Los verdugos de Franco en la Guerra Civil. La Columna de la muerte (II) Castejón

En la mayoría de los trabajos relacionados con la represión franquista se ha incidido en las víctimas, estos artículos ponen nombres y caras a los responsables directos de las atrocidades que cometieron

La columna de la muerte comandada por Yagüe se componía a su vez de varias columnas dirigidas por Antonio Castejón Espinosa; Carlos Asensio Cabanillas; Heli Rolando de Tella [1]; y Francisco Delgado Serrano; de todos ellos hablaremos en las siguientes páginas.

Estos oficiales antes de incorporarse a la Columna Madrid llevaron a cabo actuaciones por Andalucía, como siempre implantando el terror a su paso y dejando a miles de víctimas en los campos, las cunetas de las carreteras y las tapias de los cementerios.

Comandante Castejón

Comenzaremos este repaso de sus semblanzas con, quizás, el más sangriento de todos, según Preston  [2] su columna fue la que llevó con más celo las órdenes represoras de Queipo, el entonces comandante de la Legión CASTEJÓN ESPINOSA, Antonio [3]. Castejón era conocido como «El Carnicero de Zafra» y «El Sanguinario».

La sangrienta represión llevada a cabo por Castejón comenzó bien pronto. En Sevilla los barrios obreros habían opuesto una brava resistencia al golpe, liderado en la capital andaluza por Queipo de Llano. Su resistencia la pagaron caro, con una despiadada represión dirigida por el comandante Castejón.

En estos barrios obreros, especialmente en Triana, pero también en La Macarena, San Julián y San Marcos, la llevó a cabo con 200 hombres, cincuenta de ellos falangistas, la mayoría socios del Círculo de Labradores. La represión dirigida por Castejón fue salvaje, de su trabajo escribió: La limpieza fue rápida y eficaz.

Asesinados en las calles de Triana.

Una mujer recordaba cómo se vivía en un barrio obrero sevillano en los días posteriores al golpe: Pasamos cinco días sin salir de casa para nada… Había fusilamientos en el paredón, justo delante de donde vivíamos. Pero yo nos los vi. Algunos se despertaban por la mañana para ver a quién habían matado. Los dejaban allí dos o tres horas para que la gente los pudiera ver… Los camiones cargados de gente en dirección al cementerio también bajaban por mi calle. Pero tampoco queríamos verlos. Cuando sonaban los disparos por la noche nos tapábamos los oídos [4].

Placa en homenaje a los asesinados en Triana.

Tras la masacre en Sevilla capital, las tropas de Castejón continuaron su macabra tarea de exterminio por la provincia; pueblos como Alcalá de Guadaira, Valencina del Alcor, Arahal, Osuna o Morón de la Frontera, conocieron también los sanguinarios métodos del militar sublevado.

Tras la toma de un pueblo Castejón explicó la táctica que siguió: Yo accioné a base de in estrecho movimiento envolvente que permitiera castigar con dureza a los rojos.[5]En cada pueblo que tomaba ordenaba a las «gentes de orden» que elaboraran una lista de republicanos, esta tenía que reflejar al menos al 1% de la población para ser fusilada.

En Alcalá de Guadaira, primer pueblo sevillano que tomó Castejón, fueron asesinadas 137 personas, otros 350 fueron encarcelados y torturados, muriendo muchos de ellos a causa del trato recibido.

El historiador García Márquez [6], describe su paso por Valencina de Alcor: Cuando Castejón ocupó Valencina del Alcor la columna mató a dos vecinos del pueblo {…} A continuación se llevaron amarrados en cuerda un grupo de trabajadores detenidos y después de atravesar Castillejo de Guzmán y a la salida del pueblo, decidieron eliminar a unos cuantos, de la misma forma que actuaba el ejército en las aldeas rifeñas después de tomarlas. En este caso dejaron siete cuerpos acribillados que, cuando se fue la columna hacia Sevilla, fueron recogidos en una carreta y llevados al cementerio de Castillejo [7] .

A Osuna llegó el 28 de julio, tras tomar el pueblo volvió a poner en práctica la costumbre de llevarse prisioneros atados como si fueran una reata de burros. En esta ocasión fueron 25; antes de llegar a Lora del Río fusilaron a 23, dejando sus cadáveres en el campo sin enterrar; de los dos que quedaron vivos uno sería asesinado días después, el otro moriría en la primavera de 1938.

En Arahal, cuando estalló el golpe 36 derechistas de la localidad fueron detenidos; el día 22 fueron puestos en libertad, 23 de ellos se quedaron en el pueblo. Después de que el pueblo fuera bombardeado por la aviación sublevada, un grupo de hombres armados llegados desde Sevilla prendieron fuego al Ayuntamiento con los derechistas dentro, murieron 22. Algún testigo de la época mantiene que la gente que llegó de Sevilla eran fascistas e incendiaron el Ayuntamiento para tener una excusa para la posterior represión. Esta represión segó la vida de 700 personas.

La salvajada que llevó a cabo Castejón en Arahal fue festejada por Queipo, comentando el día 24 de julio la actuación en este pueblo: Al Arahal fue enviada una columna formada por elementos del Tercio y Regulares, que han hecho allí una razzia espantosa, sancionando con ejemplar castigo los excesos salvajes que se han cometido en aquel pueblo [8]. No fue la única masacre a la que hizo alusión Queipo, en parecidos términos se pronunció tras el baño de sangre llevado a cabo por Castejón en Morón de la Frontera.

No sólo fue en la provincia de Sevilla donde actuó Castejón por tierras andaluzas, en otras poblaciones andaluzas también dejó un recuerdo de terror y barbarie, como en Puente Genil (Córdoba).  En la toma y represión de Puente Genil actuaron las tropas al mando conjunto de Castejón y Haro Lumbreras, que también tendrá su apartado más adelante. Puente Genil fue tomado el 8 de agosto de 1936 [9]. Sobre la toma de Puente Genil, Castejón dijo que la columna mandada por Rafael Corrales Romero se desplegó para contener la desbandada del enemigo y aumentar las proporciones del castigo, sobre sus hombres comentó: Y luego, ya dentro de la ciudad, se castigó de firme [10].

En Puente Genil había habido 115 víctimas de derechas, contando los muertos en combate contra los milicianos. Sólo en el primer día se asesinó a 501 personas. Esa misma noche Queipo dijo por radio: El castigo ha sido duro, pero no todo lo duro que debiera de ser y será [11]. En esta localidad cordobesa el número de asesinados superó las 1500 personas.

Castejón con Queipo de Llano

Ya incorporado a las tropas comandadas por Yagüe, el primer pueblo al que llegó Castejón, junto a Asensio, en su avance hacia Badajoz, fue Fuente de Cantos, lugar en donde se había matado a doce derechistas. De la salvaje represión en este pueblo extremeño hablaremos más detenidamente cuando nos ocupemos del personaje que dejó Castejón para dirigir la represión, el guardia civil Ernesto Navarrete Acal. Esta era una práctica muy habitual de Castejón, una vez cometidos los primeros asesinatos en caliente, dejaba un grupo destinado a continuar la represión, como por ejemplo hizo en Los Santos de Maimona en donde dejó encargados de la represión a veinte falangistas y carlistas.

Firma de Castejón, que tantas muertes causó.

El sobrenombre de «El carnicero de Zafra» se lo ganó merecidamente. Sus tropas tomaron Zafra el 7 de agosto de 1936. Ese mismo día ordenó que se hiciera una lista con setenta nombres (1% de la población), para ser fusilados, a pesar de que en Zafra no había habido ni una sola víctima de derechas; en gran parte debido a la actuación del alcalde socialista Eloy José González Barrero [12].

Eloy González Barrero

Al final quedaron 48 [13]. Castejón señaló que por cada uno que fuera retirado de la lista había que añadir otro nombre, el objetivo llegar a ese uno por ciento. Cuando partió de Zafra se llevó consigo a los 48 detenidos divididos en grupos de siete; a cada trecho fusilaban un grupo, teniendo que ver los que aún seguían con vida la suerte que les esperaba.

El que no hubiera habido víctimas de derechas, lo corroboró el 2 de julio de 1937, el vicepresidente de la Comisión Gestora Municipal en carta enviada al Gobernador Civil de Badajoz: En contestación al telegrama de V.E del 29 próximo pasado mayo, tengo el honor de participar que esta ciudad fue liberada por el Ejército Salvador en la madrugada del 7 de agosto del próximo pasado año sin que haya que lamentar ningún asesinato ni hecho luctuoso causado por los rojos. Dios guarde a V. muchos años [14].

Un asesino destacado de Zafra fue el falangista Román Hernández Rojas «El Chileno». Cuentan que al no encontrar a Felipe Martínez Álvarez –inspector de policía socialista- fue en busca de su novia, conocida como «La Reverte», mató a su perro, posteriormente la asesinó a ella, y después de muerta la violó [15]. Según el historiador José María Lama, en Zafra se asesinó al menos a 177 personas.

Varias imágenes de la matanza llevada a cabo en Llerena.

Si lo ocurrido en Zafra fue un salvaje baño de sangre; lo ocurrido en Llerena es difícil de calificar. En esta población, según el historiador Ángel Olmedo [16], se asesinó a 373 personas, a los que habría que añadir los milicianos asesinados los días 4 y 5 de agosto, que habían salido a enfrentarse a los sublevados [17]. El teniente González Toro, que formaba parte de la columna de Castejón, señaló el rastro de mujeres enlutadas que la columna dejaba.

Este teniente nos dejó más recuerdos de la actuación de la columna Castejón: Pertenecer a una columna de limpieza es triste y poco brillante. Sólo mitiga esa tristeza el convencimiento de la necesidad de nuestra misión y el noble agrado con que en todas partes se nos recibe y que nosotros, desterrados forzosos de nuestros hogares, tanto agradecemos. Continúa González Toro, refiriéndose a Llerena: las mujeres enlutadas y tristes, que son exponente de la ola de luto que invade España y que nos indica que, en Llerena, como en todas partes, ha pasado algo [18].

En Llerena hubo resistencia al avance de las tropas sublevadas. El teniente de la Guardia Civil Antonio Miranda Vega utilizó un ardid para paliar la resistencia de los fieles a la república. El día 5 de agosto de 1936, tras prometer su fidelidad a la República, se puso al frente de 110 campesinos diciéndoles que salían para enfrentarse a los sublevados en el camino de estos hacia Llerena; a cierta distancia del pueblo ordenó a sus guardias disparar contra los campesinos, causando varios muertos [19]. Al encontrarse con Castejón les entregó a los campesinos que habían sobrevivido, ordenando este que fueran fusilados en el acto.

Los que continuaban resistiendo en el pueblo se encerraron el Ayuntamiento, fueron eliminados lanzando granadas de mano, a los que estaban heridos los remataron con las bayonetas.

Victorio C. Rafael Quintana, testigo de la matanza de Llerena, cuenta como se llevaban a efecto las ejecuciones: Los mataban por serie, atados como a verdaderos criminales […] Fue algo monstruoso e inhumano de tal forma que actuaron: llegaron al punto de aniquilar familias enteras [20].[21]

Trabajos de exhumación de cadáveres en la fosa del Romanzal.

En Llerena se produjeron dos momentos en los que la represión llegó a su máximo grado, el primero en la toma del pueblo, y el segundo tras el intento frustrado de reconquistar la plaza por las tropas republicanas el 31 de agosto. Los días 2 y 6 de septiembre se llevaron a cabo fusilamientos masivos; en el primero fueron asesinadas 31 personas –entre ellas once mujeres-, que tras ser asesinados fueron rociados con gasolina y quemados.

Sobre la llevada a cabo tras la toma del pueblo, Margarita Muñoz Macedo, recordó el testimonio de su madre Rafaela: El 5 de agosto dijeron que estaba la plaza de España llena de cadáveres. Mi madre fue a ver si estaba alguno de sus hermanos, estaba plagada de cadáveres, había una humareda negra, olía a pólvora y carne quemada [22].

Al parecer a Castejón no le importaba ejercer el mismo de verdugo, según el hijo del jefe de la Policía Local, Miguel Ángel Troncos, a su padre le asesinó el propio Castejón.

En Llerena también fueron asesinados algunos de los integrantes de la Columna de los 8.000, hechos prisioneros y llevados a esta población para su ejecución [23].

Como no podía ser de otra manera las «hazañas» de Castejón fueron recompensadas; en 1937 es ascendido a coronel, recibiendo el mando de la 102 División, situada en el frente andaluz; al final de la guerra fue ascendido a general.

Afortunadamente con Castejón no ocurrió lo que aún se mantiene con otros verdugos franquistas; el 28 de abril de 2015 le fue retirada la medalla de oro de la ciudad de Sevilla, que le había sido concedida en 1961.

Bibliografía reseñada en el capítulo

ESPINOSA MAESTRE, Francisco (2003): La columna de la muerte, Barcelona

GARCÍA MÁRQUEZ, José Mª (2012): Las víctimas de la represión militar en la provincia de Sevilla (1936-1963), Sevilla.

GARROT GARROT, José Luis (2020b): La columna de los Ocho Mil, en https://asambleadigital.es/la-columna-de-los-8000/

LAMA, José María (2006): La amargura de la memoria: República y guerra en Zafra (1931-1936), Badajoz.

OLMEDO ALONSO, Ángel (2009): Llerena 1936. Fuentes orales para la reconstrucción de la memoria histórica, Badajoz.

PRESTON, Paul (2011): El holocausto español, Barcelona.

RICHARDS, Michael (2015): Guerra civil, violencia y la construcción del franquismo, en Paul Preston (ed.) La República asediada, Barcelona, pp. 201-238.

[1] Su verdadero nombre era Heliodoro Tella Cantos.

[2] Preston, 2011: 217.

[3] Se difundió el bulo de que era abuelo del presidente del Gobierno Pedro Sánchez, mentira propagada para intentar desprestigiar al presidente. Pedro Sánchez no tiene absolutamente nada que ver con Castejón.

[4] Tomado de Richards

[5] Tomado de Preston, 2011:230.

[6] García Márquez, 2012:19.

[7] El juez municipal Francisco Vázquez Arellano anotó en el registro en colisión con la fuerza del Ejército. Una cínica manera de encubrir un asesinato.

[8] Tomado de Preston, 2011: 228.

[9] Aquella misma noche Castejón marchó a Sevilla, incorporándose dos días después a la Columna de la Muerte.

[10] Tomado de Preston, 2011: 252.

[11] Tomado de Preston, 2011: 252.

[12] Fue fusilado en Castuera en abril de 1939.

[13] Gracias a la intervención del sacerdote Daniel Gómez Ordóñez.

[14] Tomado de Lama: 279.

[15] Ver Lama: 487.

[16] Ver Olmedo, 2009.

[17] Olmedo, 2009: 259-294.

[18] Tomado de Espinosa, 2003: 14.

[19] Testimonio de Rafael Maltrana, citado por Olmedo, 2009: 81.

[20] Tomado de Olmedo, 2009: 124.

[21] En Llerena existe una fosa con gran cantidad de restos de asesinados en el puente del Arroyo Romanzal.

[22] Tomado de Olmedo, 2009: 66

[23] Para conocer con detalle lo ocurrido con la Columna de los 8000, ver mi trabajo GARROT GARROT, José Luis (2020b): La columna de los Ocho Mil, en https://asambleadigital.es/la-columna-de-los-8000/

José Luis Garrot Garrot
José Luis Garrot Garrothttps://asambleadigital.es
Historiador y arabista. Profesor de la UCM

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