LOMCE. La fábrica de borreguitos

La progresiva aplicación de la LOMCE en el sistema educativo nos está demostrando la agresividad ideológica de los actuales poderes económicos y sus fieles servidores políticos neocon

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La progresiva aplicación de la LOMCE en el sistema educativo nos está demostrando la agresividad ideológica de los actuales poderes económicos y sus fieles servidores políticos neocon, siendo posiblemente la ley menos pactada de todas las reformas educativas de este país.

Esta Ley Orgánica, a pesar de su “exposición de motivos” en el preámbulo que ratificaría cualquier persona, nos trae un apoyo claro a la escuela concertada, que siempre irá en detrimento de la pública, que no deja de ser su “competidor” en los recursos a compartir, acaba con cualquier atisbo de democratización de los centros por la elección directa de los gestores escolares, y, cómo no, vuelve otra vez esa asignatura imprescindible para la Conferencia Episcopal como es la religión, un favorcito a los curas que les debían de vete a saber qué.

Pero me centraré en la eliminación en segundo de bachiller de Historia de la Filosofía. Con la excusa de que las humanidades ya no tienen hueco en este mundo tan tecnológico, se aprovecha a eliminar una de las claves por la que esta locura de revolución liberal-conservadora todavía no ha triunfado, y es porque todavía hay gente que se resiste, gente con valores colectivos, y gente sobre todo que piensa de forma crítica y racional. Si eliminas los referentes de los principales pensadores del mundo, eliminas la posibilidad de tener una base para tus propios pensamientos. Sería ridículo que cada ser humano empezara de cero a la hora de entender el mundo, necesitamos las experiencias de nuestros antecesores que ya pensaron mucho a pesar de no tener internet ni nada parecido.

Pero parece que al sistema no le viene muy bien que la gente se cree sus propios pensamientos, y ni mucho menos que ese pensamiento se base en el análisis crítico o en el escepticismo. La razón es evidente: este sistema que sobre todo fabrica desigualdades e injusticias sociales en beneficio de muy pocos, necesita de humanos dóciles y manipulables, tanto como sea posible, logrando que los pobres súbditos vean en su prójimo un competidor y no un colaborador, que den gracias al señor jefe de que le dé trabajo, y así hasta despolitizar y desempoderar al individuo a tal grado que cualquier retroceso en sus derechos lo verá como algo normal, pues dicen los amos que no hay otra salida. Nos inundarán de información inútil o simplona, ya mascadito para que no nos cansemos intentando sacar nuestras propias conclusiones. Nunca verán que el 1% de la población se está apropiando del 50% de los recursos y riquezas del planeta, nunca verán que vamos a un holocausto ecológico porque simplemente hay unos señores que les interesa apurar al máximo sus negocios en hidrocarburos, que al parecer es mucho más rentable a corto plazo que la economía verde, nunca verán que las guerras son por intereses económicos, nunca verán que los terroristas que nos matan los financian y crean los mismos que nos dicen que luchan contra ellos.

Necesitan borreguitos, ovejas sumisas que inclinen la cabeza cuando les roban, pero que griten mucho cuando marca gol su equipo, así se desahogan los chicos. La creatividad será mal vista, leer estará mal visto, pensar será un delito.

Una sociedad narcotizada para mayor gloria de la economía financiera que no produce nada, pero que tiene tanto poder como para transformarnos en simple mercancía. Humanos trabajando para la economía en vez de la economía trabajando para la humanidad.

Filosofía será una asignatura opcional, como religión, como si se pudiera comparar la Razón con la fe.