Francisco Romero Carrasco. El maestro amigo de Antonio Machado

Ilustración: Eva Carballares

Muchos son los héroes anónimos que sufrieron la represión de Franco durante la Guerra Civil y la posterior “noche” que enterró a España durante casi cuarenta años en la mas oscura de las penumbras. Es prácticamente imposible rendir el homenaje a todas las víctimas del franquismo, pero en este modesto artículo intento aportar mi granito de arena a esa injusticia que aún hoy, en pleno siglo XXI, no ha sido reparada. Para ello he escogido uno de los sectores más represaliados, el de la educación; recordemos que muchos llaman a la II República, la República de los Maestros. De los 60.000 maestros que había durante el periodo republicano, entre 20.000 y 25.000 sufrieron la represión franquista. Miles de ellos fueron vilmente asesinados –solamente en Soria 600-. Como homenaje a todos ellos he querido glosar la figura de Francisco Romero Carrasco.

He de señalar que elegí a Francisco Romero tras escuchar en la cadena Ser el programa de Javier del Pino, A vivir que son dos días.

Datos biográficos

Nació el 26 de febrero de 1879, en Santa Marta de los Barros (Badajoz). Hijo de José Romero y Filomena Carrasco. Solamente tuvo una hermana Laura, fallecida a la temprana edad de 31 años. En abril de 1922 contrajo matrimonio con Carmen García. A los dos años de matrimonio José y Filomena tuvieron a su única hija, Carmen Romero García.

Estudios y trabajos

Alumno brillante con tan sólo veinte años obtiene el título de Maestro de Primera Enseñanza. No terminaron aquí sus estudios de matemáticas, sino que los prolongó hasta 1904 en distintos países europeos: Francia, Bélgica y Suiza.

Larga y brillante fue su trayectoria como docente. En 1904 ocupa plaza de maestro interino en su pueblo natal, trasladándose en 1909, como maestro interino en la Escuela Pública Graduada de Badajoz. De allí pasó, en 1911, a tomar posesión de la plaza de profesor provincial de Pedagogía en Jerez de la Frontera. A los dos años le vemos como profesor numerario de Ciencias de la Escuela Normal Superior de Maestros de Badajoz; escuela de la que es nombrado secretario en 1919.

El 21 de noviembre de 1919 funda junto a otros docentes, entre los que se encontraba Antonio Machado, la Universidad Popular de Segovia. Esta Universidad, en la que impartía Aritmética y Geometría, tenía como objetivo: Exponer elementalmente aquellas enseñanzas que puedan ser inmediatamente aprendidas y utilizadas por los obreros.

Con el paso del tiempo la conciencia política de Francisco va en aumento. Así, en 1922, asume la vicesecretaría del Centro de Defensa de la Ciudad de Almendralejo, que tenía como principal objetivo –como apuntan sus estatutos fundacionales- : sacudir el yugo del funesto caciquismo que durante tantos años ha campado por sus respetos (…) una acción política y social que acabe de una vez con los mangoneadores de los destinos de un pueblo digno de mejor suerte.

En 1926 se traslada a Ciudad Real, ciudad por la que se presenta como candidato en las listas del PSOE en las elecciones de 1931.

En noviembre de 1934 se publica su, obra encomiada internacionalmente, Metodología de las Matemáticas, considerada en aquellos momentos como la obra más completa de su género. En esta obra se observa como Francisco había bebido de los conceptos pedagógicos de la Institución Libre de Enseñanza. (1)

Asesinato

Como muchos otros enseñantes el único delito de Francisco Romero fue intentar impartir una educación adecuada a los tiempos que corrían, lejos de la carpetovetónica enseñanza que impartían las escuelas religiosas –mayoría hasta la llegada de la República-; y mantenerse fiel a la República legítimamente constituida.

El 20 de agosto de 1936 es detenido por un grupo de falangistas. Una vez detenido supuestamente iba a ser trasladado para realizar “prácticas judiciales”. Estas ¨prácticas” fueron su vil asesinato en un paraje conocido como Los Tomillares, en el término municipal de Cobertelada, población cercana a Almazán. Francisco tenía 57 años cuando su cuerpo fue arrojado a una fosa junto al de otros cinco compañeros de profesión: Eloy Serrano Forcén, Vitoriano Tarancón Paredes, Hipólito Olmo Fernández, Elicio Gómez Borque y Abundio Andaluz. Su tumba era conocida por las gentes del lugar como “la fosa de los maestros”.

La represión franquista no se limitaba al exterminio físico, también necesitaba del escarnio de sus víctimas y los familiares de ellas. Ejemplo de ello es que en 1942 – y a pesar de que existía un informa de la comisaria de policía de Ciudad Real dando cuenta de su muerte- es condenado en el Juzgado nº 2 de Madrid a 16 años de prisión.

Exhumación del cadáver y entrega a sus familiares

La exhumación del cadáver y la dificultosa búsqueda de los familiares que aún quedaban vivos, se debió a la gran labor realizada por Montse del Río Arrabal, forense voluntaria de la Asociación Recuerdo y Dignidad.

Tras el asesinato de Francisco, su esposa y su hija, como cientos de miles de españoles, tuvieron que huir de España para escapar de las garras de los asesinos vencedores de la guerra civil. Gracias al barco Winnipeg, fletado por el poeta Pablo Neruda, pudieron escapar de España, llegando a Valparaíso (Chile) el 2 de septiembre de 1939.

La hija de Francisco, Carmen Romero García, trabajaba en la embajada canadiense en Santiago de Chile, su hijo Álvaro cuenta cómo fue su marcha a Canadá: Mi madre trabajaba en la embajada de Canadá en Santiago de Chile. Un día el embajador le dijo que, según los servicios de inteligencia iba a haber un golpe de Estado. Después de todo lo que sufrieron en España, mis padres no podían vivir bajo otra dictadura.

Desde Canadá, Álvaro y sus hermanos Gonzalo, Carmen y Juan Manuel, viajaron a España para hacerse cargo de los restos de su abuelo y poderlos enterrar dignamente en su pueblo natal. Allí descansa junto a su hermana y su madre.

Francisco Romero y Antonio Machado

Se conocieron en Segovia en donde ambos impartían docencia. Ambos compartían pensión, y la tertulia que se reunía en el Casino de Segovia. Este trato hizo que entre ellos se entablara una gran amistad; a tal punto que Antonio Machado escribió unos versos cuando Francisco contrajo matrimonio:

»’Bodas de Francisco Romero»’

Porque leídas fueron
las palabras de Pablo,
y en este claro día
hay ciruelos en flor y almendros rosados
y torres con cigüeñas,
y es aprendiz de ruiseñor todo pájaro,
y porque son las bodas de Francisco Romero,
cantad conmigo: ¡Gaudeamus!

Ya el ceño de la turbia soltería
se borrará en dos frentes ¡fortunati ambo!

De hoy más sabréis, esposos,
cuánto la sed apaga el limpio jarro,
y cuánto lienzo cabe
dentro de un cofre, y cuántos
son minutos de paz, si el ahora vierte
su eternidad menuda grano a grano.

Epílogo

Esta historia de Francisco Romero es parecida a la de cientos de miles de inocentes personas que fueron asesinadas por un genocida llamado Francisco Franco.

Afortunadamente los restos de Francisco han podido ser rescatados. No podemos decir lo mismo de los más de cien mil cadáveres que aún están enterrados en fosas comunes que inundan las cunetas y las tapias de los cementerios españoles.

Esperemos que alguna vez una pizca de decencia haga que el gobierno de España cumpla de una vez por todas con todas estas víctimas y sean rescatados de sus tumbas y entregados a sus familiares para ser enterrados dignamente. Hasta entonces las heridas producidas por la guerra civil y la posterior represión franquista seguirán abiertas.


(1) Llegó a ser director de las colonias de esta magna institución.

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