Mayo de 1937 «Estalla Barcelona». Parte 2: Los hechos y las consecuencias


Lo primero que hay que señalar es que no solamente se produjeron enfrentamientos en Barcelona, en otras zonas de Cataluña también hubo duros choques entre los insurrectos y las fuerzas gubernamentales. Las zonas en donde los enfrentamientos fueron más duros, aparte de en Barcelona, fueron en las tierras del Ebro y las comarcas del Penedés, Tarragona y Vic, la cuenca del Alt Llobregat y la zona costera entre del Alt Empurdá

Los enfrentamientos comenzaron el día 3 de mayo y concluyeron el día 8 del mismo mes. Los días de enfrentamientos más duros fueron el 4, 5 y 6.

El número exacto de combatientes, como suele ocurrir en estas ocasiones, es difícil de determinar[1]. En Barcelona había 2.600 guardias de asalto, a los que habría que añadir unos cientos de miembros de la Guardia Nacional Republicana (antigua Guardia Civil) y Mossos d’Escuadra. El PSUC movilizó a unos 2.000 militantes, y entre ERC, Estat Catalá y Acció Catalana unos 200. Las fuerzas con las que contaba el «bando gubernamental» se puede estimar en unos 7.500 efectivos, contando con los 2.000 hombres que se incorporaron provenientes de la Columna Carlos Marx y unos pocos de las Milicias Alpinas acuarteladas en Huesca.

Por su parte la CNT de Barcelona contaba con 87.860 afiliados, pero ni mucho menos todos participaron en la lucha. Los más activos fueron los miembros de las JJLL, los extranjeros que estaban en la ciudad (sobre todo italianos y alemanes), Los Amigos de Durruti y los 800 miembros de las Patrullas de Control. A estas fuerzas se les unieron 2.500 hombres de la Columna Tierra y Libertad, que habían llegado desde Madrid, con quince carros de combate. El POUM aportó unos 1.000 efectivos a la lucha.

Según el agente de la NKVD Goratsy, los insurrectos tendrían entre 7.000 y 7.500 efectivos, mientras las fuerzas gubernamentales estarían entre los 4.500 y 5.000 elementos. Lo que está claro es que las fuerzas de las que disponían los insurrectos eran superiores a las que contaba la Generalitat.

Aunque se han presentado los hechos como algo espontáneo por parte de los trabajadores –que ni de lejos se sumaron mayoritariamente a la lucha- no lo fue tanto. Los Comités de Defensa, Los Amigos de Durruti y los dirigentes del POUM tuvieron mucho que ver en la formación de las barricadas y el inicio del enfrentamiento armado.

Según el anarquista Wilebaldo Solano[2], Barcelona estaba prácticamente en manos de los insurrectos […] todos los controles eran de la CNT y el POUM. En realidad Barcelona estaba en manos de los trabajadores y el PSUC se encontraba aislado en algunos locales[3].

Martín Ramos (:197) apunta acertadamente cuatro hechos sobre los sucesos de mayo que suscribo en su totalidad:

1º No se redujo a Barcelona, en muchas localidades de Cataluña hubo enfrentamientos, con la toma de locales oficiales y de rivales políticos por parte de los anarquistas.

2º Las fuerzas de orden público y el PSUC actuaron a la defensiva, no habían planificado ningún ataque, ni habían llevado a cabo una provocación que justificara la insurrección.

3º La CNT no actuó homogéneamente, variando la táctica según discurrían los acontecimientos.

4º El POUM y Los Amigos de Durruti hicieron gala de un claro oportunismo revolucionario, ya que al inicio de los acontecimientos ellos no estaban presentes.

Según el gran historiador Paul Preston (:2016:269) los hechos ocurridos pudieron haberse evitado: Hubiera podido evitarse de haber retirado la Generalitat las fuerzas que rodeaban el edificio de la Telefónica, pero Companys aprovechó la oportunidad para continuar la ofensiva contra la CNT. Dijo a la prensa «Hay grupos armados por la calle y no cabe más solución que escamparlos».

Subestimó la intensidad de la resistencia popular a la campaña que pretendía reafirmar el poder del Estado. Discrepo en parte de la opinión de Preston. Companys sabía del poder militar de la CNT en Barcelona, y en cuanto a la ofensiva contra la CNT no era específicamente contra el sindicalismo sindicato anarcosindicalista, sino contra todos aquellas organizaciones que se opusieran a que, tanto la Generalitat como el gobierno central recuperaran parcelas de poder pérdidas tras el 18de julio. De la misma opinión de Preston es Guells (: 78) Si Lluís Companys hubiera destituido al consejero de Interior y al comisario general de Orden Público, como era lógico de esperar si se pretendía evitar un enfrentamiento violento, no se hubiera producido aquella semana sangrienta en Barcelona.

Sobre la actuación del Gobierno de la República se ha criticado que Largo Caballero no actuara rápido, con lo que se podrían haber evitado muchas muertes al acabar antes con el conflicto. Todo hace pensar que si no tomó desde el principio medidas drásticas fue para no entrar en litigio con los ministros anarquistas; por esta razón, aguantando muchas presiones, sobre todo de Indalecio Prieto, aguardó a ver el resultado de las gestiones que habrían de llevar a cabo los miembros de la CNT y de la UGT que fueron a Barcelona a intentar parar la insurrección.

Palau de la Generalitat

Todos sabemos cuál fue el resultado final de los enfrentamientos, pero hay algunas incógnitas –que entran dentro de la historia especulativa, pero que considero interesante plantear. Ronald Fraser (nota 63, p. 113) plantea que hubiera ocurrido si a alguien se le hubiera ocurrido secuestrar al presidente de la República, Miguel Azaña, que estaba viviendo en el edifico de la Generalitat. Yo por mi parte planteo otra ¿Qué habría sucedido sin la artillería instalada en el castillo de Montjuic, y controlada por la CNT, hubiera disparado sobre los edificios en poder de los gubernamentales, entre ellos el Palau de la Generalitat? Evidentemente toda respuesta seria una mera especulación, y la Historia no está para semejantes tareas.

Asalto a la Telefónica

Edificio de Telefónica en la Pª de Cataluña

El día 2 Indalecio Prieto telefoneó a la Generalitat para hablar con algún miembro del gobierno catalán; el telefonista le contestó que en Barcelona no había ningún gobierno sino un Comité de Defensa. Ese mismo día Azaña telefoneó a Companys, en mitad de la conversación el telefonista les cortó la comunicación aduciendo que las líneas no estaban para charlas insustanciales. Esto demostraba que los anarquistas escuchaban todas las conversaciones con la Generalitat. Ese mismo día se produce un tiroteo entre miembros de Estat Catalá y de la FAI muriendo un miembro de la organización anarquista. Al día siguiente se produciría el asalto al edificio de la Telefónica por fuerzas leales a la Generalitat.

Poco antes de las 15.00 se inicia el asalto al edificio de la Telefónica situada en Plaza de Cataluña. Unos doscientos guardias de asalto a las órdenes de Eusebio Rodríguez Salas[4]. Los guardias de asalto desarmaron a los milicianos que estaban de guardia en la puerta del edificio. Accedieron a la primera planta, en donde se encontraba el Departamento de Censura, allí fueron recibidos con disparos.

Poco después se personaron una compañía de guardias de asalto acompañados por líderes faistas Dionisio Eroles[5] y José Arens Giol; el primero pidió que depusieran las armas a los que los anarquistas accedieron tras vaciar sus cargadores disparando al aire; también pidió a los guardias de asalto que abandonaran el edificio, petición que no fue atendida. Las fuerzas de seguridad no pudieron continuar el asalto a los pisos superiores al encontrarse con una fuerte oposición armada incluso lanzando varias granadas de mano a las fuerzas que cercaban el edificio.

La toma de Telefónica fue muy importante tanto a nivel efectivo como simbólico. Era un golpe de efecto que la Generalitat retomara el control de las comunicaciones. Independientemente de cuáles fueran las causas que motivaron el asalto, lo que es indudable es que en tiempos de guerra era inadmisible que las comunicaciones en Barcelona estuvieran controladas por una organización sindical y no por las autoridades oficiales.

A las pocas horas del asalto las calles de Barcelona comenzaron a llenarse de barricadas y de gente armada. Inmediatamente, y sin que al parecer hubiera un llamamiento de ninguna organización los trabajadores comienzan una huelga general. Tras la instalación de las barricadas el PSUC y la Generalitat controlaban el sector situado al este de las Ramblas, mientras que los anarquistas la zona oeste y los suburbios. En la zona de Sants los anarquistas detuvieron a 500 miembros de la Guardia Republicana.

A las siete de la tarde se celebra una reunión en la sede de la CNT-FAI de la Vía Durruti, en la que participó el Comité regional de la CNT y el Comité Ejecutivo del POUM, para intentar llevar a cabo una labor conjunta. En ningún momento CNT y POUM actuaron coordinadamente debido a las discrepancias que mantenían en la forma y fondo de afrontar los hechos que tenían las dos organizaciones.

Sede del Comité Regional de la CNT

Ya de madrugada se reúne de urgencia el Consell de la Generalitat presidido por Companys. Los anarquistas demostraron la ilegalidad de decreto de incautación de Telefónica, solicitando la dimisión de Rodríguez Salas y Aiguadé. Petición que fue rechazada por los allí reunidos.

Diego Abad de Santillán (:207) narró la situación en que se encontraba Barcelona el 3 de mayo de 1937: En nuestro paso por la ciudad habíamos comprobado que todos los partidos y organizaciones habían tomado las armas. ¡Había que impedir la matanza a toda costa! Propusimos declarar el estado de guerra y sacar las milicias a la calle, a restablecer el orden […] se nos replicó que el consejero de Defensa[6] había abandonado su puesto y que, por lo demás, no inspiraba confianza a los diversos sectores políticos y sindicales.

Barricada en una calle barcelonesa

Responsables directos

Se ha discutido mucho sobre quién recae la responsabilidad del ataque al edificio de Telefónica. Como suele ocurrir en estos casos según desde el prisma desde el que se miren los hechos, se sacan unas consecuencias u otras. Intentaré ser lo más ecuánime posible y facilitaré algunas de las opiniones contrapuestas que se han venido publicando.

Cómo he mencionado el asalto lo dirigió Eusebio Rodríguez Salas –Comisario General de Orden Público-; su inmediato superior era el consejero de Seguridad Interior Artemi Aiguadé Miró, el primero era militante del PSUC, mientras que Aiguadé pertenecía a ERC.

Artemi Aiguadé

Jordi Arquer –miembro fundador del Bloc Obrer i Camperol (BOC) piensa que Aiguadé y Rodríguez Salas actuaron al margen de la Generalitat. En semejantes términos se pronuncia Manuel Cruells (:76) que piensa que el asalto no fue por un acuerdo del gobierno catalán –que sería incomprensible dada la presencia de anarquistas en el mismo- lo más lógico sería suponer que fue una acción de unos pocos, con la que se intentaba crear un hecho consumado, pudiendo conocer de antemano la reacción que ello iba a provocar; los responsables directos sin duda laguna fueron el Comisario General de Orden Público y el Consejero de Interior, es decir Rodríguez Salas y Aiguadé.

Todo lo contrario que los antes mencionados afirma Rafael Vidiella (:88) –dirigente del POUM-  que mantiene que el asalto fue un acuerdo de la Generalitat, recibiendo Aiguadé la orden de tomar el edificio y que éste le encargó el asalto a Rodríguez Salas. La verdad es que la opinión de Vidiella hay que tomarla con muchos reparos. Vidiella comentó a Miquel Caminal[7] que Companys dio orden a Artemi Aiguadé de tomar la Telefónica en presencia de varios consejeros de la Generalitat, entre los que se encontraba el cenetista Josep Juan Doménech, que se limitó a decir que ese acto tendría consecuencias. Es difícil de creer el testimonio de Vidiella, de que un cenetista no se opusiera a esta hipotética orden. En esta misma línea se posiciona José Peirats

Por el contrario, otro cofundador del BOC, Jordi Arqués en un texto titulado Les Jornades de Maig, manifiesta que él cree que Aiguadé actuó por cuenta propia.

Según Broué (:54) Rodríguez Salas actuó por su cuenta, lo mismo que opina George Orwell (:146). Antonov en su informe del 21 de mayo mantiene que la decisión de asaltar Telefónica de Aiguadé y que el Comité Central del PSUC no tenía conocimiento previo del asalto[8]

Por su parte Manuel Azaña (:30) considera que Aiguadé no comunicó a nadie su decisión. De hecho Tarradellas visitó a Azaña criticando duramente a Aiguadé por haber tomado la iniciativa de atacar Telefónica, y a Companys porque con sus mensajes de que emplearía dureza con los anarquistas les había puesto en alerta. Tarradellas pensaba que todo se solucionaría cesando a Aiguadé y Rodríguez Salas.

Según Francisco Lacruz en su obra El Alzamiento, la revolución y el terror en Barcelona; Barcelona, 1943[9]. Cuando Valerio Más y otros anarquistas acudieron a entrevistarse con Tarradellas y Artemi Aiguadé, estos se mostraron sorprendidos por la noticia del asalto a Telefónica, éste último les dijo: Esto es cosa personal de Rodríguez Salas y os prometo que […] ordenaré lo conveniente para que renazca la tranquilidad[10].

Cómo no podía ser de otra manera Bolloten (:661), haciendo gala de su visceral anticomunismo, y sin aportar prueba alguna afirma que el asalto a Telefónica se planeó en una reunión de la Ejecutiva del PSUC.

Por último hay que señalar que Josep Sánchez Cervelló[11], reveló un documento interno de la Generalitat, no se sabe quién lo redactó, que recoge que se efectuó el asalto cumpliendo una orden del Gobierno.

Día 4 de mayo

Este día los enfrentamientos se habían endurecido. Las luchas tuvieron especial crudeza  en Sant Andreu, Poble Nou, Paralelo, Plaza Palau, Vía Layetana y Paseo de Gracia. Se estima que en los combates de ese día perdieron la vida en torno a las cincuenta personas.

Las observaciones que hace García Oliver (:697) sobre cómo se encontró la situación en Barcelona son muy claras: Todavía no se hablaba de quiénes movían los hilos de la trama. No se sabía de dónde partían las consignas que recibían los compañeros en las barricadas. En realidad, se trataba de un movimiento estancado, condenado a un fracaso sangriento. Veinticuatro horas después de iniciado, todo estaba en la ciudad en las condiciones en que empezó: gentes tras unas barricadas, pero sin plan ni iniciativa.

A hora muy temprana se forma un Comité Revolucionario de la CNT ideado por Julián Merino. A las once de la mañana delegados de los sindicatos de CNT se reúnen para intentar parar los enfrentamientos.

Localización de los principales enfrentamientos

Pero no todos estaban por la pacificación. Unidades de 26ª División (antigua Columna Durruti) bajo las órdenes de Gregorio Jover, se concentran en Barbastro para iniciar la marcha hacia Barcelona. La alocución de García Oliver hizo que reconsideraran su idea y se mantuvieran en la ciudad oscense. No lo hicieron la 28ª División (antigua Columna Ascaso) comandada por Ricardo Sanz, ni la 29ª División (POUM) bajo las órdenes de José Rovira Canales[12]. Solamente la amenaza del jefe de la aviación republicana en el frente de Aragón, Alfonso Reyes, que amenazó con bombardearlos, logró persuadirles de no continuar la marcha hacia Barcelona.

A las 14.00 horas la CNT y la FAI hacen un llamamiento al alto el fuego. ¡Deponed las armas! ¡Comprended que somos hermanos! Si nos combatimos nosotros mismos estaremos perdidos.

Ese mismo día el dirigente poumista Juan Andrade[13] hace una propuesta a la CNT, que conocemos por sus propias declaraciones.

Juan Andrade

Un avance metódico, dirigido por especialistas militares, de las fuerzas combatientes cenetistas y poumistas hacia el centro de la Generalitat, para tomar ésta. La operación no habría sido costosa, dado sobre todo  a que los elementos que defendía ese casco de la ciudad no parecían muy elevada moral frente a los combatientes de los trabajadores revolucionarios.

Proposición inaceptable para los faistas, porque se mostraban ya abiertamente partidarios de acabar con la situación como fuera, sobre todo, lo que era verdad, porque el frente de guerra se encontraba a menos de icen kilómetros, había buques de guerra de las potencias enemigas en el puerto y los fascistas se preparaban para aprovechar las circunstancias. Por potra parte, alegaban que Companys les había prometido que no habría represalias. Yo argumenté que, aún así, tomar la Generalitat suponía la posibilidad de establecer un pacto, de estipular garantías y conseguir posiciones que no fueran las de una simple capitulación. Juzgaron esto imposible sin ofrecer otra solución. Una vez más un dirigente del POUM hace un análisis y unas propuestas delirantes.

No fue la única propuesta que recibieron los anarquistas desde posiciones próximas al trotskismo. Wilebaldo Solano, dirigente de la JCI[14], se mostró indignado cuando, tras su intento de llegar a un acuerdo con la CNT, un dirigente anarquista, tras decirle que no aceptaban sus propuestas le dijera que había pasado una agradable velada en su compañía[15].

Ferrán Gallego (:477) tiene un calificativo bastante apropiado para el comportamiento del POUM: La actitud del POUM cuando llegó el día 4 podría presentarse como la propia de un partido amenazado a una esquizofrenia, que rápidamente Trotsky calificaría de «centrista»

A las cinco de la tarde cinco jóvenes de las JJLL armados se trasladan en coche hacía el Comité Regional situado en Vía Durruti, 32; son detenidos en el puesto de control del cuartel Carlos Marx. Los cadáveres de estos cinco jóvenes y los de otros siete anarquistas aparecieron el día 8 junto a una viña en la localidad barcelonesa de Cerdanyola, entre ellos los de los hermanos Joaquín y Alfredo Martínez Ungría[16].

Alfredo Martínez Ungría

Un hecho lamentable ocurrió en este día; el asesinato de los anarquistas italianos Francesco Barbieri y Camilo Berneri. Ambos fueron sacados por la noche del piso en que vivían en la Plaza del Ángel nº 3. Los cadáveres de ambos aparecieron tirados en Las Ramblas con un tiro en la nuca.

Sobre quiénes fueron los asesinos de Barbieri y Berneri la mayoría apunta a elementos del PSUC; otros por el contrario, hablan de quintacolumnistas o infiltrados a las órdenes de la OVRA mussoliniana. Carlos Rama ha encontrado en los archivos del Ministerio del Interior italiano que Berneri[17] estaban constantemente vigilado por agentes policiales, algunos de ellos infiltrados en las filas anarquistas.

Camilo Berneri

Francesco Barbieri

Sobre los autores de la muerte de Berneri y Barbieri, Graham (:319-320) enumera algunos posibles culpables: incontrolados cercanos a la CNT; policías afiliados al PSUC; por su lado el informe oficial de la CNT señala a elementos filofascistas de Estat Catalá en convivencia con agentes de la OVRA; para Graham hay gran cantidad de pruebas documentales que podrían apuntar en esta dirección.

Según Guillamón (1994:6) Berneri y Barbieri fueron detenidos por guardias y militantes del Sindicato del Agua de la UGT. Lo que no hace Guillamón es aportar alguna prueba que avale su afirmación.

Otras informaciones señalan que Ángel Galarza –ministro de Gobernación-, dio la orden con el fin de evitar que Berneri no le acusara de haber participado en malversación de fondos públicos. Galarza estaba en contacto con un anarquista italiano llamado Gigi-Bibi que posiblemente fuera un miembro infiltrado de la OVRA. Esta última versión es poco creíble, no existiendo prueba alguna que la apoye.

A las 19:00 se produce una reunión en el Principal Palace –incautado por el POUM- sito en Las Ramblas, entre los dirigentes del POUM, Julián Gorki, Andreu Nin y Juan Andrade, y los representantes de Los Amigos de Durruti, Jaime Balins, Pablo Ruiz, Eleuterio Roig y Félix Martí, en el que según parece se propone una retirada ordenada de las barricadas.

Dos horas más tarde llegan a Barcelona, procedentes de Valencia, García Oliver y Mariano Rodríguez Vázquez, que no fueron muy bien recibidos por sus correligionarios; allí se reúnen con los miembros del Comité Regional Abad de Santillán y Roberto Alonso. García Oliver, Mauricio Vázquez, Federica Montseny y Diego Abad de Santillán por la CNT/FAI y Hernández Zancajo, Pascual Tomás Muñoz y algunos líderes de la UGT catalana se entrevistan con Lluís Companys que en esta ocasión sí accede a destituir a los responsables directos del asalto a Telefónica. Habría que preguntarse por qué Companys no tomó esta decisión antes; posiblemente fuera porque nunca creyó que las cosas llegarían tan lejos.

En esta reunión deciden emitir un comunicado por radio pidiendo que se abandonaran las armas. La locución radiada la llevan a cabo García Oliver, Federica Montseny y el líder de la UGT Carlos Hernández Zancajo. En la misma línea se pronuncian el dirigente anarquista Mariano Rodríguez Vázquez «Marianet» y el socialista Pascual Tomás Muñoz.

El discurso de García Oliver fue muy comentado, entre otras cosas, dijo Consérvese cada cual, si así lo cree, en sus respectivas posiciones, pero que cese el fuego […] Y declaro que los guardias que hoy han muerto son mis hermanos. Me inclino ante ellos y los beso […] todos cuantos han muerto hoy son mis hermanos. En las barricadas comenzaron a llamarlo, no con cierta dosis de humor negro La leyenda del beso, haciendo referencia a una conocida zarzuela.

El discurso fue muy criticado por algunos anarquistas como Manuel Hernández – presidente del Sindicato de la Madera- que calificó a García Oliver de Judas. ¿De qué sirve recordarnos que estamos en guerra? Eso tendría que haberlo pensado mucho antes…, y habernos dejado seguir con la revolución, que es lo nuestro ¡Como si le guerra significase algo si no podemos hacer la revolución al mismo tiempo![18] Parece ser que Manuel Hernández no entendía que la guerra era para parar el fascismo, y que todos los esfuerzos deberían ir dirigidos a ganarla.

Ya en la madrugada se llegó a un acuerdo para formar un gobierno de transición con sólo cinco miembros: Companys como presidente; Valeri Más, secretario del Comité regional de la CNT; Antoni Sesé, secretario de la UGT en Cataluña, que fue asesinado cuando iba a tomar posesión del cargo, siendo sustituido por Rafael Vidiella; Joaquín Pou, de la Unió de Rabassaires, y Martí Feced de ERC.

Mientras tanto el gobierno central nombró al teniente coronel Escobar delegado de Orden Público en Cataluña y jefe superior de Policía de Barcelona, el general Pozas fue nombrado jefe de la IV División orgánica. Los nombramientos solamente tuvieron el voto en contra de Federica Montseny, los otros dos anarquistas presentes, Juan López Sánchez y Juan Peiró no hicieron ninguna oposición.

Día 5

No comenzó bien el día. A las 9:30 guardias de asalto atacan la oficina del Sindicato Médico en la Plaza Santa Ana y la sede central de la Federación Local de la FIJL[19]. Asimismo fueron atacadas las sedes de Telefónica de Tarragona, Tortosa y Vich. El dominio de las calles comenzaba a cambiar. Las fuerzas leales a la Generalitat toman la estación de Francia y los pisos superiores de la Telefónica. Se registran fuertes enfrentamientos en Plaza de Cataluña, Gran Vía, y en las proximidades del Palau de la Generalitat.

La sede de Tortosa fue atacada por miembros de la Guardia Nacional Republicana (antigua Guardia Civil) bajo el mando del teniente coronel Doménech. Tras dialogar con unos parlamentarios anarquistas los guardias abandonan el edificio. Cuando las fuerzas enviadas desde Valencia entran en la ciudad comienza la detención de anarquistas, según Peirats estas fuerzas, al mando de un tal Chaparro, detuvieron a veinte militantes anarquistas, entre ellos Antonio Odena y Rogelio Tena, que serían asesinados, apareciendo sus cadáveres en las afueras de Tarragona.

Los Amigos de Durruti lanzan octavillas pidiendo la liberación de Francisco Maroto del Ojo, destacado militante de la CNT y haciendo un llamamiento a la resistencia: Ha sido constituido una Junta Revolucionaria en Barcelona. Todos los responsables del golpe de estado, que maniobran bajo la protección del gobierno, serán ejecutados. El POUM será miembro de la Junta Revolucionaria porque ellos apoyaron a los trabajadores. Esta supuesta Junta Revolucionaria solamente existía en la mente de los miembros de Los Amigos de Durruti, ya que ni la CNT ni la FIJL se unieron al llamamiento. Esto último lo corrobora Andrade: no era nada en el plano orgánico y era un monumento de confusión en el terreno ideológico. Incluso la CNT emitió un comunicado desautorizando a Los Amigos de Durruti.

No pararon Los Amigos de Durruti, otra octavilla, duramente criticada por el Comité Regional de la CNT: Cotelo[20]nos informa de que está circulando cierta octavilla firmada por Los Amigos de Durruti, la cual, por su redactado un poco violento nos parece a la mayoría de los compañeros que es inaceptable y se acuerda desautorizar a los compañeros que la han redactado.[21]

Panfleto de Los Amigos de Durruti.

Sobre la supuesta propuesta que Los Amigos de Durruti hicieron al POUM para crear la comentada Junta Revolucionaria, Jordi Arquer[22] asegura que no fue cierta: No hubo ninguna propuesta formal, ni verbal ni escrita, por parte de Los Amigos de Durruti al POUM para formar conjuntamente una “Junta Revolucionaria”[23]

A pesar de que los contendientes de ambos bandos comenzaban a sentir los efectos de la lucha, y que la munición escaseaba, los combates continuaron.

Barricada en el Paralelo.

El teniente coronel Escobar que había sido herido fue sustituido por el teniente coronel Alberto Arrando Garrido, que no estuvo muy dirigente en sus acciones quizás debido a las simpatías que tenía hacia los anarquistas. Azaña no dudó en señalar que había sido una mala elección. Indalecio Prieto también vio en el nombramiento de Arrando una mala elección del ministro de la Gobernación Ángel Galarza.

Un grave hecho, que según Graham (:304) precipitó la intervención del Gobierno central, fue el asesinato de Antonio Sesé[24] –Secretario General de la UGT en Cataluña y miembros del PSUC- cuando iba a tomar posesión de su cargo de conseller para el que acababa de ser nombrado. Peirats (:151) en una explicación poco creíble atribuye su muerte a disparos efectuados desde las barricadas gubernamentales situadas en el Paseo de Gracia y no a disparos provenientes del local del Sindicato único de Espectáculos Públicos de la CNT; que es la versión más aceptada. Como respuesta al asesinato de Antonio Sesé, según fuentes anarquistas, doce jóvenes anarquistas fueron detenidos por comunistas en el centro de Barcelona; los encerraron en el cuartel Carlos Marx, cercano al Parque de la Ciudadela, en donde fueron torturados hasta la muerte. Los cadáveres fueron abandonados en Cerdanyola. Se abrió una investigación dirigida por el juez Josep Vidal, que cerró el caso sin imputar a ninguna persona. Ese día también apareció el cadáver de Francisco Ferrer, nieto del pensador anarquista Francisco Ferrer y Guardia.

Antonio Sesé

En vista del cariz que estaba tomando la situación Companys no tuvo más remedio que telegrafiar a Largo Caballero pidiéndole que el Gobierno central se hiciera cargo del orden público en Cataluña. El presidente de Cataluña justificó su petición: El Gobierno de la República, con más medios de los que dispone la Generalitat, puede hacer frente a las necesidades del momento. No son horas de comentario y lo único que se puede y se debe recomendar, si queremos defender los intereses de la guerra contra el fascismo, es la colaboración leal y resuelta con el Gobierno de la República. Companys sabía lo que esto significaba; que el Gobierno central una vez tomado el control no lo volvería a soltar.

Algunas de las cosas ocurridas ese día en Barcelona fueron tergiversadas. Al puerto de Barcelona llegaron unos buques de guerra británicos, los insurrectos propagaron la idea de que venían a apoyar al Gobierno, cuando en realidad habían llegado por si era necesario evacuar a los británicos residentes en Cataluña. Lo de que venían a evitar el triunfo de la revolución, como aireó La Batalla, órgano de prensa del POUM, era pura propaganda totalmente alejada de la realidad.

Asimismo algunos recuerdos de los protagonistas de aquellas jornadas parecen flaquear con el paso del tiempo. Abad de Santillán (:210) se atribuye el intento de poner en marcha los transportes públicos en Barcelona: Intentamos hacer reanudar el tráfico de tranvías en la ciudad y los coches tuvieron que volver a las cocheras o ser abandonados en las calles, tiroteados desde los centros comunistas y desde los de Esquerra y Estat Catalá. Lo cierto es que los que intentaron poner en marcha los tranvías fueron miembros de la UGT, y es difícil creer que fueran tiroteados por sus correligionarios.

Abad de Santillán (:213) nos deja otro testimonio que no parece ajustarse a la realidad cuando sobrevalora el poder que supuestamente tenían los insurrectos en esos momentos: Era todavía hora de oponerse a ese desenlace y de dejar las cosas mejor situadas[25]. No nos faltaba la fuerza material. Estábamos en condiciones de devolver al general Pozas y escolta con nuestro rechazo de su nombramiento, y estábamos  a tiempo para defender las columnas de fuerzas de asalto y de carabineros, que llegaban con el coronel Torres[26]. Pero nos faltaba confianza en los que se habían erigido en representantes de nuestro movimiento; no teníamos de núcleo de hombres de solvencia y de prestigio a quién echar mano, para respaldar cualquier actitud de emergencia. Y aconsejamos a Juan Manuel Molina[27]que diera posesión al general Pozas de la Capitanía General y del mando de nuestras milicias. Esta idea de Abad de Santillán no lo compartía el propio Comité Regional de la CNT que reconocía que mantener las barricadas era imposible.

Este día también hubo llamamientos a la paz, como el de Federica Montseny, que años más tarde diría: Fueron aquellos los días más terribles y amargos de mí vida. A este deseo de paz se unió el dirigente del PSUC Rafael Vidiella (:86): […], lamentablemente, el entonces secretario general del PSUC, Joan Comorera, se negó a hablar porque decía que la Generalitat no podía capitular. En cambio yo dije que era partidario de hablar, y de ponerse al lado de los compañeros de la CNT para decir que había que deponer las armas. Hago estas aclaraciones porque el único que habló en este sentido de los tres consejeros del PSUC fui yo.

Día 6

Por la mañana hubo una tregua proclamada por los anarquistas; tregua que duró poco ya que por la tarde se reanudaron los combates. Esa misma tarde varios miembros de la Guardia de Asalto mueren en un cine al ser el edificio alcanzado por el disparo de un cañón que las JJLL habían llevado a Barcelona desde la costa. En Tarragona miembros de Estat Catalá, ERC y PSUC toman por asalto el local de las JJLL. A las 19:00 horas se escucha un fuerte tiroteo junto al edificio de La Humanitat, órgano de prensa de ERC.

Portada del periódico La Humanitat.

Los que seguían manteniendo que continuara la lucha a toda costa eran Los Amigos de Durruti; es más solicitaron reanudar los ataques y no parar hasta no ver cumplidas ciertas condiciones. El POUM, aunque no lo tenía muy claro, y dando marcha atrás, como señala Martín Ramos (2012:308) haciendo gala de oportunismo revolucionario, dio publicidad al llamamiento de Los Amigos de Durruti.

En diversos medios oficiales cenetistas se atacó duramente este llamamiento de Los Amigos de Durruti, en Frente Libertario se leía: En España no existe más que una sola autoridad: el gobierno elegido por el pueblo. Los que se rebelan contra él y no cumplen sus órdenes, actuando en su propio beneficio, son cómplices de Hitler, de Mussolini y de Franco, hay que tratarles inexorablemente. En Castilla Libre se quejaban de que el nombre de Durruti, después de muerto haya podido ser empleado por algunos para deshonrar su memoria[28].

La Generalitat y la CNT llegan a un acuerdo, en consecuencia Solidaridad Obrera hace un llamamiento a todos los trabajadores: ¡Camaradas de la fuerza pública, a vuestros cuarteles! ¡Camaradas de la CNT a vuestros sindicatos! ¡Camaradas de la UGT y del PSUC, igualmente a vuestros centros! Que todo sea paz[29].

Por su parte el órgano del POUM, La Batalla, entrando una vez más en una pura contradicción pide que se retiren las barricadas, a la vez que hacen una lectura bastante «imaginativa» de lo ocurrido: el proletario ha obtenido una importante victoria parcial […] Ha desbaratado la provocación contrarrevolucionaria […] Le ha asestado un duro golpe a la burguesía y al reformismo […] El proletariado debe permanecer, sin embargo vigilante. No hay duda de que el análisis del POUM es la máxima expresión de demagogia que se puede leer.

Por su parte El Noticiero Universal –publicación simpatizante con los comunistas, lanza una acusación a los trotskistas: Trabajadores de Barcelona, compañeros de la CNT, no hemos de malgastar ni un minuto más; hay que acabar con el trotskismo criminal que desde sus periódicos sigue incitando a los antifascistas de Cataluña a que se maten entre sí[30].

Las acusaciones contra el trotskismo en general y el POUM en particular comenzaban a dar sus frutos. El local de La Batalla es clausurado.

El Gobierno central comienza a tomar medidas para hacerse con el control de Barcelona. Desde Madrid y Valencia parten hacia Barcelona unos 5.000 efectivos –mayoritariamente guardias de asalto- Por la noche llegan al puerto de Barcelona dos destructores y el acorazado Jaime I. Cuando la noticia llega a la ciudad muchos trabajadores comienzan a abandonar las barricadas. Es curioso que la columna motorizada que llegó a Barcelona desde el frente del Jarama, dirigida por Torres Iglesias, entrara en la Ciudad Condal al grito de ¡Viva la FAI!

En Tarragona los guardias de asalto llegados desde Valencia acaban con la insurrección y casi inmediatamente dan comienzo a una dura represión contra los insurrectos.

Día 7

Tras sofocar las revueltas de Tarragona y Reus, a las 8:20 llegan a Barcelona los guardias de asalto, inmediatamente ocupan distintos puntos estratégicos. En total llegan unos 5.000 miembros junto a dos compañías motorizadas.

También a primeras horas de la mañana el Comité Regional de la CNT pide a sus afiliados que cesen en la lucha y abandonen las barricadas: Destrúyanse inmediatamente todas las barricadas, todos los parapetos. Tienen que cesar inmediatamente sin excusas ni pretextos. Pedimos la colaboración del pueblo, de los camaradas todos, de los ciudadanos sin distinciones, camaradas colaboremos a la normalización completa de la vida ciudadana. Desaparezca cuanto pueda empañar la normalidad que se restablece. Un adoquín cada ciudadano y fuera las barricadas, que son recuerdo de horas trágicas, recuerdo que es necesario que desaparezca en holocausto a la unidad y fraternidad que tiene que mantenernos estrechamente abrazados[31]

Con el nombramiento de Emilio Menéndez como nuevo comisario general de orden público comienza el desarme de las milicias de la CNT, FAI, JJLL y POUM –este último es expulsado de la UGT.

Caridad Mercader –militante del PSUC- desmontando una barricada.

Día 8

Con el sometimiento de las dos últimas barricadas que aún continuaban en pie: la de la plaza Maciá y la de los alemanes del Gruppe DAS[32]. Aunque algunos como Los Amigos de Durruti no parecían querer asimilar el fin de la insurrección emitiendo un comunicado en el que tildaban a los dirigentes de la CNT de traidores.

Cadáveres de los anarquistas asesinados.

Un trágico y lamentable hecho ocurre en este día; la aparición de los cadáveres de doce anarquistas en Cerdanyola. Para aclarar los hechos se nombra juez especial a José Vidal Lecha. Todos los indicios apuntaban a que los asesinatos se habían producido en el cuartel Carlos Marx, pero el juez no ordenó el registro de las instalaciones ni continuó las pesquisas que señalaban a este cuartel como el lugar en donde habían sido asesinados después de sufrir, según parece, terribles torturas[33].

Consecuencias

Víctimas

La primera y trágica consecuencia fue el elevado número de víctimas que provocaron los enfrentamientos directos, los asesinatos, y la posterior represión. Josep Mª Solé y Joan Villarroya, en un artículo publicado en 1982, hicieron el más exhaustivo estudio sobre las víctimas realizado hasta la fecha, y que posteriormente ha servido de base a otros historiadores. Según su estudio hubo un total de 242 víctimas mortales en toda Cataluña; 218 en Barcelona, 13 en Tarragona; 6 en Tortosa; 5 en Port de la Selva y otras trece repartidas por distintas poblaciones. No tienen en cuenta las víctimas por las represalias posteriores, que en Barcelona elevarían la cifra a 235.

Bigues, tomando como base los datos de Solé y Villarroya, desgrana las víctimas por días: día 3, 7; día 4, 78 –el de mayor número de víctimas-; día 5, 56; día 6, 45; día 7, 17; día 8, 5; día 9, 6; día 10, 3 y día 11, una víctima.

Cadáver de uno de los anarquistas encontrados en Cerdanyola.

Como suele ocurrir en estas situaciones algunos han presentado otras cifras, aunque la mayoría se ajusta a las ofrecidas por Solé y Villarroya. Martínez Bande, basándose en la prensa del momento, estima 216 muertos y 340 heridos; Manuel Cruells[34], bajo mi punto de vista exagerando habla de 500 muertos y 1.000 heridos. Ramón Salas Larrazábal, basándose en datos del INE, da la cifra del total de fallecidos en mayo en Barcelona: 498; Salas estima que directamente relacionados con los sucesos serían en torno a 200.

Martín Ramos habla de unos 220 muertos; mientras que Aguilera (2013) detalla los muertos en Barcelona, de los que apunta que 36 pertenecían a las fuerzas de orden público, y que los anarquistas fueron los que sufrieron más víctimas, con 122 muertos.

Sin duda el mayor número de víctimas se encuentra en el lado de los insurrectos. Posiblemente este detalle se deba a que fueron ellos los que, generalmente, llevaron a cabo ataques; por ejemplo los asaltos fracasados al Hotel Colón, el Casal Carlos Marx, el cuarte Voroshilov o el Palau de la Generalitat ocasionaron gran número de bajas.

Gabriel Jackson (:460) mantiene que los hechos causarían unas mil víctimas, y que la mayoría de ellas serían producto de la represión posterior. Solé y Villarroya cuestionan esta hipótesis del historiador norteamericano; Creemos fuera de lugar creer superior el número de homicidios superiores a los hechos de mayo al de las víctimas de los enfrentamientos y combates. Es una opinión que no se justifica sin prueba (Solé y Villarroya (1982: 198). Mi opinión coincide con la de los historiadores catalanes.

Represión

Los dos bandos beligerantes llegaron a un acuerdo antes de acabar con las hostilidades; ambas partes pondrían en libertad a los prisioneros que tenían en su poder. La CNT cumplió el acuerdo, no así el Gobierno, que no sólo no liberó a las personas detenidas, sino que dio comienzo a una dura represión dirigida a los militantes de la CNT y el POUM, sobre todo a estos últimos. Como apunta Graham (:307) La promesa de Companys de que no habría ni vencedores ni vencidos cayó en saco roto cuando las cárceles republicanas empezaron a llenarse de detenidos por orden gubernativa […]

Una premonición de lo que iba a suceder se encuentra en el discurso que dio el secretario general del PCE José Díaz en un discurso que pronunció en Valencia el domingo 9 de mayo: ¿Qué pretende el gobierno al no tratarles como fascistas y exterminarles sin contemplaciones?[35]

Cientos de militantes de la CNT y el POUM fueron encarcelados, principalmente en las cárceles de Barcelona y Valencia. Godicheau cuenta en la cárcel Modelo de Barcelona 3743 presos el 90% de ellos de la CNT. No están contabilizados los datos de Lérida y Gerona, por lo que Godicheau estima que habría que añadir unos 500 más. También había en torno a los 500 en las cáceles levantinas. Entre mayo y agosto de 1937 se detiene a unos 1400 antifascistas; posteriormente continuó habiendo detenciones pero en mucho menor número. Según la CNT en julio de 1937 en la cárcel de Barcelona había 800 militantes anarcosindicalistas.

Pero no solamente había presos en las cárceles, también ocupaban las dependencias de las checas del Departamento Especial de Información del Estado (DEDIDE) y de SIM (Servicio de Información Militar), como fueron las del Palacio de las Misiones, el Preventorio «El Seminario»; el Preventorio G (convento de las Damas Juanas), o la cárcel del Estado de la calle Deu i Mata, amén de los internados en los campos de trabajo del Pueblo Español (Montjuic), Vandellós, Anglesola, etc.

Cárcel Modelo de Barcelona.

Para instruir la causa por los hechos de mayo se nombró al juez Alfonso Rodríguez Dranguet. Los que fueron llevados ante la justicia fueron juzgados por Tribunales Populares y por el Tribunal Especial de Espionaje y Alta Traición (TEAT), creado el 22 de junio de 1937. El TEAT contó con juzgados especiales en Cataluña; otro tribunal especial fue el Tribunal Especial de Guardia (TEG), creado en noviembre de 1937 y conocido por su severas sentencias. El 80% de los detenidos fueron juzgados por Tribunales Populares, con excepción de los militantes del POUM, que se había convertido en el enemigo a eliminar, que pasaban al TEAT de Valencia.

El 94% de las sentencias de los Tribunales Populares fueron absolutorias o se sobreseyeron las causas. Entre el TEAT y el TEG se pronunciaron 17 sentencias de muerte, de las que fueron llevadas a efecto dos.

Desgraciadamente no sólo hubo encarcelamientos, también viles asesinatos en algunos casos en aplicación de la Ley del Talión como ocurrió en poblaciones como Cerdanyola, Cardona, Vic, Centelles, Granollers, etc.; lugares en los que mientras eran dominadas por la CNT y el POUM presionaron a republicanos, psuquistas, rabassaires a abandonar la población. Cuando las fuerzas de orden público tomaron estas ciudades los que tuvieron que huir fueron los cenetistas y los poumistas, aunque algunos no tuvieron esa suerte y fueron asesinados.

Entre los asesinados destacaban los poumistas o trotskistas, generalmente ejecutados por miembros del PSUC y el PCE, en ocasiones ayudados por agentes soviéticos. Entre los que sufrieron esta cruel represión podemos citar a Jaume Trebat; Joan Hervás; el austriaco Kurt Landon, colaborador de Andreu Nin; Erwin Wolff, Hans Freund «Moulin», y por supuesto el que más repercusión tuvo, el del líder de POUM Andreu Nin. Achacable al Gobierno esta la muerte de Marcial Mena, fundador del Sindicato de Profesores de Cataluña, ejecutado en agosto de 1937 tras ser condenado por un consejo de guerra.

Los pocos militantes que tenía el SBLE fueron detenidos el 23 de febrero de 1938, tras sufrir, supuestamente torturas, fueron puestos a disposición judicial el 10 de marzo. No llegaron a ser juzgados ya que las tropas franquistas entraron en Barcelona antes de que celebrara la vista. De lo que padecieron los presos dejó constancia uno de ellos, G. Munis en su obra Jalones de derrota, promesa de victoria.

La implacable persecución contra el POUM comenzó el 28 de mayo con la suspensión de su periódico La Batalla, continuó como la ilegalización del partido el 16 de junio, fecha en la que fue detenida toda su ejecutiva.

Cabecera del periódico La Batalla.

La orden de detención de los dirigentes del POUM el 16 de junio la firmó el director general de Seguridad, el coronel Antonio Ortega[36]. La orden de detención de A. Nin llevaba la firma del Jefe de Seguridad de Barcelona, Ricardo Burillo. Ambos eran comunistas de nuevo cuño. H. Graham (:311) hace un comentario sobre ellos: Eran «nuevos» comunistas pero «viejos policías/oficiales» del ejército en un país donde las fuerzas de seguridad tenían una historia muy larga en cuanto a solucionar las cosas por su cuenta y actuar de forma violenta e inconstitucional

Respecto a los asesinatos de miembros del POUM[37], todo indica que en ningún caso fue orquestado por el gobierno republicano, como confirma José Peirats, tampoco que tuviera un reconocimiento de la mayoría de los miembros de la Ejecutiva del PCE, como le confesó Juan Andrade –líder poumista- a Ronald Fraser (:120 y ss.). Todo parece indicar que fueron algunos elementos del PSUC y el PCE con la colaboración de agentes soviéticos de la GPU[38].

Consecuencias políticas

Los hechos acaecidos en Barcelona conllevaron unas consecuencias que posiblemente algunos de los implicados en ellos no esperaban. Tuvo repercusión tanto en el seno de algunas organizaciones como en los gobiernos catalán y central.

El POUM prácticamente dejó de existir. Ya antes de su desaparición se produjeron fisuras en su organización; tanto la sección madrileña como la valencia se apartaron de la línea seguida por el POUM catalán.

En esta desaparición del POUM tuvo bastante responsabilidad la actitud del PCE que inmediatamente lanzó una campaña para la ilegalización del partido poumista. El 14 de mayo de 1937 desde las páginas de Vanguardia –órgano de prensa del PCE aragonés se exigía la inmediata disolución del POUM, acusándoles de provocadores trotskistas y aliados de la junta facciosa de Burgos. Continuaron las acusaciones contra la 29ª División de abandonar el frente. Esta denuncia provocó la detención el 16 de junio de su jefe José Rovira. Esta detención era totalmente ilegal, ya que ningún jefe militar podría ser detenido sin una orden expresa del ministro de la Guerra.

La acusación que lanzó el PCE sobre el POUM de su alineación con la Gestapo, la OVRA italiana y los franquistas, no era sino una torticera maniobra ideada por agentes soviéticos como el siniestro Alexander Orlov y Grigulevich.

Alexander Orlov.

Hay que significar que cuando se inició la persecución del POUM la actitud de la CNT no fue muy edificante respecto a sus antiguos aliados; se limitaron a elevar unas tibias protestas, más cara a la galería que otra cosa, a exigir garantías jurídicas, y poco más. En el fondo la CNT deseaba retornar a los órganos de gobierno y no le interesaba adoptar una actitud más radical en la defensa del POUM.

Un consecuencia indirecta fue que se pudo comprobar la poca consistencia que tenía el POUM. En la resolución que emitió el Comité Central sobre los hechos de mayo el punto tres es muy esclarecedor de la real situación del POUM y de su poca influencia en la clase trabajadora: Faltos los trabajadores que luchaban en la calle de unos objetivos concretos y de una dirección responsable, el POUM no podía hacer otra cosa que ordenar y organizar una retirada estratégica, convenciendo de ello a la clase trabajadora revolucionaria y evitando una acción desesperada que pudiera degenerar en un putsch y tuviese como consecuencia el aplastamiento total de la parte más avanzada del proletariado. Cabría preguntarse que habían hecho ellos durante los enfrentamientos. Pasaron de intentar llevar más lejos el putsch a decir que lo mejor era retirarse. Los hechos de mayo pusieron en a la vista dos hechos; primero la poca penetración del POUM entre la clase obrera; segundo, la falta de una visión política pragmática entre sus dirigentes.

Tampoco salió bien parada la CNT. La primera consecuencia fue que afloraron todas las disidencias en su seno y en el de la FAI. Estas diferencias de criterios en las organizaciones anarquistas venían de lejos y no hicieron sino eclosionar durante los sucesos de mayo.

Los Amigos de Durruti el 19 de mayo publicaron en El Amigo del Pueblo, de la mano de su director Jaime Balius atacó duramente el giro que, según él, había dado la CNT: La agrupación Los Amigos de Durruti está integrada por camaradas en su mayor parte que han luchado en el frente y por buenos militantes de la retaguardia. Nuestra posición se justifica ente el reformismo –léase trentismo- que han sentado sus tentáculos en la organización confederal.[39]

Como señala J. Casanova (2006,227) los sucesos de mayo acrecentaron algunos signos de la transformación que venía produciéndose en el anarquismo español desde la proclamación de la República: ausencia de discusión interna, estructura jerarquizada y ruptura de los canales de comunicación entre los dirigentes y la base sindical.

Aunque la CNT intentó echar balones fuera sobre su responsabilidad en el inicio de la insurrección, echándole las culpas a Aiguadé, Rodríguez Salas y el PSUC. No faltaron acusaciones más «imaginativas» como la de Jaume Bailus, al que siguieron Abad de Santillán y Federica Montseny. Su teoría era que todo había ocurrido por una conspiración internacional con participación de Gran Bretaña, Francia y la URSS, apoyándose en ERC, Estat Catalá y el PSUC. El objetivo era lograr firmar una paz con los franquistas. Cómo observará el amable lector esta trama confabuladora se parece a la famosa de Franco del contubernio judeo-masónico pagado por el oro de Moscú.

En verdad no se quedó corta la CNT, en un [40]manifiesto de 13 de mayo llamaron traidores a Joan Casanovas; Josep Dencás[41]; Lluhí Vallescá[42]; Ventura Gassol[43]; Artemi Aiguadé, los policías de la Generalitat Xicota, Sancho, Castañer y Polo, y finalmente a Joan Comorera[44]

La imagen que tenían los militantes cenetistas de sus líderes nacionales quedó muy deteriorada, sobre todo la de García Oliver. El 11 de junio de 1937 aprovechando una reunión del pleno de la AIT celebrada en París, García Oliver dieron un mitin, García Oliver tuvo que escuchar insultos como ¡Asesino, asesino! ¿Y Camilo Berneri? El mitin acabó con una masiva pelea a puñetazos entre los asistentes.

El 13 de mayo el Comité Nacional de la CNT, y firmado por su secretario general Mariano R. Vázquez «Marianet» intentó justificar la actuación de la central anarquista durante los sucesos: No era posible, por muchas provocaciones que se nos hubieran hecho y que nos pudieran hacer, que cerráramos los ojos y decidiéramos entablar la batalla definitiva. En último extremo, aun suponiendo, que es mucho suponer, que la organización aplastara a todos en Cataluña, ¿Qué haríamos con la victoria? El desastre mayor esperaba a la lucha antifascista, los frentes se romperían […] Por otra parte, no había que olvidar que, perdida la guerra, se había perdido la revolución y toda conquista proletaria. El juicioso análisis de Marianet no logró calmar a los sectores más recalcitrantes del anarquismo hispano.

Mariano R. Vázquez «Marianet»

La consecuencia más grave que afectó directamente a la CNT fue que esta desapareció de los órganos de gobierno tanto de Cataluña como de la República. A partir de estas fechas la central anarcosindicalista inició un rápido descenso en su protagonismo en el ámbito político.

En cuanto a la Generalitat también perdió una buena parte de su poder de decisión ya que las competencias que había tomado para sí el gobierno central para sofocar la insurrección jamás las volvió a recuperar.

En alguna literatura se puede leer que los hechos de mayo supusieron la caída de Largo Caballero como presidente del Gobierno. Es cierto que contribuyó, pero de ninguna manera fue el hecho decisivo que condujo a su dimisión. En la reunión del consejo de ministros del día 13 de mayo los comunistas le presionaron para que destituyera al ministro de Gobernación Ángel Galarza por no haber descubierto y eliminado el complot trotskista, que según ellos se había producido en Barcelona. Ante la negativa de L. Caballero, los ministros comunistas Vicente Uribe y Jesús Hernández abandonaron la sala, tras ellos también se ausentaron los socialistas Prieto y Negrín, el vasco Irujo, Álvarez del Vayo y Giral.

Esto puede hacer suponer que los hechos de mayo sí fueron los causantes de la dimisión de L. Caballero; pero lo cierto es que desde mucho antes las presiones sobre la figura del presidente eran constantes, incluso las peticiones a Azaña para que lo destituyera. La razón de estas presiones es que querían que L. Caballero dejara de ser ministro de la Guerra, sobre todo después de la caída de Málaga. Los hechos de mayo fueron la espoleta final, pero la carga explosiva ya llevaba tiempo colocada bajo el sillón de Largo Caballero.

El profesor Ángel Viñas (2007:22-23) coincide en que los hechos de mayo no fueron la causa de la caída de Largo Caballero y la ascensión de Juan Negrín aupado, como no, por los comunistas estalinistas. Viñas descubre que hay extraños compañeros de viaje entre los que mantienen esa hipótesis: En tales interpretaciones coinciden, en extraño maridaje, conservadores y neoconservadores, franquistas y neofranquistas, anarquistas, poumistas, trotskistas, liberales y, no en último término, socialistas prietistas y antinegrinistas.

Conclusiones

No se puede hablar de un único «culpable» de lo acontecido en Cataluña en mayo de 1937; hacerlo así es simplificar lo ocurrido y/o buscar una interpretación sesgada. Fueron un cúmulo de situaciones las que llevaron a los trágicos y sangrientos sucesos acaecidos.

Desde tiempo atrás se venían sucediendo una serie de hechos que sirvieron de caldo de cultivo para lo que devendría en el paso del tiempo. Por un lado la sensación que tenían muchos de los actores políticos y militares de que se estaba desmantelando lo que se había establecido tras el golpe fracasado del 18 de julio. Algunos pensaron que el 18 de julio era el inicio de una profunda revolución que debería cambiar radicalmente el orden establecido hasta ese momento.

Decisiones, tanto de la Generalitat como del gobierno de la República como, por ejemplo, las nuevas leyes que perjudicaban al proceso colectivizador emprendido en varias zonas de la España republicana, sobre todo en Aragón y Cataluña; el intento de crear un ejército regular quitándole la iniciativa de la lucha militar a las milicias; etc.; que indudablemente no iban en el camino de un proceso revolucionario radical.

Asimismo fueron influyentes las divisiones internas que se estaban produciendo en el seno de algunas organizaciones, como ejemplo más visible la CNT, que propiciaban que determinados grupos actuaran por su cuenta sin seguir las directrices marcadas por su dirección. División que podría ampliarse a la forma de entender cómo se debería llevar a cabo la guerra, y cuáles eran los objetivos primordiales, si era ganar la guerra, hacer la revolución o llevar a cabo ambas cosas a la vez.

Por tanto no se puede simplificar asegurando que fueron los comunistas, o fueron los anarquistas, o que el culpable fuera el gobierno catalán. Todos, y ninguno, fueron los responsables de que se produjeran unos lamentables hechos que no hicieron sino debilitar a la República y por ende a la lucha contra el fascismo. Si hay que buscar un culpable este sería el mal endémico que padece la izquierda española desde tiempos inmemoriales: la desunión.

BIBLIOGRAFÍA[45]

ABAD DE SANTILLÁN, Diego (1977): Por qué perdimos la guerra, Barcelona.

AGUILERA POVEDANO, Manuel (2013): Los hechos de mayo de 1937: efectivos y bajas de cada bando, en Hispania, vol. LXXIII, pp. 789-816.

– (2020): Así asesinaron los comunistas a doce anarquistas en Barcelona, disponible en https://manuelaguilerapovedano.wordpress.com/tag/hechos-de-mayo/

AMORÓS, Miguel (2003): La revolución traicionada. La verdadera historia de Balius y Los Amigos de Durruti, Barcelona.

ARQUER, Jordi (1977): Objetivo: eliminar al POUM, en H16, nº 12, pp. 82-85.

AZAÑA, Manuel (2005): Diarios de guerra, Barcelona.

BEEVOR, Anthony (2005): La Guerra Civil española, Barcelona.

BIGUES, Jordi (2017): Doce libertarios asesinados por el stalinismo, disponible en https://directa.cat/dotze-joves-llibertaris-assassinats-per-lestalinisme/

BRADEMAS, John (1974): Anarcosindicalismo y revolución en España, 1930-1937, Barcelona.

BROUÉ, Pierre (2006): La revolución perdida, edición digital en https://elsoca.org/pdf/Espana1936-PierreBrou.pdf

BUCKLEY, Henry (2013): Vida y muerte de la República española, Barcelona.

CASANOVA, Julián (2006): De l acalle al frente. El anarcosindicalismo en España (1931-1939), Barcelona.

  • (2009): República y Guerra Civil vol. 8 de la Historia de España, dirigida por J. Fontana y R. Villares, Barcelona.

CASANOVA, M (1978): El Frente Popular abrió las puertas a Franco, Barcelona, edición digital en http://grupgerminal.org/?q=system/files/elfrentepopularabriolaspuertasafranco.pdf

CRUELLS, Manuel (1977): Els fets de Maig, en Historia 16, nº 12, pp. 70-81.

EALHAM, Chris (2008): Una revolución a medias: Los hechos de mayo y la crisis del anarcosindicalismo, disponible en https://www.solidaridadobrera.org/ateneo_nacho/paginasagora/paginasarticulos/mayo_del_37_y_crisis_anarquista.html

  • (2011): De la unidad antifascista a la desunión libertaria, en Melanges de la Casa de Velázquez, nº 41-1, pp. 121-142.

FRASER, Ronald (1979): Recuérdalo tú y recuérdalo a otros, vol. II, Barcelona.

GALLEGO, Ferrán (2017): La crisis del antifascismo. Barcelona, mayo de 1937, Barcelona.

GARCÍA OLIVER, Juan (1978): El eco de los pasos, edición digital en https://omegalfa.es/autores.php?letra=&pagina=9#

GARROT GARROT, José Luis (2020): Las colectivizaciones en la Guerra Civil, disponible en https://asambleadigital.es/las-colectivizaciones-durante-la-guerra-civil-parte-1-contexto-historico/

GODICHEAU, François (2012): Los hechos de mayor de 1937 y los “presos antifascistas”, en HAL, disponible en https://halshs.archives-ouvertes.fr/halshs-01555471

GRAHAM, Helen (2006): La República española en guerra, 1936-1939, Barcelona.

GUARDIA GARCÍA, Antonio (2010): Yo catalán, hijo de un anarquista. Niño de nadie, edición digital.

GUILLAMÓN, Agustín (1994): La Agrupación los Amigos de Durruti, 1937-1939, en Balance, nº 3, versión digital en http://grupgerminal.org/?q=node/594

JACKSON, Gabriel (2005): La República española y la Guerra Civil¸ Barcelona.

LEZCANO, Ricardo (2016): Diario de una guerra. Barcelona abril-septiembre de 1937, Sevilla.

LIZ, Antonio (2019): Revolución y contrarrevolución. La II República y la guerra civil española (1931-1939), Madrid.

LOS AMIGOS DE DURRUTI (1937): Revolución/Contrarrevolución. Los Amigos de Durruti y los hechos de mayo de 1937, es un follero publicado en junio de 1937, disponible en www.matierevolution.org/spip.php?article619.

LORENZO, César M (1969): Los anarquistas españoles y el poder, 1868-1969, París, edición digital en http://www.solidaridadobrera.org/ateneo_nacho/libros/C%C3%A9sar%20M%20Lorenzo%20-%20Los%20anarquistas%20espa%C3%B1oles.pdf

MARTÍN RAMOS, José Luis (2012): La rebelión anarquista de mayo de 1937, y sus consecuencias, en Ángel Viñas (ed.) En el combate por la historia, pp. 299-312, Barcelona.

  • (2018): Guerra y revolución en Cataluña, 1936-1939, Barcelona.

MEMBRA, Javier (2005): Los sucesos de Barcelona (Mayo 1937), en La guerra civil española, mes a mes, nº 13, Madrid.

MINTZ, Frank y PECIÑA, Miguel (1978): Los Amigos de Durruti, los trotskistas y los sucesos de mayo, Madrid.

MONTSENY, Federica (1977): Mazazo a Largo Caballero, en Historia 16, nº 12, pp. 89-90.

MORROW, Félix (2008): Revolución y contrarrevolución en España. La guerra civil, versión digital en www.marxismo.org.

MUNIS, G. (1977): Jalones de derrota, promesas de victoria, edición digital en http://grupgerminal.org/?q=node/516

NIN, Andreu (2011): La revolución española, 1930-1937, Madrid.

ORWELL, George (2010): Orwell en España. Homenaje a Cataluña y otros escritos sobre la Guerra civil española, Barcelona.

PAGÉS, Pelai, PASTOR, Jaime y ROMERO, Miguel (eds.): Juan Andrade (1897-1981) Vida y voz de un revolucionario, Madrid.

PEIRATS, José (1971): La CNT en la revolución española, tomo 2, París.

PÉREZ SALAS, Jesús (2019): Guerra en España, 1936-1939, Córdoba.

PRESTON, Paul (2016): La Guerra Civil Española, Barcelona.

  • (2018): Engaños y errores en el Homenaje a Cataluña, en Hispania Nova, nº 16, pp.97-133.

RAMA, Carlos M (1978): Barcelona mayo de 1937: la misteriosa muerte de Camilo Berneri, en Nueva Historia, nº 12, pp. 43-49.

RICARDS, Vernon (1977): Enseñanzas de la Revolución Española, Madrid , edición digital,   en https://www.solidaridadobrera.org/ateneo_nacho/libros/Vernon%20Richards%20-%20Ense%C3%B1anzas%20de%20la%20Revoluci%C3%B3n%20Espa%C3%B1ola.pdf

SEMPRÚN-MAURA, Carlos (2006): Revolución y contrarrevolución en Cataluña (1936-1937), Barcelona.

SOLÉ I SABATÉ, Josep Mª y VILLARROYA, Joan (1982): Les victimes dels Fets de Maig, en Recerques, nº 12, pp. 197-206.

– (1999): Mayo de 1937-Abril 1939, en Santos Juliá (coord.) Víctimas de la guerra civil, pp. 187-275, Barcelona.

THOMAS, Hugh (1979): La Guerra Civil española, vol. III, Madrid.

UCELAY DA CAL, Enric (2003): El pueblo contra la clase: revoluciones en Cataluña 1936-1939, en Ayer, nº 50, pp. 143-196

VADILLO MUÑOZ, Julián (2017): El camino del putch de 1937, en Libre Pensamiento, nº 90, pp. 9-16.

VIDIELLA, Rafael (1977): La Generalitat estaba maniatada, en Historia 16, nº 12, pp.85-88.

VIÑAS, Ángel (2007): Los hechos de mayo, desmitificados, en La Aventura de la Historia, nº103, pp.22-28.

  • (2010): El escudo de la República, Barcelona.

ZUGAZAGOITIA, Julián (2001): Guerra y vicisitudes de los españoles, Barcelona.

[1] Ver Aguilera (2013:794).

[2] Els moviments d’emancipació nacional, 1970. París.

[3] Citado Memba: 62-63.

[4] Rodríguez Salas era un personaje un tanto sinuoso. Al parecer pocos días antes del ataque, dos colabores suyos, Mora y Nicolau, vendieron joyas en París, supuestamente para comprar armas, lo que no evitó que se dieran la gran vida durante su estancia en la capital francesa. Rodríguez Salas fue expulsado del PSUC en 1942.

[5] Era jefe de las Patrullas de Control y jefe de Servicios de la Comisaría General de Orden Público. Cesado tras los hechos de mayo. En 1940 fue secuestrado en Montbau por la policía franquista y asesinado en Andorra. Otras fuentes señalan que murió asesinado por anarquistas del Grupo Ponzán (hacían de guías para cruzar los Pirineos.

[6] Era el cenetista Francesc Isgleas.

[7] Publicado en el volumen II de su biografía sobre Joan Comorera, página 120.

[8] Citado Viñas, 2010, nota 11, página 495.

[9] Citado Guillamón, 1994:40

[10] Aiguadé presentó su dimisión el día 5 de mayo, posteriormente sería destituido de su cargo Rodríguez Salas, pasando a tomar las riendas del orden público en Cataluña el coronel Antonio Escobar.

[11] Citado Viñas, 2010: 495.

[12] Fue detenido el 16 de junio de 1937 dentro de la represión contra el POUM.

[13] Impulsor del diario La Batalla; fundador de la Editorial Marxista. Fue detenido el 16 de junio de 1937 permaneciendo en prisión hasta finales de 1938. Autor de Recuerdos personales y Notas sobre la Guerra Civil. Actuación del POUM.

[14] Juventudes Comunistas Ibéricas, eran las juventudes del POUM.

[15] Ver Gallego, nota 60, página 474.

[16] Alfredo Martínez Ungría era del sector de los anarquistas que estaba por la colaboración con el Gobierno e hizo llamadas para deponer las armas. No se había sumado a la insurrección.

[17] Participó en un intento de asesinato de Mussolini preparado en 1937 por anarquistas italianos residentes en España (ver Rama: 49).

[18] Citado Fraser: 109.

[19] Uno de sus fundadores, Francisco Martínez fue fusilado allí mismo.

[20] Seguramente se refiere a Roberto Cotelo Suette, un anarquista uruguayo que viajó a España en febrero de 1937 para llevar a cabo tareas propagandísticas en la retaguardia.

[21] Citado Amorós: 221-222.

[22] Cofundador del BOC.

[23] Citado Amorós: 223.

[24] Antonio Sesé había sido expulsado en 1931 del BOC por simpatizar con la III Internacional; en esa época también se le expulsó de la CNT:

[25] Se refiere a la cesión del control del orden público a las fuerzas gubernamentales.

[26] Emilio Torres Iglesias, gozaba de muchas simpatías entre los anarquistas, ya que en el frente de Madrid fue comandante de la columna Tierra y Libertad. Torres se hizo cargo de la Jefatura de Orden Público.

[27] Subsecretario de la Consejería de Defensa.

[28] Ver Amorós: 226.

[29] Cita Beevor: 223.

[30] Cita Beevor: 223.

[31] Cita Amorós: 213.

[32] Eran un grupo de alemanes que habían llegado a Barcelona en 1933 huyendo de la Alemania nazi. Antes de iniciarse la guerra eran once miembros. Tras los sucesos de mayo fueron detenidos y encarcelados en la «checa» de la Puerta del Ángel.

[33] Aunque en la autopsia no se reflejaran. Algunos de los cadáveres la única herida que tenían era un disparo en la cabeza.

[34] En su obra Mayo sangriento. Barcelona 1937, pp. 85-86, obra que no he podido consultar.

[35] Cita Fraser: 115.

[36] El 19 de julio de 1937 fue destituido tras el escándalo que se suscitó por el asesinato de A. Nin. Su sucesor fue el que entonces era subdirector, el socialista Gabriel Morón.

[37] Este tema da para llevar a cabo un estudio pormenorizado del mismo, por esto mismo no me extiendo sobre el mismo. El estudio sobre esta represión y, sobre todo, sobre el asesinato de Andreu Nin lo llevaré a cabo no demasiado tarde.

[38] El día 5 de junio llegaron a Barcelona el agente de NKVD Iuozas Griguliavictus y algunos colegas.

[39] Cita Brademas, nota, 68, p. 246.

[40] Primer presidente de la Generalitat durante la República y fundador de ERC.

[41] Miembro de ERC y Estat Catalá, consejero de Gobernación de la Generalitat en 1934. En agosto de 1936 tuvo que abandonar Cataluña. El día 15  Estat Catalá lo expulsó del partido. Dencás se autodefinía como nacionalsocialista.

[42] Militante de ERC, fue ministro de Trabajo, Sanidad y Previsión Social y de Comunicación y Marina Mercante. También fue consejero de Obras Públicas de la Generalitat.

[43] Fundador de Acció Catalana y miembro de ERC. Consejero político externo de la Generalitat. Se tuvo que exiliar a Francia tras enfrentarse a miembros de la FAI que querían asesinar al cardenal Vidal i Barraquer.

[44] Miembro del PSUC, ocupó diversas carteras en el gobierno catalán.

[45] Solamente reseño la bibliografía que me ha parecido más relevante, no toda la consultada.

José Luis Garrot Garrot
José Luis Garrot Garrothttps://asambleadigital.es
Historiador y arabista. Profesor de la UCM

Artículos del autor

Visita nuestras redes

CHARLAS DE HISTORIA

Verificado por MonsterInsights