El 16 de septiembre de 1973 fue asesinado el conocido cantautor y artista chileno Víctor Jara. Tras el derrocamiento violento del Presidente Allende el 11 de septiembre, Jara y unos 600 académicos, estudiantes y funcionarios de la Universidad Técnica del Estado (UTE) fueron hechos prisioneros por los militares golpistas y enviados al Estadio Chile. Tras terribles torturas fue acribillado a tiros. Era el poeta y trovador de la revolución democrática chilena y el ensañamiento con él fue cruel como pocos. En un breve despiste de sus captores consiguió escribir en una libreta sus últimos versos, siendo un compañero quien pudo guadarlo antes de que se lo llevaran para asesinarlo.
Somos cinco mil. Víctor Jara
El último poema del poeta y catautor chileno en el Estadio de Chile
Somos cinco mil aquí
en esta pequeña parte la ciudad
¿Cuántos somos en total
en las ciudades y en todo el país?
Sólo aquí,
diez mil manos que siembran
y hacen andar las fábricas.
Cuánta humanidad
con hambre, frío, pánico, dolor,
presión moral, terror y locura.
Seis de los nuestros se perdieron
en el espacio de las estrellas.
Uno muerto, un golpeado como jamás creí
se podría golpear a un ser humano.
Los otros cuatro quisieron quitarse
todos los temores,
uno saltando al vacío,
otro golpeándose la cabeza contra un muro
pero todos con la mirada fija en la muerte.
¡Qué espanto produce el rostro del fascismo!
Llevan a cabo sus planes con precisión artera
sin importarles nada.
La sangre para ellos son medallas.
La matanza es un acto de heroísmo.
¿Es este el mundo que creaste, Dios mío?
¿Para esto tus siete días de asombro y de trabajo?
En estas cuatro murallas sólo existe un número
que no progresa.
Que lentamente querrá más la muerte.
Pero de pronto me golpea la consciencia
y veo esta marea sin latido
y veo el pulso de las máquinas
y los militares mostrando su rostro de matrona
llena de dulzura.
¿Y México, Cuba y el mundo?
¡Qué griten esta ignominia!
Somos diez mil manos
menos que no producen.
¿Cuántos somos en toda la patria?
La sangre del compañero Presidente
golpea más fuerte que bombas y metrallas.
Así golpeará nuestro puño nuevamente.