La primera semana

Cocina poética, poesía culinaria

No me envidiéis, insensatos,

por estas torrijas tempraneras

que son flor y fruto de mi retiro,

aislamiento o cuarentena

(como coño llamarse quiera).

Ellas parecen mirarme muy fijo…

y anunciarme con su aroma a canela:

gocha, engordarás al menos un kilo.

Yo, me miro… y resuelvo el tema:

ancha quedarás, como Castilla,

pero sin rastro de pena.

AMÉN.

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