En Málaga los pelotones de fusilamiento conocieron durante las primeras semanas una actividad como quizás en ninguna otra parte de España. Sirva como ejemplo que solo entre el1 y el 23 de marzo fueron fusiladas más de 700 personas en las tapias del cementerio de San Rafael[4].
Su actuación en Málaga fue largamente recompensada por Franco. En 1942 es nombrado fiscal de la Audiencia de Madrid; obteniendo poco después una plaza de notario en Madrid. En 1957 ocupó el cargo de director general de Seguridad, puesto en el que se mantuvo hasta 1966. Todos sabemos lo que ocurría con los antifranquistas que eran detenidos; torturas, vejaciones, muerte. En 1973 es nombrado ministro de la Gobernación, cargo que ocupaba cuando se llevaron a cabo las últimas ejecuciones del franquismo. Como se sabe fue el último presidente de Gobierno de Franco, y el primero de Juan Carlos I, lo que honra bien poco a este último.
ARIZÓN MEJIAS, Salvador (marqués de Casa Arizón). Comandante del Ejército, el 7 de agosto de 1937 el ABC de Sevilla la catalogaba como «el salvador de Jerez», el pueblo, sin embargo, le conocía como «el verdugo de Jerez». En el momento del golpe era el jefe del Depósito de Recría y Doma de Jerez.
Arizón Mejía fue el organizador de la represión tanto en Jerez, como en los pueblos próximos; por ejemplo, el 19 de julio ordenó el envío de tropas para tomar Sanlúcar de Barrameda, el día 21 cayó la población en manos de los sublevados tras vencer la resistencia de los leales a la República, nada más entrar en el pueblo los Regulares mataron a doce vecinos, nueve de ellos dentro de sus propias casas. En el curso de los cinco meses siguientes se ejecutó a más de 80 personas.
José García Cabrera y Cristóbal Orellana González, han identificado a 390 de los asesinados en Jerez de la Frontera, constatando que desde el primer momento comenzaron las ejecuciones en la ciudad: Efectivamente, desde los primeros días del golpe, todo Jerez quedó convertido en un fusiladero[5]
Una de las primeras víctimas en Jerez fue su alcalde Antonio Miguel Oliver Villanueva; Arizón le acusó de haber querido ponerse en contacto con el gobierno de la República; el día 24 fue sacado de su casa y fusilado en la tapia del cementerio de Santo Domingo. Según el estudio de la APRMH en Jerez se asesinó entre 800 y 1200 personas.
En el bando de guerra que proclamó Arizón el 14 de agosto de 1936 dio noticia de que había ordenado fusilar a Salvador Rasero López, practicante del Hospital de Santa Isabel, por hacer una manifestación contra el «movimiento salvador» y a Rafael Fernández Romero, que estaba pavimentando las calles, declarar una huelga que siguieron siete personas. Inmediatamente comenzaron a aparecer cadáveres en el campo, las cunetas y los solares de la ciudad.
El 7 de marzo de 1961, al serle concedida la medalla de oro de la ciudad, Arizón demostró no tener el más mínimo remordimiento de lo que había hecho; entre otras «lindezas» dijo: decidido a que las fieras marxistas no ya levanten cabeza, pero ni siquiera muevan la zarpa. Y que, si fuera preciso, mis manos se conviertan en manos de hierro que exterminen sean cuantos sean y quienes sean, a todos los enemigos de España; a los que se resistieron al golpe los calificó de turba, Mano Negra, borrachos, asesinos, chusma, idiotas criminales satélites de Moscú. Esto 22 años después de terminar la guerra.
Como en muchos otros casos los descendientes de las víctimas jerezanas tienen que soportar que continúe a nombre de sus descendientes el chalet que el ayuntamiento de Jerez le regaló, situado en la calle Taxdist, nº 28. Asimismo tienen que sentir la humillación de ver como en la placa de su lápida se enumeran sus «méritos de guerra», en los que, por supuesto no están el ser responsable la muerte de cientos de jerezanos y de habitantes de pueblos cercanos.
ARRESE Y MAGRA, José Luis. Camisa vieja de Falange, en 1935 fue designado jefe de Falange de Granada. Detenido en Madrid en 1936 por su apoyo a los sublevados consiguió huir pasándose a la zona controlada por los franquistas.
Condenado junto a Hedilla por oponerse al Decreto de Unificación, fue posteriormente rehabilitado y nombrado gobernador civil de Málaga, cargo que ocupó desde 1939 hasta 1941, en este período se llevó a cabo una feroz represión en toda la provincia de Málaga.
Consejero nacional del Movimiento y procurador en Cortes, en 1956 fue nombrado ministro de la Vivienda; con Arrese en el cargo se aprobó una ley del suelo que fue el inicio del urbanismo salvaje; José Banús siempre le estuvo agradecido.
Imputado por el juez Garzón en el sumario que abrió en contra de los crímenes del franquismo.
Bibliografía reseñada en el capítulo
ANGOSTO, Pedro L. (2017): Diccionario del franquismo. Protagonistas y cómplices, Granada.
GARCÍA CABRERA, José y ORELLANA GONZÁLEZ, Cristóbal (2011): La represión franquista en Jerez de la Frontera, en J. García y C. Orellana (Coords.), Represión franquista y memoria histórica en la provincia de Cádiz, pp. 67-145, Cádiz.
MORENO GÓMEZ, Francisco (2009): 1936: el genocidio franquista en Córdoba, Barcelona.
SOLÉ I SABATÉ, Josep Mª y VILLARROYA, Joan (2006): Mayo 1937-abril 1939, en Santos Juliá (ed.), Víctimas de la guerra civil, Madrid, pp. 179-273.
[1] Ver Moreno, 2009: 233.
[2] Ver Moreno, 2009: 229.
[3] Tomado de Angosto: 39.
[4] Solé/Villaroya: 201
[5] García Cabrera/Orellana: 71.