Regreso a la Madre Tierra. Por Kate Maclaude

Dedicado a Pilar Cortés

Érase una vez, una mujer feliz. Al menos así lo creía. Disfrutaba dando largos paseos entre los árboles, saboreando el olor a jazmín…o simplemente hablando. Le gustaba tirarse al vacío, sumergirse en el fondo de todo lo que encontraban sus manos, retozar en el barro, subir a las cumbres y gritar en lo alto…

Solíamos verla retrepar en las entrañas de la roca misma, llorar escuchando una guitarra y reír hasta que la risa no era más que un pedazo de ella misma compartido con otro.

Todas las noches, cuando la brisa se acurrucaba en su pelo, iba a la playa, su cuerpo descansaba sobre la arena y, toda ella hecha calma, esperaba la alborada.

Ilustraciones: Sara Olmos Hortelano

Había oído hablar del resurgir del sol, de cómo sus rayos despertaban reflejos de plata sobre las olas, del vespertino cantar de las aves al rayar el día. Pero, cuando ella iba… nunca amanecía.

Las gentes decían que era ciega, pero nunca acertaron a explicarle que era lo que quería decir esta palabra.

Aunque había muchas otras palabras que le desconcertaban, había sentido el calor del rojo, la tibieza del verde y el olor a amarillo limón… pero del amanecer desconocía hasta su llamada.

Un día, cuando la ternura de la mañana jugueteaba con su falda decidió no esperar más. Y fue en busca de la mañana.

Su mano buscó refugio en el mar, y el mar quiso renacer entre sus dedos.

Despertando en cada uno de sus poros, cobrando fuerza, reviviendo en su carne…, su piel y el agua fueron uno y el amanecer empezó a vivir.

Estaba inquieta, muchas veces se había bañado en el agua. En el agua, pero esto era el mar, era el mar embravecido… el único que podía enseñarle a amanecer. Al principio se dio cuenta del peligro… inocente, intentó sacar su mano…

Ilustraciones: Sara Olmos Hortelano
Ilustraciones: Sara Olmos Hortelano

pero el vigor del oleaje atrapó sus dedos, quemó su sangre y bebió sus recuerdos.

Ella se dio cuenta de que ya sólo quería ser mar y se sumergió en él hasta que las

olas besaron su cuello, lamieron su cara y enterraron su pelo.

Ilustraciones: Sara Olmos Hortelano
Ilustraciones: Sara Olmos Hortelano

Nunca más volvimos a verla…

Ilustraciones: Sara Olmos Hortelano

pero se dice que ella sí que consiguió ver más allá que nosotros.

Ilustraciones: Sara Olmos Hortelano

Ilustraciones: Sara Olmos Hortelano

Dedicado a Pilar Cortés

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