Derecha o Democracia: La reacción se echa al monte

El último esperpento político respecto a la renovación de los vocales del CGPJ no es más que otra anécdota sobre las intenciones finales de la derecha y ultraderecha española: recuperar el poder político como sea (el judicial ya lo tienen).

Pero hay un problema mucho mayor, no es un problema, solo, de partidos políticos, sus bases sociales, una derecha tradicional mezclada con el descontento social en ciertos estratos por los efectos de la pandemia y la guerra (también los exasperantes indiferentes y equidistantes que les dan más alas con su neutralidad), aceptan de buena manera que se incumplan leyes si el fin justifica los medios. Todo ello por los que ridículamente se autocalifican como constitucionalistas.

Recordemos que en la propia Constitución en su artículo 122 se refleja que el poder judicial emanará del pueblo y que el Congreso y Senado (de donde emana la soberanía) eligen a parte de los vocales. La opción de que los jueces se eligieran solo ellos mismo crearía un poder autónomo dominado por conservadores (que son el 70% de los jueces, incluidos una mayoría del Opus Dei). Es evidente que tienen clarísimo que ese sistema les beneficia. Los casos de corrupción del PP archivados y un contra poder a un legislativo de izquierdas son evidencias difícilmente refutables.

Pero la renovación del poder judicial es la punta del iceberg, estamos viendo perturbados como una policía “patriótica” pagada con nuestros impuestos se dedicaba a buscar delitos falsos a los oponentes políticos del PP. Pues como bien saben ustedes la respuesta de sus bases no es solo es la indiferencia, es que piensan que es totalmente legítimo y normal. En cualquier país democrático normal este asunto hubiera puesto patas arriba cualquier estado (el Watergate es un chiste comparado con esto).

Sumémosle esa inmunda tolerancia a la corrupción de los suyos, o seguir como borreguitos el discurso de bajar impuestos a los ricos «porque eso beneficia a todos». Lo peor de todo es que no se lo creen ni ellos, pero saben que la economía debe estar controlada por los de siempre, y que debemos dar gracias al empresario por darnos un trabajo (cuando es un derecho constitucional).

Esta parte de la sociedad ya no tiene ni ética ni moral, y es nuestra obligación señalarlos como tales. Son peligrosos y debemos estar preparados y organizados, pues el golpe del nuevo fascismo disfrazado de graciosos conservadores puede ser el principio del fin de la democracia. En Italia veremos un aperitivo de lo que puede venir encima. Pero no porque triunfen más allá de unas elecciones, sino porque nos llevará a todos a un límite en el que igual no es suficiente solo con votar, quizás, si no conseguimos parar esta ola reaccionaria, haya que volver a conquistar la democracia, y no creo que ese siniestro conjunto de fachas y poderes económicos quieran dejar el poder por las buenas. A buen entendedor….

Francisco Javier García Martínez
Francisco Javier García Martínezhttps://asambleadigital.es
Licenciado en Historia. Técnico superior en electromedicina. Activista, defensor de los DDHH y la justicia social

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